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'Dios' en la Biblia

Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré.

Desbaratados, oh Dios; caigan por sus propios consejos; por la multitud de sus rebeliones échalos, porque se rebelaron contra ti.

SEÑOR Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;

Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

Sus caminos prosperan en todo tiempo; tus juicios, {oh Dios,} están en lo alto, lejos de su vista; a todos sus adversarios los desprecia.

¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho que no lo inquirirás.

El SEÑOR miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, por ver si había algún entendido, que buscara a Dios.

En mi angustia llamé al SEÑOR, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

Por cuanto guardé los caminos del SEÑOR, y no me volví impío apostatando de mi Dios.

El Dios que me da las venganzas, y sujetó pueblos debajo de mí.

Dios mío, clamo de día, y no oyes; y de noche, y no puedo estar en silencio.

Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. (Selah.)

Pe Rescate, oh Dios, a Israel de todas sus angustias.

A ti, oh DIOS, llamaré; y al Señor suplicaré.

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

Dios mío, mi alma está en mí abatida; por tanto me acordaré de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.

Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?

Porque tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?

¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún tengo de alabar a quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.

Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus tiempos, en los tiempos antiguos.

si nos hubiéramos olvidado del Nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios ajeno,

Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.

Del Río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, el santuario de las tiendas del Altísimo.

El SEÑOR de los ejércitos es con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)

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