'No' en la Biblia
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni se sentó en silla de burladores;
Y será como el árbol plantado junto a arroyos de aguas, que da su fruto en su tiempo; y su hoja no cae, y todo lo que hace, prosperará.
No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento.
Por tanto no se levantarán los malos en el juicio; ni los pecadores en la congregación de los justos.
Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere de aquí a poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.
Muchos dicen de mi alma: No hay para él salud en Dios. (Selah.)
No temeré de diez millares de gente, que pusieren cerco contra mí.
Temblad, y no pequéis. Meditad en vuestro corazón sobre vuestra cama, y desistid. (Selah.)
Porque tú no eres un Dios que ame la maldad: El malo no habitará junto a ti.
No estarán los locos que se gobiernan por afecto o consejo de la carne delante de tus ojos; aborreces a todos los que obran iniquidad.
Porque no hay en su boca rectitud; sus entrañas son llenas de maldad; sepulcro abierto es su garganta, con su lengua lisonjearán.
SEÑOR, no me reprendas con tu furor, ni me castigues con tu ira.
Porque en la muerte no hay memoria de ti, ¿quién te loará en el Seol?
no sea que arrebaten mi alma, como león que despedaza, sin que haya quien libre.
Si no se volviere, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.
Y en ti confiarán los que conocen tu nombre; por cuanto tú, oh SEÑOR, no desamparaste a los que te buscaron.
Porque demandando la sangre se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los humildes.
Porque no para siempre será olvidado el humilde; ni la esperanza de los pobres perecerá para siempre.
Levántate, oh SEÑOR; no se fortalezca el hombre; sean juzgados los gentiles delante de ti.
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios. No está Dios en todos sus pensamientos.
Dice en su corazón: No seré movido en ningún tiempo, porque no me alcanzará el mal.
Levántate, oh SEÑOR Dios, alza tu mano, no te olvides de los humildes.
¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho que no lo inquirirás.
Quebranta el brazo del inicuo; del malo buscarás su maldad, y no la hallarás.
para juzgar al huérfano y al pobre; no volverá más a hacer violencia el hombre de la tierra.
Mira, óyeme, SEÑOR Dios mío: Alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte;
para que no diga mi enemigo: Lo vencí; mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare.
Dijo el loco en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron, hicieron obras abominables; no hay quien haga bien.
Todos declinaron, juntamente, se han corrompido; no hay quien haga bien, no hay ni siquiera uno.
Ciertamente conocieron esto todos los que obran iniquidad, que devoran a mi pueblo como si pan comieran; al SEÑOR no invocaron.
El que no revolvió con su lengua, ni hizo mal a su prójimo, ni levantó vergüenza contra su prójimo.
Aquel a cuyos ojos es menospreciado el vil; mas honra a los que temen al SEÑOR; juró en daño suyo, y no mudó.
Quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente tomó soborno. El que hace estas cosas, no resbalará para siempre.
Di al SEÑOR: Señor tú eres mi bien; no tengo otro bien fuera de ti.
Multiplicarán sus dolores los que se apresuraren tras otro dios; no ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.
Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí; porque estando El a mi diestra, no seré conmovido.
Porque no dejarás mi alma en el Seol; ni darás tu Misericordioso para que vea corrupción.
Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has refinado, y nada inicuo hallaste; lo que pensé, no pasó mi boca.
Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.
Por cuanto guardé los caminos del SEÑOR, y no me volví impío apostatando de mi Dios.
Porque todos sus juicios estuvieron delante de mí, y no eché de mí sus estatutos.
Ensancharás mis pasos debajo de mí, y no titubearán mis rodillas.
Perseguiré a mis enemigos, y los alcanzaré, y no volveré hasta acabarlos.
Los heriré, y no podrán levantarse; caerán debajo de mis pies.
Clamaron, y no hubo quién se salvara; aun al SEÑOR, mas no los oyó.
Me libraste de contiendas de pueblo; me pusiste por cabecera de gentiles; pueblo que no conocí, me sirvió.
No hay idioma ni lenguaje donde no es oída su voz.
De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta la extremidad de ellos; y no hay quien se esconda de su calor.
Detén asimismo a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré perfecto, y estaré limpio de gran rebelión.
El deseo de su corazón le diste, y no le negaste lo que sus labios pronunciaron. (Selah.)
Por cuanto el Rey confía en el SEÑOR, y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.
Porque tendieron mal contra ti; fraguaron maquinaciones, mas no prevalecieron.
Dios mío, clamo de día, y no oyes; y de noche, y no puedo estar en silencio.
Clamaron a ti, y fueron librados; esperaron en ti, y no se avergonzaron.
Mas yo soy gusano, y no varón; oprobio de los hombres, y desecho del pueblo.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.
Mas tú, SEÑOR, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate para mi ayuda.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre en espíritu, ni de él escondió su rostro; y cuando clamó a él, le oyó.
El SEÑOR es mi pastor; no desfalleceré.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me confortarán.
El limpio de manos, y limpio de corazón; el que no tomó en vano mi Nombre, ni juró con engaño.
Bet Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos.
Zain De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh SEÑOR.
Sin Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié.
Júzgame, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado; y en el SEÑOR he confiado; no vacilaré.
No me he sentado con los varones de falsedad; ni entré con los hipócritas.
No juntes con los pecadores mi alma, ni con los varones de sangre mi vida,
Aunque se asiente campamento contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo en esto confío.
No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.
No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y quien habla calumnia.
Hubiera yo desmayado, si no creyera que tengo de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes.
A ti llamaré, oh SEÑOR, fuerza mía; no te desentiendas de mí; para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro.
No me arrebates a una con los malos, y con los que hacen iniquidad; los cuales hablan paz con su prójimo, y la maldad está en su corazón.
Porque no entendieron las obras del SEÑOR, y el hecho de sus manos, los derribará, y no los edificará.
Te ensalzaré, oh SEÑOR; porque me has ensalzado; y no hiciste alegrar mis enemigos de mí.
Y dije yo en mi prosperidad: No seré jamás conmovido;
Por tanto a ti canté gloria, y no callé; SEÑOR Dios mío, te alabaré para siempre.
En ti, oh SEÑOR, he esperado; no sea yo avergonzado para siempre; líbrame en tu justicia.
y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en anchura.
SEÑOR, no sea yo confundido, porque te he invocado; sean confusos los impíos, sean cortados para el Seol.
Bienaventurado el hombre a quien no contará el SEÑOR la iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Confesaré, dije, contra mí mis rebeliones al SEÑOR; y tú perdonarás la maldad de mi pecado. (Selah.)
Por esto orará a ti todo misericordioso en el tiempo de poder hallarte; ciertamente en la inundación de las muchas aguas no llegarán éstas a él.
No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento; con cabestro y con freno su boca ha de ser sujetada, porque si no, no llegan a ti.
El rey no es salvo con la multitud del ejército; no escapa el valiente con la mucha fuerza.
Vanidad es el caballo para la salvación; con la grandeza de su fuerza no librará.
He ¡A él miraron y fueron alumbrados! Y sus rostros no se avergonzaron.
Tet Temed al SEÑOR, vosotros sus santos; porque no hay falta para los que le temen.
Yod Los leoncillos necesitaron, y tuvieron hambre; pero los que buscan al SEÑOR, no tendrán falta de ningún bien.
Tau El SEÑOR rescate el alma de sus siervos; y no serán declarados culpables cuantos en él confían.
Se levantaron testigos falsos; me demandaron lo que no sabía;
Pero ellos se alegraron en mi cojera, y se juntaron; se juntaron contra mí los verdugos, y yo no lo entendía; me despedazaban, y no cesaban;
No se alegren de mí mis enemigos sin por qué; ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
Porque no hablan paz; y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
Tú lo has visto, oh SEÑOR; no calles: Señor, de mí no te alejes.
Júzgame conforme a tu justicia, SEÑOR Dios mío; y no se alegren de mí.
No digan en su corazón: ¡Ea, nuestro deseo es cumplido! No digan: ¡Lo hemos devorado!
La rebelión del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; no quiso entender para bien hacer.
Iniquidad piensa sobre su cama; está en camino no bueno, no aborrece el mal.