'Nos' en la Biblia
Ahora, pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenida en poco delante de ti toda la aflicción que nos ha alcanzando a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, y a nuestros profetas, y a nuestros padres, y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
Nos impusimos además por ley el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo, para la obra de la casa de nuestro Dios;
Lo que los sabios nos contaron de sus padres, y no lo encubrieron;
¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a Él?
El que en el vientre me hizo a mí, ¿no lo hizo a él? ¿Y no nos dispuso uno mismo en la matriz?
si los siervos de mi morada no decían: ¡Oh que nos diese de su carne, pues no estamos saciados!
que nos enseña más que a las bestias de la tierra, y nos hace sabios más que las aves del cielo?
Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
Nosotros nos alegraremos en tu salvación, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; conceda Jehová todas tus peticiones.
Ellos se doblegaron y cayeron; mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie.
Salva, Jehová; que el Rey nos oiga el día que lo invoquemos.
«Al Músico principal; para los hijos de Coré: Masquil» Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían.
En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre. (Selah)
Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales con nuestros ejércitos.
Nos has hecho retroceder ante el enemigo, y los que nos aborrecían nos han saqueado para sí.
Nos pusiste como a ovejas para comida, y nos esparciste entre las naciones.
Nos pusiste por vergüenza a nuestros vecinos, por escarnio y por burla a los que nos rodean.
Nos pusiste por proverbio entre las naciones, por movimiento de cabeza en los pueblos.
Todo esto nos ha sobrevenido, pero no nos hemos olvidado de ti; y no hemos faltado a tu pacto.
aunque nos quebrantaste en el lugar de los dragones y nos cubriste con sombra de muerte.
Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, o extendido nuestras manos a dios ajeno,
Pero por causa de ti nos matan cada día; somos contados como ovejas para el matadero.
Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.
Él nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó. (Selah)
Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios, en medio de tu templo.
Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre: Él nos guiará, aun hasta la muerte.
«Al Músico principal; sobre Susan-edut: Mictam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, e hirió de Edom en el valle de la Sal a doce mil» Oh Dios, tú nos has desechado, nos disipaste; te has airado; ¡vuélvete a nosotros!
Has hecho ver a tu pueblo duras cosas; nos hiciste beber el vino de aturdimiento.
Ciertamente, tú, oh Dios, que nos habías desechado; y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos.
Con tremendas cosas, en justicia, nos responderás tú, oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la tierra, y de los más remotos confines del mar.
Volvió el mar en tierra seca; por el río pasaron a pie; allí en Él nos alegramos.
Porque tú nos probaste, oh Dios: nos refinaste como se refina la plata.
Nos metiste en la red; pusiste aflicción en nuestros lomos.
Hombres hiciste cabalgar sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por el agua, pero nos sacaste a un lugar de abundancia.
«Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo: Cántico» Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros (Selah);
La tierra dará su fruto: Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
Bendito sea el Señor; cada día nos colma de bendiciones el Dios de nuestra salvación. (Selah)
«Masquil de Asaf» ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué humea tu furor contra las ovejas de tu prado?
¿Hasta cuándo, oh Dios, el angustiador nos afrentará? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?
las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron.
Nos pusiste por contienda a nuestros vecinos; y nuestros enemigos se burlan entre sí.
Así no nos apartaremos de ti: Vida nos darás, e invocaremos tu nombre.
La justicia irá delante de Él, y nos pondrá en el camino de sus pasos.
«Oración de Moisés varón de Dios» Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación.
De mañana sácianos de tu misericordia; y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
Alégranos conforme a los días que nos afligiste, y los años que vimos el mal.
Reconoced que Jehová es Dios: Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades; ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
Sálvanos, Jehová Dios nuestro, y reúnenos de entre las naciones, para que alabemos tu santo nombre, para que nos gloriemos en tus alabanzas.
¿No eres tú, oh Dios, el que nos habías desechado, y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?
Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá. Bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aarón.
Éste es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él.
Dios es Jehová que nos ha resplandecido: Atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar.
vivos nos habrían tragado entonces, cuando se encendió su furor contra nosotros.
Entonces nos habrían inundado las aguas; sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente:
Bendito Jehová, que no nos dio por presa a los dientes de ellos.
y nos rescató de nuestros enemigos, porque para siempre es su misericordia.
Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sión.
Y los que allí nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos alguno de los cánticos de Sión.
Hija de Babilonia, serás destruida, bienaventurado el que te diere el pago de lo que tú nos hiciste.
¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
Atráeme; en pos de ti correremos. Me metió el rey en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; nos acordaremos de tus amores más que del vino; los rectos te aman.
¿Qué es tu amado más que otro amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado, que así nos conjuras?
Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un pequeño remanente, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra.
Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y Él nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
En aquel tiempo siete mujeres echarán mano de un hombre, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos ser llamadas por tu nombre, y así quitar nuestro oprobio.
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado será sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Al tiempo de la tarde he aquí turbación; y antes de la mañana ya no es. Ésta es la porción de los que nos despojan, y la suerte de los que nos saquean.
Y se dirá en aquel día: He aquí Éste es nuestro Dios, en Él hemos esperado, y Él nos salvará; Éste es Jehová; en Él hemos esperado, estaremos alegres y nos regocijaremos en su salvación.
Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.
Porque habéis dicho: Hemos hecho un pacto con la muerte, e hicimos un acuerdo con el infierno; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, pues hemos hecho de la mentira nuestro refugio, y en la falsedad nos hemos escondido.
¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras son en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?
Que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras;
Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey, Él mismo nos salvará.
Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.
Mirad no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno a su tierra de la mano del rey de Asiria?
Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos.
Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos: ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Es Verdad.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.
Por esto se alejó de nosotros el juicio, y no nos alcanzó justicia; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandor, y andamos en oscuridad.
De las misericordias de Jehová haré mención, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de su bondad hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades.
Pero tú eres nuestro Padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro Padre; nuestro Redentor, perpetuo es tu nombre.
¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.
Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
Y nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para asirse de ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.
¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?
Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos hizo andar por el desierto, por una tierra desierta y barrancosa, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?
Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre: porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día; y no hemos obedecido la voz de Jehová nuestro Dios.
Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo; Él nos guarda los tiempos establecidos de la siega.
¿Por qué nos estamos sentados? Congregaos, y entremos en las ciudades fortificadas, y allí reposaremos; porque Jehová nuestro Dios nos ha hecho callar, dándonos a beber bebida de hiel, porque pecamos contra Jehová.
Porque voz de endecha fue oída de Sión: ¡Cómo hemos sido destruidos! en gran manera hemos sido confundidos. ¿Por qué dejamos la tierra? ¿Por qué nos han echado de sí nuestras moradas?
¿Por qué has de ser como hombre atónito, y como valiente que no puede librar? Mas tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.
¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sión? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya curación para nosotros? Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de sanidad, y he aquí turbación.
Por amor de tu nombre no nos deseches, ni deshonres el trono de tu gloria: acuérdate, no anules tu pacto con nosotros.
Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas. No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado.
Mas habéis dicho: Jehová nos ha levantado profetas en Babilonia.
Porque por eso nos envió a decir en Babilonia: Largo va el cautiverio; edificad casas, y morad; plantad huertos y comed el fruto de ellos.
Mas ellos dijeron: No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Recab nuestro padre nos mandó, diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos: