'Ella' en la Biblia
Cada uno en la vocación en que fue llamado, en ella se quede.
padecemos persecución, mas no somos desamparados en ella; somos abatidos, mas no perecemos;
la cual es su cuerpo, y él es la plenitud de ella: el cual llena todas las cosas en todos.
y reconciliando a ambos con Dios por el madero en un mismo cuerpo, matando en ella las enemistades.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como lo habéis aprendido, creciendo en ella con acciones de gracias.
Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;
Sabemos que la ley es buena, si se usa de ella legítimamente;
teniendo apariencia de piedad, pero negando la eficacia de ella; a éstos evita.
Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y que engendra hierba a su tiempo a aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios.
Y sobre ella los querubines de la gloria que ponían su sombra sobre el asiento de la reconciliación, cosas de las cuales no se puede ahora hablar en detalle.
Por la fe, Abel ofreció a Dios mayor sacrificio que Caín; por la cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio a sus presentes, y difunto, aún habla por ella.
Mirando bien que ninguno se aparte de la gracia de Dios; que ninguna raíz de amargura brotando os impida, y por ella muchos sean contaminados.
Mas el que hubiere mirado atentamente en la Ley de perfecta libertad, y hubiere perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho.
Con ella bendecimos al Dios, y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, los cuales son hechos a la semejanza de Dios.
desead, como niños recién nacidos, la leche racional, y que es sin engaño, para que por ella crezcáis en salud,
Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal Piedra de la esquina, escogida, preciosa: Y el que creyere en ella, no será confundido.
Apacentad la manada de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia vergonzosa; sino con ánimo pronto;
Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo, serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están, serán quemadas.
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta Profecía, y guardan las cosas que en ella están escritas, porque el tiempo está cerca.
He aquí, yo la echo en cama, y a los que adulteran con ella, en gran tribulación, si no se arrepintieren de sus obras;
y juró por el que vive para siempre jamás, que ha creado el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no será más;
Y ella dio a luz un hijo varón, el cual había de regir todos los gentiles con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.
Entonces el dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo.
Y yo me paré sobre la arena del mar, y vi una bestia subir del mar, que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez diademas; y sobre las cabezas de ella nombre de blasfemia.
Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de él; y hace a la tierra y a los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga de muerte fue curada.
Y otro ángel le siguió, diciendo: Ya es caída, ya es caída Babilonia, aquella gran ciudad, porque ella ha dado a beber a todos los gentiles del vino de la ira de su fornicación.
Porque todos los gentiles han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella; y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.
Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas;
Tornadle a dar como ella os ha dado, y pagadle al doble según sus obras; en el cáliz que ella os dio a beber, dadle a beber doblado.
Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada reina, y no soy viuda, y no veré llanto.
Y la llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales han fornicado con ella y han vivido en deleites, cuando ellos vieren el humo de su incendio,
Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan sobre ella; porque ninguno compra más sus mercaderías:
Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido por ella, se pondrán lejos de ella por el temor de su tormento, llorando y lamentando,
Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles, y profetas; porque Dios ha juzgado vuestra causa sobre ella.
Y en ella es hallada la sangre de profetas y de santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.
porque sus juicios son verdaderos y justos; porque él ha juzgado a la gran ramera, que ha corrompido la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.
Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella los gentiles; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y la bestia fue presa, y con él el falso Profeta que había hecho las señales delante de ella, con las cuales había engañado a los que tomaron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro del lago de fuego ardiendo en azufre.
Y la ciudad está situada y puesta cuadrangular, y su largura es tanta como su anchura. Y él midió la Ciudad con la caña de oro, doce mil estadios; y la largura y la altura y la anchura de ella son iguales.
Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
Y la Ciudad no tenía necesidad de sol, ni de luna, para que resplandezcan en ella; porque la claridad de Dios la ha alumbrado, y el Cordero es su lámpara.
Y los gentiles que hubieren sido salvos andarán en la lumbre de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.
Y llevarán la gloria y la honra de los gentiles a ella.
No entrará en ella ninguna cosa sucia, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero.
En el medio de la plaza de ella, y de un lado y del otro del río, el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol son para la sanidad de los gentiles.
Y toda cosa maldita no será más; sino el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán.