'Mis' en la Biblia
«Salmo de David, cuando huía de adelante de Absalón su hijo» ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí.
Levántate, oh Jehová; sálvame, oh Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebrantaste.
«Al Músico principal: sobre Nehilot: Salmo de David» Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi meditación.
Guíame, Jehová, en tu justicia a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino.
Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque yo estoy debilitado; sáname, oh Jehová, porque mis huesos están conmovidos.
Fatigado estoy de mi gemir; toda la noche hago nadar mi cama con mis lágrimas, riego mi lecho con mi llanto.
Mis ojos están consumidos de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
Sean avergonzados y muy aterrados todos mis enemigos; que se vuelvan y súbitamente sean avergonzados.
Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;
Levántate, oh Jehová, en tu ira; levántate a causa de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.
mis enemigos volvieron atrás; caerán y perecerán delante de ti.
Mira, óyeme, Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte;
para que no diga mi enemigo: Lo he vencido: Mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare;
Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.
Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseñan mis riñones.
Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.
de la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos mortales que me rodean.
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
Jehová me pagó conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.
Por tanto Jehová me pagó conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos.
Tú, pues, encenderás mi lámpara: Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.
quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas;
Él adiestra mis manos para la batalla, y el arco de acero será quebrado por mis brazos.
Ensanchaste mis pasos debajo de mí, para que mis pies no resbalasen.
Perseguí a mis enemigos, y los alcancé, y no volví hasta acabarlos.
Los herí, de modo que no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies.
Pues me ceñiste de fuerza para la pelea; has sometido bajo mis pies a los que se levantaron contra mí.
Y me has dado la cerviz de mis enemigos, para que yo destruya a los que me aborrecen.
El que me libra de mis enemigos: Tú me enalteciste sobre los que se levantan contra mí; me has librado del hombre violento.
Estoy derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron: Mi corazón es como cera, derretido en medio de mis entrañas.
Porque perros me han rodeado, me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies.
Contar puedo todos mis huesos; ellos me miran, y me observan.
Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi ropa echaron suertes.
Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.
De ti será mi alabanza en la gran congregación; mis votos pagaré delante de los que le temen.
Aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos.
De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová.
Mis ojos están siempre hacia Jehová; porque Él sacará mis pies de la red.
Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.
Mira mi aflicción y mi trabajo; y perdona todos mis pecados.
Mira mis enemigos, que se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen.
Porque tu misericordia está delante de mis ojos, y camino en tu verdad.
Lavaré en inocencia mis manos, y andaré alrededor de tu altar, oh Jehová:
Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean; y yo ofreceré en su tabernáculo sacrificios de júbilo: Cantaré y entonaré salmos a Jehová.
Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud, a causa de mis enemigos.
No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
Oye la voz de mis ruegos cuando a ti clamo, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis súplicas.
«Salmo cantado en la dedicación de la casa de David» Te glorificaré, oh Jehová; porque me has levantado, y no hiciste a mis enemigos alegrarse de mí.
Y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en lugar espacioso.
Ten misericordia de mí, oh Jehová, que estoy en angustia; de pesar se han consumido mis ojos, mi alma, y mis entrañas.
Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se ha debilitado mi fuerza a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.
De todos mis enemigos he sido oprobio, más de mis vecinos, y horror a mis conocidos; los que me veían fuera, huían de mí.
En tu mano están mis tiempos: Líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores.
Y decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; mas tú oíste la voz de mis súplicas, cuando a ti clamé.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. (Selah)
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos.
Busqué a Jehová, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores.
Y saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salvación.
Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?
Anduve como si fuesen mis amigos, mis hermanos; como el que trae luto por su madre, enlutado me humillaba.
No se alegren de mí los que injustamente son mis enemigos; ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
No hay nada sano en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.
Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí.
Hieden y se corrompen mis llagas, a causa de mi locura.
Porque mis lomos están llenos de irritación, y nada hay sano en mi carne.
Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto.
Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor; y aun la misma luz de mis ojos se ha ido de mí.
Mis amigos y mis compañeros se quitaron de delante de mi plaga; y mis cercanos se pusieron lejos.
Porque mis enemigos están vivos y fuertes; y se han aumentado los que me aborrecen sin causa:
«Al Músico principal, a Jedutún: Salmo de David» Yo dije: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua: Guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí.
Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuál sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy.
He aquí diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente el hombre, aun en su mejor estado, es completa vanidad. (Selah)
Líbrame de todas mis transgresiones; no me pongas por escarnio del insensato.
Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor: no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy para contigo, y advenedizo, como todos mis padres.
Y me sacó del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Sacrificio y ofrenda no te agradan; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado.
He predicado justicia en grande congregación; he aquí no he refrenado mis labios, Jehová, tú lo sabes.
Porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista; son más numerosas que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
como con una espada en mis huesos? Mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
«Al Músico principal: sobre Sosanim: para los hijos de Coré: Masquil: Canción de amores» Rebosa mi corazón palabra buena: Refiero yo al Rey mis obras: Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis acechadores me rodee?
Juntadme mis santos; los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que narrar mis leyes, y que tomar mi pacto en tu boca?
Pues tú aborreces la instrucción, y echas a tu espalda mis palabras.
«Al Músico principal: Salmo de David, cuando después que entró a Betsabé, vino a él Natán el profeta» Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Porque yo reconozco mis rebeliones; y mi pecado está siempre delante de mí.
Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.
Señor, abre mis labios; y publicará mi boca tu alabanza.
Él volverá el mal a mis enemigos; córtalos por tu verdad.
Porque me ha librado de toda angustia, y en mis enemigos vieron mis ojos mi deseo.
Me devorarían cada día mis enemigos; porque muchos son los que pelean contra mí, oh Altísimo.
Todos los días pervierten mis palabras; contra mí son todos sus pensamientos para mal.
Se reúnen, se esconden, miran atentamente mis pasos, acechan mi vida.
Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma: ¿No están ellas en tu libro?
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