'Su' en la Biblia
tocante a su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que fue hecho de la simiente de David según la carne,
por quien recibimos la gracia y el apostolado, para obediencia de la fe en todas las naciones, por su nombre;
Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,
Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y Divinidad, son claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas; así que no tienen excusa.
Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; antes se envanecieron en sus discursos, y su necio corazón fue entenebrecido.
y de la misma manera también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, recibiendo en sí mismos la recompensa que convino a su extravío.
Y como no les pareció retener a Dios en su conocimiento, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer lo que no conviene;
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, y paciencia y longanimidad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?
mostrando ellos, la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia y sus pensamientos, acusándose o aun excusándose unos a otros,
y conoces su voluntad, y apruebas lo mejor; siendo instruido por la ley;
De manera que si el incircunciso guarda la justicia de la ley, ¿no será su incircuncisión contada como circuncisión?
Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?
Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan, veneno de áspides hay debajo de sus labios;
siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús;
a quien Dios ha puesto en propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia por la remisión de los pecados pasados, en la paciencia de Dios,
para manifestar su justicia en este tiempo; para que Él sea justo, y el que justifica al que cree en Jesús.
Pero al que no obra, pero cree en Aquél que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
Porque la promesa de que él sería heredero del mundo, no fue dada a Abraham o a su simiente por la ley, sino por la justicia de la fe.
Y no se debilitó en la fe, ni consideró su cuerpo ya muerto (siendo ya como de cien años), ni la matriz muerta de Sara.
Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Mas Dios encarece su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Mucho más ahora, estando ya justificados en su sangre, por Él seremos salvos de la ira.
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo; mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de su muerte, también lo seremos en la semejanza de su resurrección;
Porque la mujer que tiene marido está ligada por la ley a su marido mientras él vive; mas si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.
Así que, si viviendo su marido, se casa con otro hombre, será llamada adúltera; pero si su marido muere, ella queda libre de la ley, y si se casa con otro hombre no será adúltera.
Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
Y si el Espíritu de Aquél que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó a Cristo de entre los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Y sabemos que todas las cosas ayudan a bien, a los que aman a Dios, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?
Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, inculpa? porque, ¿quién ha resistido a su voluntad?
¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira, preparados para destrucción;
y para hacer notorias las riquezas de su gloria para con los vasos de misericordia que Él preparó de antemano para gloria,
Hermanos, ciertamente el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para su salvación.
Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer su propia justicia, no se han sujetado a la justicia de Dios.
Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡En ninguna manera! Porque también yo soy israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
Dios no ha desechado a su pueblo, al cual antes conoció. ¿O no sabéis qué dice la Escritura de Elías, cómo hablando con Dios contra Israel dice:
Y David dice: Séales vuelta su mesa en trampa y en red, y en tropezadero y retribución:
Sus ojos sean oscurecidos para que no vean, y agóbiales su espalda siempre.
Digo, pues: ¿Han tropezado para que cayesen? ¡En ninguna manera! Mas por su caída vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos.
Bien; por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te enaltezcas, antes teme.
Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permaneciereis en su bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
Porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, y si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.
No debáis a nadie nada, sino amaos unos a otros, porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley.
¿Tú quién eres, que juzgas al siervo ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, que poderoso es Dios para hacerle estar firme.
Uno hace diferencia entre un día y otro; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente seguro en su propia mente.
Cada uno de nosotros agrade a su prójimo para su bien, para edificación.
y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre.
Y otra vez dice: Regocijaos, gentiles, con su pueblo.
Saludad también a la iglesia que está en su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es de los primeros frutos de Acaya para Cristo.
Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía.
Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpas, y a todos los santos que están con ellos.