'Ley' en la Biblia
Los demás de los hechos de Josías, y sus obras piadosas, conforme a lo que está escrito en la ley de Jehová,
Entonces se levantó Jesúa hijo de Josadac, y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel, y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.
Este Esdras subió de Babilonia, el cual era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y el rey le concedió todo lo que pidió, según la mano de Jehová su Dios era sobre él.
Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová, y para hacer y enseñar a Israel mandamientos y juicios.
Artajerjes, rey de los reyes, a Esdras sacerdote, escriba de la ley del Dios del cielo: Perfecta paz, etcétera.
Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano;
Y por mí el rey Artajerjes es dado mandamiento a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os demandare Esdras sacerdote, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda prestamente,
Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, prestamente sea juzgado, o a muerte, o a destierro, o a confiscación de bienes, o a prisión.
Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que echaremos a todas las esposas extranjeras y a los nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que tiemblan ante el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley.
Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas. Y dijeron al escriba Esdras que trajese el libro de la ley de Moisés, que Jehová mandó a Israel.
Y Esdras el sacerdote, trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres, y de todo entendido para escuchar, el primer día del mes séptimo.
Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y entendidos; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.
Y Jesúa, y Bani, y Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Odías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabad, Hanán, Pelaías, levitas, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba en su lugar.
Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.
Y Nehemías el Tirsata, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis: porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.
Y al día siguiente se reunieron los príncipes de las familias de todo el pueblo, sacerdotes, y levitas, a Esdras escriba, para entender las palabras de la ley.
Y hallaron escrito en la ley que Jehová había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en cabañas en la fiesta solemne del mes séptimo;
Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el postrero; y celebraron la fiesta por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según lo establecido.
Y puestos de pie en su lugar, leyeron en el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron y adoraron a Jehová su Dios.
Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti; e hicieron grandes abominaciones.
Y los amonestaste para que volviesen a tu ley; mas ellos fueron soberbios, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá. Pero ellos dieron la espalda, y endurecieron su cerviz, y no escucharon.
Y nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes, y nuestros padres, no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios, con que les amonestabas.
Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros, y cantores, sirvientes del templo y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, sus esposas, y sus hijos y sus hijas, todos los que podían comprender y discernir,
se adhirieron a sus hermanos y sus principales, y entraron en protesta y juramento de que andarían en la ley de Dios, que fue dada por medio de Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos de Jehová nuestro Señor, y sus juicios y sus estatutos.
Nos impusimos además por ley el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo, para la obra de la casa de nuestro Dios;
Echamos también las suertes, los sacerdotes, los levitas, y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada un año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley.
Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestras bestias, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios:
Y aconteció que cuando oyeron la ley, apartaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros.
Y la bebida era según la ley: Sin ninguna obligación; porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa; que se hiciese según la voluntad de cada uno.
Preguntó entonces el rey a los sabios que conocían los tiempos (porque así era la costumbre del rey para con todos los que sabían la ley y el derecho;
Según la ley, ¿qué se ha de hacer con la reina Vasti, por cuanto no ha cumplido la orden del rey Asuero, enviada por medio de los eunucos?
Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber estado ya doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres (porque así se cumplía el tiempo de sus purificaciones, esto es, seis meses con óleo de mirra, y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres),
Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey saben, que cualquier hombre o mujer que entra al rey al patio de adentro sin ser llamado, hay una sola ley para él: Debe morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para entrar al rey estos treinta días.
Ve, y junta a todos los judíos que se hallan en Susán, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y así entraré al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.
Y en el mes duodécimo que es el mes de Adar, al día trece del mismo, en el que tocaba se ejecutase el mandamiento del rey y su ley, el mismo día en que esperaban los enemigos de los judíos enseñorearse de ellos, fue lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de sus enemigos.
Toma ahora la ley de su boca, y pon sus palabras en tu corazón.
Cuando Él hizo ley a la lluvia, y camino al relámpago de los truenos:
antes en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.
La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
La ley de su Dios está en su corazón; No vacilarán sus pasos.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mi corazón.
«Masquil de Asaf» Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
Él estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel; la cual mandó a nuestros padres que la enseñasen a sus hijos;
No guardaron el pacto de Dios, ni quisieron andar en su ley;
Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios;
Bienaventurado el hombre a quien tú, oh Jehová, corriges, y en tu ley lo instruyes;
¿Se juntará contigo el trono de iniquidades, que forma agravio por ley?
ALEF. Bienaventurados los perfectos de camino; los que andan en la ley de Jehová.
Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.
Aparta de mí el camino de mentira; y concédeme con gracia tu ley.
Dame entendimiento, y guardaré tu ley; y la observaré de todo corazón.
Y guardaré tu ley continuamente, eternamente y para siempre.
Los soberbios se burlaron mucho de mí; mas no me he apartado de tu ley.
Horror se apoderó de mí, a causa de los impíos que dejan tu ley.
Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, y guardé tu ley.
Compañía de impíos me han robado; mas no me he olvidado de tu ley.
Se engrosó el corazón de ellos como sebo; mas yo en tu ley me he deleitado.
Mejor me es la ley de tu boca, que millares de oro y plata.
Vengan a mí tus misericordias, y viva; porque tu ley es mi delicia.
Los soberbios han cavado hoyos para mí; mas no obran según tu ley.
Si tu ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido.
MEM. ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.
De continuo está mi alma en mi mano; mas no me he olvidado de tu ley.
SAMEC. Los pensamientos vanos aborrezco; mas amo tu ley.
Tiempo es de actuar, oh Jehová; porque han invalidado tu ley.
Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.
Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad.
Se me han acercado los que siguen la maldad; Lejos están de tu ley.
RESH. Mira mi aflicción, y líbrame; porque de tu ley no me he olvidado.
La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo.
Mucha paz tienen los que aman tu ley; y no hay para ellos tropiezo.
He deseado tu salvación, oh Jehová; y tu ley es mi delicia.
Y los estableció eternamente y para siempre; les puso ley que no será quebrantada.
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la ley de tu madre;
Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos;
Porque os doy buena enseñanza; no desamparéis mi ley.
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la ley de tu madre:
Guarda mis mandamientos, y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos.
La ley del sabio es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte.
Los que abandonan la ley, alaban a los impíos; mas los que la guardan, contenderán con ellos.
El que guarda la ley es hijo prudente; mas el que es compañero de glotones, avergüenza a su padre.
El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable.
Donde no hay visión el pueblo perece; mas el que guarda la ley, es bienaventurado.
No sea que bebiendo olviden la ley, y perviertan el derecho de todos los hijos afligidos.
Abre su boca con sabiduría; y la ley de misericordia está en su lengua.
Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y Él nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.
Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos.
¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.
Que este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;
No se cansará, ni desmayará, hasta que haya establecido juicio en la tierra; y las islas esperarán su ley.
Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla.
¿Quién dio a Jacob por despojo, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos? Pero no quisieron andar en sus caminos, ni obedecieron su ley.
Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi juicio descubriré para luz de pueblos.
Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus injurias.
Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese obrado justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.
Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? Y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron por Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.
Oye, tierra. He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no atendieron a mis palabras, y aborrecieron mi ley.
¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente, he aquí que en vano se cortó la pluma, por demás fueron los escribas.