'Santos' en la Biblia
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria;
Y los sepulcros fueron abiertos, y muchos cuerpos de los santos que habían dormido, se levantaron;
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación perversa y adúltera, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
tal como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio del mundo;
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando viniere en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles.
a quien ciertamente es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de todos sus santos profetas que han sido desde el principio del mundo.
Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, de cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;
Y aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida.
Y él, dándole la mano, la levantó; y llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.
lo cual también hice en Jerusalén, y yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido autoridad de los príncipes de los sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.
A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos. Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Y el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Compartiendo para las necesidades de los santos; dados a la hospitalidad.
Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos.
Porque los de Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una contribución para los santos pobres que están en Jerusalén.
Para que sea librado de los incrédulos que están en Judea, y la ofrenda de mi servicio la cual traigo para Jerusalén sea acepta a los santos;
que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa que necesite de vosotros, porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo también.
Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpas, y a todos los santos que están con ellos.
a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en todo lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.
¿Osa alguno de vosotros, teniendo algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?
¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar las cosas más pequeñas?
Porque el marido no creyente es santificado en la esposa, y la esposa no creyente en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; mas ahora son santos.
porque Dios no es autor de confusión, sino de paz; como en todas las iglesias de los santos.
En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia.
Hermanos, ya conocéis a la familia de Estéfanas, que son las primicias de Acaya, y que se han hecho adictos al ministerio de los santos,
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y nuestro hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están por toda Acaya:
pidiéndonos con muchos ruegos que aceptásemos la ofrenda y la comunicación del servicio para los santos.
Pero en cuanto a la suministración para los santos, por demás me es escribiros;
Porque la suministración de este servicio, suple no sólo lo que a los santos falta, sino también abunda en muchas acciones de gracias a Dios;
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos que están en Éfeso, y a los fieles en Cristo Jesús.
según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él, en amor,
Por lo cual también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y amor para con todos los santos,
alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos;
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y de la familia de Dios;
misterio que en otras edades no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu;
A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me es dada esta gracia de predicar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo;
podáis comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura;
a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo;
Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros como conviene a santos;
orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos.
Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan.
Todos los santos os saludan, y mayormente los que son de la casa de César.
a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos,
dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
en su cuerpo de carne, mediante la muerte; para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de Él;
el misterio que había estado oculto desde los siglos y por generaciones, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de longanimidad;
para que sean afirmados vuestros corazones en santidad, irreprensibles delante de Dios y Padre nuestro, para la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
Os conjuro por el Señor, que esta carta sea leída a todos los santos hermanos.
cuando viniere para ser glorificado en sus santos, y para ser admirado en aquel día en todos los que creen (porque nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).
Que tenga testimonio de buenas obras; si crió hijos; si ha ejercitado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha seguido toda buena obra.
oyendo de tu amor, y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos;
Porque tenemos gran gozo y consolación en tu amor, de que por ti, oh hermano, han sido recreadas las entrañas de los santos.
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado a su nombre, habiendo ministrado a los santos y ministrándoles aún.
Saludad a todos vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os saludan.
sino que, así como Aquél que os llamó es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra manera de vivir;
porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
porque la profecía no vino en tiempo pasado por la voluntad del hombre; sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo guiados por el Espíritu Santo.
para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento de nosotros los apóstoles del Señor y Salvador;
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros tocante a la común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos a que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.
De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor viene con decenas de millares de sus santos,
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno arpas, y tazones de oro llenos de perfumes, que son las oraciones de los santos.
Y otro ángel vino y se puso en pie delante del altar, teniendo un incensario de oro; y le fue dado mucho incienso para que lo ofreciese con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios con las oraciones de los santos.
Y se han airado las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo para que los muertos sean juzgados, y para que des el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos, y a los que temen tu nombre, pequeños y grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra.
Y le fue dado hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También le fue dado poder sobre toda tribu, y lengua y nación.
El que lleva en cautividad, irá en cautividad; el que a espada matare, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos.
él también beberá del vino de la ira de Dios, el cual es vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles, y delante del Cordero.
Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
Por cuanto ellos derramaron la sangre de santos y de profetas, y tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.
Y vi a la mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé maravillado con gran asombro.
Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos apóstoles y profetas; porque Dios os ha vengado en ella.
Y en ella fue hallada la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.
Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es la justicia de los santos.
Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos, y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los devoró.
Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de los santos profetas ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben acontecer en breve.
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