'Ti' en la Biblia
- 1.Gé 3:15-Éx 23:20
- 2.Éx 23:23-Deuteronomio 18:15
- 3.Deuteronomio 19:1-1 Samuel 17:45
- 4.1 Samuel 17:46-2 Reyes 3:14
- 5.2 Reyes 4:3-Salmos 5:3
- 6.Salmos 5:4-Salmos 86:4
- 7.Salmos 86:9-Isaías 47:9
- 8.Isaías 47:11-Jeremías 48:32
- 9.Jeremías 48:43-Ezequiel 28:18
- 10.Ezequiel 28:19-Malaquías 1:8
- 11.Malaquías 2:14-Hechos 22:19
- 12.Hechos 23:18-Apocalipsis 18:23
Todas las gentes que hiciste vendrán y se humillarán delante de ti, Señor; Y glorificarán tu nombre.
Cosas ilustres son dichas de ti, Ciudad de Dios. (Selah.)
Y cantores y tañedores en ella dirán: Todas mis fuentes estarán en ti.
Canción: Salmo para los hijos de Coré: al Músico principal: para cantar sobre Mahalath; Masquil de Hemán Ezrahita. OH Jehová, Dios de mi salud, Día y noche clamo delante de ti.
Mis ojos enfermaron á causa de mi aflicción: Hete llamado, oh Jehová, cada día; He extendido á ti mis manos.
Mas yo á ti he clamado, oh Jehová; Y de mañana mi oración te previno.
Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová, Y tu verdad está en torno de ti.
Pusiste nuestras maldades delante de ti, Nuestros yerros á la luz de tu rostro.
Caerán á tu lado mil, Y diez mil á tu diestra: Mas á ti no llegará.
Pues que á sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
Salmo de David. MISERICORDIA y juicio cantaré: A ti cantaré yo, oh Jehová.
Oración del pobre, cuando estuviere angustiado, y delante de Jehová derramare su lamento. JEHOVA, oye mi oración, Y venga mi clamor á ti.
Los hijos de tus siervos habitarán, Y su simiente será afirmada delante de ti.
Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida á su tiempo.
Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán Por cordel de vuestra heredad.
Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos; A ti cantaré salmos entre las naciones.
En los atrios de la casa de Jehová, En medio de ti, oh Jerusalem. Aleluya.
Mi Dios eres tú, y á ti alabaré: Dios mío, á ti ensalzaré.
En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.
Mi carne se ha extremecido por temor de ti; Y de tus juicios tengo miedo.
A ti clamé; sálvame, Y guardaré tus testimonios.
Guardado he tus mandamientos y tus testimonios; Porque todos mis caminos están delante de ti.
TAU. Acérquese mi clamor delante de ti, oh Jehová: Dame entendimiento conforme á tu palabra.
Venga mi oración delante de ti: Líbrame conforme á tu dicho.
Por amor de mis hermanos y mis compañeros Hablaré ahora paz de ti.
A causa de la casa de Jehová nuestro Dios, Buscaré bien para ti.
Cántico gradual. A TI que habitas en los cielos, Alcé mis ojos.
Cántico gradual. DE los profundos, oh Jehová, á ti clamo.
Empero hay perdón cerca de ti, Para que seas temido.
Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, Sobre Faraón, y sobre todos sus siervos.
Si me olvidare de ti, oh Jerusalem, Mi diestra sea olvidada.
Mi lengua se pegue á mi paladar, Si de ti no me acordare; Si no ensalzare á Jerusalem Como preferente asunto de mi alegría.
Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día: Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
No fué encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fuí formado, Y compaginado en lo más bajo de la tierra.
Porque blasfemias dicen ellos contra ti: Tus enemigos toman en vano tu nombre
Salmo de David. JEHOVA, á ti he clamado; apresúrate á mí; Escucha mi voz, cuando te invocare.
Sea enderezada mi oración delante de ti como un perfume, El don de mis manos como la ofrenda de la tarde.
Por tanto á ti, oh Jehová Señor, miran mis ojos: En ti he confiado, no desampares mi alma.
Clamé á ti, oh Jehová, Dije: Tú eres mi esperanza, Y mi porción en la tierra de los vivientes.
Y no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti ningún viviente.
Extendí mis manos á ti; Mi alma á ti como la tierra sedienta. (Selah.)
Hazme oir por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado: Hazme saber el camino por donde ande, Porque á ti he alzado mi alma
Líbrame de mis enemigos, oh Jehová: A ti me acojo.
Oh Dios, á ti cantaré canción nueva: Con salterio, con decacordio cantaré á ti.
Los ojos de todos esperan en ti, Y tú les das su comida en su tiempo.
Porque fortificó los cerrojos de tus puertas; Bendijo á tus hijos dentro de ti.
HIJO mío, si tomares mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,
No intentes mal contra tu prójimo, Estando él confiado de ti.
Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de labios.
Tus ojos miren lo recto, Y tus párpados en derechura delante de ti.
Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo.
Si fueres sabio, para ti lo serás: Mas si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.
Para que tu confianza sea en Jehová, Te las he hecho saber hoy á ti también.
Para hacerte saber la certidumbre de las razones verdaderas, Para que puedas responder razones de verdad á los que á ti enviaren?
Si no tuvieres para pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?
CUANDO te sentares á comer con algún señor, Considera bien lo que estuviere delante de ti;
Porque el defensor de ellos es el Fuerte, El cual juzgará la causa de ellos contra ti.
Detén tu pie de la casa de tu vecino, Porque harto de ti no te aborrezca.
Tampoco apliques tu corazón á todas las cosas que se hablaren, porque no oigas á tu siervo que dice mal de ti:
Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la lenidad hará cesar grandes ofensas.
Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes comen de mañana!
Llévame en pos de ti, correremos. Metióme el rey en sus cámaras: Nos gozaremos y alegraremos en ti; Acordarémonos de tus amores más que del vino: Los rectos te aman.
Toda tú eres hermosa, amiga mía Y en ti no hay mancha.
Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo; Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey Ligada en los corredores.
Las mandrágoras han dado olor, Y á nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, nuevas y añejas. Que para ti, oh amado mío, he guardado.
Y volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todo tu estaño:
Por haber acordado maligno consejo contra ti el Siro, con Ephraim y con el hijo de Remalías, diciendo:
Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola en lo profundo, ó arriba en lo alto.
Jehová hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Ephraim se apartó de Judá, es á saber, al rey de Asiria.
Aumentando la gente, no aumentaste la alegría. Alegraránse delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.
Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos dice así: Pueblo mío, morador de Sión, no temas de Assur. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, á la manera de Egipto:
Y DIRAS en aquel día: Cantaré á ti, oh Jehová: pues aunque te enojaste contra mí, tu furor se apartó, y me has consolado.
Regocíjate y canta, oh moradora de Sión: porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.
Aun las hayas se holgaron de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros.
El infierno abajo se espantó de ti; te despertó muertos que en tu venida saliesen á recibirte, hizo levantar de sus sillas á todos los príncipes de la tierra, á todos los reyes de las naciones.
Inclinarse han hacia ti los que te vieren, te considerarán diciendo: ¿Es este aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;
Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados: todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque lejos se habían huído.
¿Qué tienes tú aquí, ó á quien tienes tú aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, ó el que esculpe para sí morada en una peña?
Terror y sima y lazo sobre ti, oh morador de la tierra.
Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado.
Jehová Dios nuestro, señores se han enseñoreado de nosotros fuera de ti; mas en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.
Como la preñada cuando se acerca el parto gime, y da gritos con sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová.
Anda, pueblo mío, éntrate en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la ira.
Porque asentaré campo contra ti en derredor, y te combatiré con ingenios, y levantaré contra ti baluartes.
Ciertamente el pueblo morará en Sión, en Jerusalem: nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; en oyendo la voz de tu clamor te responderá.
AY de ti, el que saqueas, y nunca fuiste saqueado; el que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabares de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabares de hacer deslealtad, haráse contra ti.
Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, á ti hemos esperado: tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salud en tiempo de la tribulación.
Y dijo Rabsaces: ¿Envióme mi señor á ti y á tu señor, á que dijese estas palabras, y no á los hombres que están sobre el muro, para comer su estiércol y beber su orina con vosotros?
Esto es lo que Jehová habló de él: Hate menospreciado, y ha hecho escarnio de ti la virgen hija de Sión: meneó su cabeza á tus espaldas la hija de Jerusalem.
Y dijo: Oh Jehová, ruégote te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezechîas con gran lloro.
He aquí amargura grande me sobrevino en la paz: Mas á ti plugo librar mi vida del hoyo de corrupción. Porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
Entonces Isaías profeta vino al rey Ezechîas, y díjole: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido á ti? Y Ezechîas respondió: De tierra muy lejos han venido á mí, de Babilonia.
De tus hijos que hubieren salido de ti, y que engendraste, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
He aquí que todos los que se airan contra ti, serán avergonzados y confundidos: serán como nada y perecerán, los que contienden contigo.
Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
Porque yo Jehová Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tú Salvador: á Egipto he dado por tu rescate, á Etiopía y á Seba por ti.
Porque en mis ojos fuiste de grande estima, fuiste honorable, y yo te amé: daré pues hombres por ti, y naciones por tu alma.
Yo iré delante de ti, y enderezaré las tortuosidades; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos;
Así dice Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los Sabeos hombres agigantados, se pasarán á ti, y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos: á ti harán reverencia, y á ti suplicarán, diciendo: Cierto, en ti está Dios, y no
Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez: en toda su perfección vendrán sobre ti, por la multitud de tus adivinanzas, y por la copia de tus muchos agüeros.
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