'Mis' en la Biblia
Y respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?
Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
Volvió á enviar otros siervos, diciendo: Decid á los llamados: He aquí, mi comida he aparejado; mis toros y animales engordados son muertos, y todo está prevenido: venid á las bodas.
El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis á uno de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis.
Y él dijo: Id á la ciudad á cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa haré la pascua con mis discípulos.
Y después que le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes: para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta: Se repartieron mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.
Entonces Jesús les dice: No temáis: id, dad las nuevas á mis hermanos, para que vayan á Galilea, y allí me verán.
Y él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
Y luego Jesús, conociendo en sí mismo la virtud que había salido de él, volviéndose á la compañía, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará también de él, cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
Y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creíste á mis palabras, las cuales se cumplirán á su tiempo.
Porque he aquí, como llegó la voz de tu salutación á mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Todo aquel que viene á mí, y oye mis palabras, y las hace, os enseñaré á quién es semejante:
Y vuelto á la mujer, dijo á Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos.
No me diste beso, mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
No ungiste mi cabeza con óleo; mas ésta ha ungido con ungüento mis pies.
El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la ejecutan.
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal el Hijo del hombre se avergonzará cuando viniere en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles.
Y el de dentro respondiendo, dijere: No me seas molesto; la puerta está ya cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y darte?
Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo donde juntar mis frutos?
Y dijo: Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores, y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes;
Mas él respondiendo, dijo al padre: He aquí tantos años te sirvo, no habiendo traspasado jamás tu mandamiento, y nunca me has dado un cabrito para gozarme con mis amigos:
El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy á los pobres; y si en algo he defraudado á alguno, lo vuelvo con el cuatro tanto.
Y también á aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de mí.
El cielo y la tierra pasarán; mas mis palabras no pasarán.
Y decid al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer la pascua con mis discípulos?
Empero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones:
Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy: palpad, y ved; que el espíritu ni tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Y si á sus escritos no creéis, ¿cómo creeréis á mis palabras?
Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.
Mas vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;
Y el que oyere mis palabras, y no las creyere, yo no le juzgo; porque no he venido á juzgar al mundo, sino á salvar al mundo.
El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
Dícele Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, mas aun las manos y la cabeza.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré á él.
El que no me ama, no guarda mis palabras: y la palabra que habéis oído, no es mía, sino del Padre que me envió.
Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor.
Vosotros sois mis amigos, si hiciereis las cosas que yo os mando.
Y todas mis cosas son tus cosas, y tus cosas son mis cosas: y he sido glorificado en ellas.
Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado á los Judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí.
Y dijeron entre ellos: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será; para que se cumpliese la Escritura, que dice: Partieron para sí mis vestidos, Y sobre mi vestidura echaron suertes. Y los soldados hicieron esto.
Dícele Jesús: No me toques: porque aun no he subido á mi Padre: mas ve á mis hermanos, y diles: Subo á mi Padre y á vuestro Padre, á mi Dios y á vuestro Dios.
Luego dice á Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos: y alarga acá tu mano, y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel.
Y cuando hubieron comido, Jesús dijo á Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Dícele; Sí Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis corderos.
Vuélvele á decir la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Respóndele: Sí, Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis ovejas.
Dícele la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Entristecióse Pedro de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y dícele: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo. Dícele Jesús: Apacienta mis ovejas.
Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz, y hablóles diciendo: Varones Judíos, y todos los que habitáis en Jerusalem, esto os sea notorio, y oid mis palabras.
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
El cielo es mi trono, Y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo?
Esto empero te confieso, que conforme á aquel Camino que llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas;
Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones,
Mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi espíritu, y que me lleva cautivo á la ley del pecado que está en mis miembros.
Porque deseara yo mismo ser apartado de Cristo por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;
Mas acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos á un pueblo rebelde y contradictor.
Saludad á Priscila y Aquila, mis coadjutores en Cristo Jesús;
Saludad á Andrónico y á Junia, mis parientes, y mis compañeros en la cautividad, los que son insignes entre los apóstoles; los cuales también fueron antes de mí en Cristo.
Os saludan Timoteo, mi coadjutor, y Lucio y Jasón y Sosipater, mis parientes.
No escribo esto para avergonzaros: mas amonéstoos como á mis hijos amados.
Por lo cual os he enviado á Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os amonestará de mis caminos cuáles sean en Cristo, de la manera que enseño en todas partes en todas las iglesias.
De este tal me gloriaré, mas de mí mismo nada me gloriaré, sino en mis flaquezas.
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo.
Y aprovechaba en el Judaismo sobre muchos de mis iguales en mi nación, siendo muy más celador que todos de las tradiciones de mis padres.
No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones;
Por tanto, pido que no desmayéis á causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.
Por esta causa doblo mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Mas para que también vosotros sepáis mis negocios, y cómo lo paso, todo os lo hará saber Tichîco, hermano amado y fiel ministro en el Señor:
Siempre en todas mis oraciones haciendo oración por todos vosotros con gozo,
Como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, sois todos vosotros compañeros de mi gracia.
De manera que mis prisiones han sido célebres en Cristo en todo el pretorio, y á todos los demás;
Y muchos de los hermanos en el Señor, tomando ánimo con mis prisiones, se atreven mucho más á hablar la palabra sin temor.
Los unos anuncian á Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción á mis prisiones;
Así que á éste espero enviaros, luego que yo viere cómo van mis negocios;
Mas tuve por cosa necesaria enviaros á Epafrodito, mi hermano, y colaborador y compañero de milicia, y vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades;
Asimismo te ruego también á ti, hermano compañero, ayuda á las que trabajaron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también, y los demás mis colaboradores, cuyos nombres están en el libro de la vida.
Todos mis negocios os hará saber Tichîco, hermano amado y fiel ministro y consiervo en el Señor:
La salutación de mi mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amén. \'
Doy gracias á Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar tengo memoria de ti en mis oraciones noche y día;
Por lo cual te aconsejo que despiertes el don de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos.
Doy gracias á mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones.
Ruégote por mi hijo Onésimo, que he engendrado en mis prisiones,
El cual te vuelvo á enviar; tu pues, recíbele como á mis entrañas.
Sí, hermano, góceme yo de ti en el Señor; recrea mis entrañas en el Señor.
Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis cooperadores.
Diciendo: Anunciaré á mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré.
Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.
A causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos.
Por lo cual, este es el pacto que ordenaré á la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en el alma de ellos, Y sobre el corazón de ellos las escribiré; Y seré á ellos por Dios, Y ellos me serán á mí por pueblo:
Y este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en sus corazones, Y en sus almas las escribiré:
Porque de mis prisiones también os resentisteis conmigo, y el robo de vuestros bienes padecisteis con gozo, conociendo que tenéis en vosotros una mejor sustancia en los cielos, y que permanece.
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