'He' en la Biblia
SEÑOR Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;
SEÑOR Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;
He aquí ha tenido parto de iniquidad; concibió de su propio trabajo, y dio a luz mentira.
En el SEÑOR he confiado. ¿Cómo decís a mi alma: Escapa al monte cual ave?
Porque he aquí, los malos entesaron el arco, apercibieron sus saetas sobre la cuerda para asaetear en oculto a los rectos de corazón.
Mas yo en tu misericordia he confiado; se alegrará mi corazón en tu salud.
Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.
Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí; porque estando El a mi diestra, no seré conmovido.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Y fui perfecto para con él, y me he guardado de mi iniquidad.
Ahora he conocido que el SEÑOR ha guardado a su ungido; lo oirá desde los cielos de su santidad con las valentías de la salud de su diestra.
He Encamíname en tu verdad, y enséñame; porque tú eres el Dios de mi salud; a ti he esperado todo el día.
Taf Integridad y rectitud me guardarán; porque a ti he esperado.
Júzgame, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado; y en el SEÑOR he confiado; no vacilaré.
No me he sentado con los varones de falsedad; ni entré con los hipócritas.
SEÑOR, la habitación de tu Casa he amado, y el lugar del tabernáculo de tu gloria.
He caminado en rectitud; en las congregaciones bendeciré al SEÑOR.
El SEÑOR es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?
Una cosa he demandado al SEÑOR, ésta buscaré; que esté yo en la Casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR, y para inquirir en su templo.
En ti, oh SEÑOR, he esperado; no sea yo avergonzado para siempre; líbrame en tu justicia.
Aborrecí a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en el SEÑOR he esperado.
De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos en gran manera, y horror a mis conocidos; los que me ven fuera, huyen de mí.
He sido olvidado del todo como un muerto; he venido a ser como un vaso perdido.
Porque he oído afrenta de muchos, cerrado de temores; cuando consultaban juntos contra mí, e ideaban para prenderme el alma.
SEÑOR, no sea yo confundido, porque te he invocado; sean confusos los impíos, sean cortados para el Seol.
He aquí, el ojo del SEÑOR sobre los que le temen, sobre los que esperan su misericordia;
He ¡A él miraron y fueron alumbrados! Y sus rostros no se avergonzaron.
He Déjate de la ira, y depón el enojo; no te enojes en manera alguna para hacerte malo.
He Los impíos desenvainaron espada, y entesaron su arco, para arruinar al pobre y al menesteroso; para degollar a los de recto proceder.
Nun Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan.
Pero pasó, y he aquí no aparece; lo busqué, y no fue hallado.
Porque a ti, oh SEÑOR, he esperado; tú responderás, SEÑOR Dios mío.
He aquí como a palmos diste a mis días, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. (Selah.)
Entonces dije: He aquí, vengo; en el envoltorio del libro está escrito de mí:
He anunciado justicia en grande congregación; he aquí, no detuve mis labios, SEÑOR, tú lo sabes.
No encubrí tu justicia en medio de mi corazón; tu verdad y tu salvación he declarado; no negué tu misericordia y tu verdad en grande ayuntamiento.
Yo dije: SEÑOR, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
En esto habré conocido que te he agradado, que mi enemigo no se holgará de mí.
Porque he aquí los reyes de la tierra fueron reunidos; pasaron todos.
¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis calcañares me cercará?
Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas por eso que de cierto sería yo como tú; yo te argüiré, y las pondré delante de tus ojos.
Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y puro en tu juicio.
He aquí, el dolor de mi iniquidad me ha hecho revolcar; mi madre me concibió para que el pecado fuera removido de mí.
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo; y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
He aquí un varón que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas; se esforzó en su maldad.
He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor es con los que sustentan mi alma.
Deshace, oh Señor, divide la lengua de ellos; porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado, no temeré lo que la carne me hiciere.
En Dios he confiado; no temeré lo que el hombre me pueda hacer.
Porque he aquí están acechando mi vida; se han juntado contra mí fuertes sin rebelión mía, y sin pecado mío, oh SEÑOR.
He aquí proferirán con su boca; espadas están en sus labios, porque dicen: ¿Quién oye?
Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: Que de Dios es la fortaleza.
Al que cabalga sobre los cielos de los cielos de antigüedad; he aquí dará su voz, poderosa voz.
He trabajado llamando, mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
Porque por ti he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi rostro.
He sido extrañado de mis hermanos, y extraño a los hijos de mi madre.
Por ti he sido sustentado desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; de ti ha sido siempre mi alabanza.
He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en limpieza;
y he sido azotado todo el día, y castigado por las mañanas:
Si dijera yo, hablaré como ellos; he aquí habría negado la generación de tus hijos:
Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; tú cortas a todo aquel que fornica de ti.
Y en cuanto a mí, el acercarme a Dios me es el bien; he puesto en el Señor DIOS mi esperanza, para contar todas tus obras.
He aquí ha herido la peña, y corrieron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Aparejará carne a su pueblo?
Porque he aquí que braman tus enemigos; y tus aborrecedores han alzado cabeza.
Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen; he aquí Filistea, y Tiro, con Etiopía; éste nació allá.
Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh SEÑOR, cada día he extendido a ti mis manos.
Mas yo a ti he clamado, oh SEÑOR; y de mañana te previno mi oración.
Yo soy pobre y menesteroso; desde la juventud he llevado tus temores, he estado medroso.
Entonces hablaste en visión a tu santo, y dijiste: Yo he puesto el socorro sobre uno que es valiente; he ensalzado un escogido de mi pueblo.
Una vez he jurado por mi santidad, no mentiré a David.
Porque he aquí tus enemigos, oh SEÑOR, porque he aquí tus enemigos perecerán; serán disipados todos los que obran maldad.
Mis días son como la sombra que se va; y me he secado como la hierba.
Yo he sido para ellos objeto de oprobio; me miraban, y meneaban su cabeza.
He Honra y hermosura es su obra; Vau y su justicia permanece para siempre.
He Hacienda y riquezas habrá en su casa; Vau y su justicia permanece para siempre.
Con todo mi corazón te he buscado, no me dejes errar de tus mandamientos.
En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.
Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.
En el camino de tus testimonios me he gozado, como sobre toda riqueza.
Aparta de mí, oprobio y menosprecio; porque tus testimonios he guardado.
Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí.
Me he allegado a tus testimonios; oh SEÑOR, no me avergüences.
HE Enséñame, oh SEÑOR, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin.
Quita de mí el oprobio que he temido, porque buenos son tus juicios.
He aquí yo he codiciado tus mandamientos, vivifícame en tu justicia.
Y daré por respuesta a mi avergonzador, que en tu palabra he confiado.
Y me deleitaré en tus mandamientos, que he amado.
Los soberbios se burlaron mucho de mí, mas no me he apartado de tu ley.
Compañía de impíos me han robado, mas no me he olvidado de tu ley.
Bondad de sentido y sabiduría me enseña; porque tus mandamientos he creído.
Se engrosó el corazón de ellos como sebo; mas yo en tu ley me he deleitado.
Los que te temen, me verán, y se alegrarán; porque en tu palabra he esperado.
Porque estoy como el odre al humo; mas no he olvidado tus estatutos.
Casi me han consumido por tierra; mas yo no he dejado tus mandamientos.
Tuyo soy yo, guárdame; porque he buscado tus mandamientos.
A toda perfección he visto fin; amplio sobremanera es tu mandamiento.
MEM ¡Cuánto he amado tu ley! Todo el día es ella mi meditación.