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(el cual no había asentido al plan y al proceder de los demás) {que era} de Arimatea, ciudad de los judíos, {y} que esperaba el reino de Dios.
Respondiendo Jesús, dijo:
y le hablaron, diciéndole: Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas, o quién te dio esta autoridad?
tal como lo anunció por boca de sus santos profetas desde los tiempos antiguos,
E inclinándose sobre ella, reprendió la fiebre, {y la fiebre} la dejó; y al instante ella se levantó y les servía.
Pero ellos insistían, pidiendo a grandes voces que fuera crucificado. Y sus voces comenzaron a predominar.
y dijo:
Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias; y éste era samaritano.
Mientras estaba todavía hablando, vino* alguien de {la casa del} oficial de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
Cuando éste se acercaba, el demonio lo derribó y lo hizo caer con convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre.
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:
También otro dijo: Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme de los de mi casa.
Y tenía obligación de soltarles un {preso} en cada fiesta.
tal como dijo a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre.
Y he aquí, un hombre de la multitud gritó, diciendo: Maestro, te suplico que veas a mi hijo, pues es el único que tengo,
y al regresar ellos, después de haber pasado todos los días {de la fiesta}, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres,
Y le interrogó extensamente, pero Jesús nada le respondió.
porque tenía una hija única, como de doce años, que estaba al borde de la muerte. Pero mientras El iba, la muchedumbre le apretaba.
Y al saber que {Jesús} pertenecía a la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que también estaba en Jerusalén en aquellos días.
Entonces toda la gente de la región alrededor de los gadarenos le pidió {a Jesús} que se alejara de ellos, porque estaban poseídos de un gran temor. Y El entrando a una barca, regresó.
Y había una piara de muchos cerdos paciendo allí en el monte; y {los demonios} le rogaron que les permitiera entrar en los cerdos. Y El les dio permiso.
Al instante le fue abierta su boca y {suelta} su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios.
Y él les dijo por tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho éste? No he hallado en El ningún delito {digno de} muerte; por tanto, le castigaré y {le} soltaré.
Y todos los que le oían estaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas.
Pero Jesús le dijo:
Cuando El los vio, les dijo:
Y al ver {esto,} todos murmuraban, diciendo: Ha ido a hospedarse con un hombre pecador.
y el tercero la tomaron; y de la misma manera también los siete, y murieron sin dejar hijos.
Eran, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin dejar hijos;
Salió entonces {la gente} a ver qué había sucedido; y vinieron a Jesús, y encontraron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio, y se llenaron de temor.
Y vino temor sobre todos los que vivían a su alrededor; y todas estas cosas se comentaban en toda la región montañosa de Judea.
Respondiendo Jesús, dijo:
Pasada como una hora, otro insistía, diciendo: Ciertamente éste también estaba con El, pues él también es galileo.
Y conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido.
Y cuando El llegó a la casa, no permitió que nadie entrara con El sino {sólo} Pedro, Juan y Jacobo, y el padre y la madre de la muchacha.
y al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que El vivía.
Pero cuando Jesús {lo} oyó, le respondió:
Entonces ellos fueron y encontraron {todo} tal como El les había dicho; y prepararon la Pascua.
Y predicaba en las sinagogas de Judea.
y vendándole los ojos, le preguntaban, diciendo: Adivina, ¿quién es el que te ha golpeado?
y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes le entregaron a sentencia de muerte y le crucificaron.
Entonces rogué a tus discípulos que lo echaran fuera, y no pudieron.
Ni tampoco Herodes, pues nos lo ha remitido de nuevo; y he aquí que nada ha hecho que merezca la muerte.
El aceptó, y buscaba una oportunidad para entregarle, sin hacer un escándalo.
y suponiendo que iba en la caravana, anduvieron camino de un día, y comenzaron a buscarle entre los familiares y conocidos.
y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da gritos, y {el espíritu} le hace caer con convulsiones, echando espumarajos; y magullándole, a duras penas se aparta de él.
Y saliendo fuera, lloró amargamente.
Jesús se detuvo y ordenó que se lo trajeran; y cuando estuvo cerca, le preguntó:
Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo*: Maestro, cuando dices esto, también a nosotros nos insultas.
Los principales sacerdotes y los escribas también estaban allí, acusándole con vehemencia.
Pero el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiera acompañarle; mas El lo despidió, diciendo:
Y cuando los que los cuidaban vieron lo que había sucedido, huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos.
Y Jesús dijo:
Y también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; {pues} cuando fueron de madrugada al sepulcro,
tramando contra El para atrapar{le} en algo que dijera.
Todos la lloraban y se lamentaban; pero El dijo:
Pero ellos no entendían estas palabras, y les estaban veladas para que no las comprendieran; y temían preguntarle acerca de ellas.
Cuando salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarle en gran manera, y a interrogarle minuciosamente sobre muchas cosas,
Pero Jesús dijo:
Entonces él se apresuró a descender y le recibió con gozo.
y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro! ¡Ten misericordia de nosotros!
Después de encender ellos una hoguera en medio del patio, y de sentarse juntos, Pedro se sentó entre ellos.
se acercó {a Jesús} por detrás y tocó el borde de su manto, y al instante cesó el flujo de su sangre.
Pero Pedro dijo: Hombre, yo no sé de qué hablas. Y al instante, estando él todavía hablando, cantó un gallo.
Y los que {lo} habían visto, les contaron cómo el que estaba endemoniado había sido sanado.
Pero si decimos: ``De los hombres", todo el pueblo nos matará a pedradas, pues están convencidos de que Juan era un profeta.
Al ver la mujer que ella no había pasado inadvertida, se acercó temblando, y cayendo delante de El, declaró en presencia de todo el pueblo la razón por la cual le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
Después que la voz se oyó, Jesús fue hallado solo. Ellos se {lo} callaron, y por aquellos días no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Simón respondió, y dijo: Supongo que aquel a quien le perdonó más. Y {Jesús} le dijo:
Entonces Jesús, sabiendo lo que pensaban en sus corazones, tomó a un niño y lo puso a su lado,
Entonces le volvió su espíritu, y se levantó al instante, y El mandó que le dieran de comer.
y les dijo:
Ellos le dijeron: ¿Dónde deseas que {la} preparemos?
Y ellos dijeron: ¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? Pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca.
Los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos; y la piara se precipitó por el despeñadero al lago, y se ahogaron.
Y algunos de los escribas respondieron, y dijeron: Maestro, bien has hablado.
Pero no le recibieron, porque sabían que había determinado ir a Jerusalén.
Los que estaban sentados {a la mesa} con El comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste que hasta perdona pecados?
y no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de El, escuchándole.
Y ellos discurrían entre sí, diciendo: Si decimos: ``Del cielo", El dirá: `` ¿Por qué no le creísteis?"
Jesús entonces les dijo:
Un poco después, otro al verlo, dijo: ¡Tú también eres {uno} de ellos! Pero Pedro dijo: ¡Hombre, no es cierto!
Y sus padres estaban asombrados; pero El les encargó que no dijeran a nadie lo que había sucedido.