11381 casos

'Los' en la Biblia

Los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos.

Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue llamado del nombre de ellas.

sin sus siervos y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cantores y cantoras.

Y algunos de las cabezas de los padres, cuando vinieron a la Casa del SEÑOR la cual estaba en Jerusalén, ofrecieron voluntariamente para la Casa de Dios, para levantarla en su asiento.

Y habitaron los sacerdotes, y los levitas, y los del pueblo, y los cantores, y los porteros y los netineos, en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades.

Y llegado el mes séptimo, y ya los hijos de Israel en las ciudades, se juntó el pueblo como un varón en Jerusalén.

Entonces se levantó Jesúa hijo de Josadac, y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel, y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.

Y asentaron el altar sobre sus basas, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos al SEÑOR, holocaustos a la mañana y a la tarde.

Hicieron asimismo la fiesta de los tabernáculos, como está escrito, y holocaustos cada día por cuenta, conforme a la ordenanza, cada cosa en su día;

Y dieron dinero a los carpinteros y oficiales; asimismo comida y bebida, y aceite a los sidonios y tirios, para que trajeran madera de cedro del Líbano al mar de Jope, conforme a la voluntad de Ciro rey de Persia sobre ellos.

Y en el año segundo de su venida a la Casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron Zorobabel hijo de Salatiel, y Jesúa hijo de Josadac, y los otros sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén; y pusieron a los levitas de veinte años arriba para que tuvieran cargo de la obra de la Casa del SEÑOR.

Y estuvo Jesúa, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá, como un varón para dar prisa a los que hacían la obra en la casa de Dios: los hijos de Henadad, sus hijos y sus hermanos, levitas.

Y los albañiles del templo del SEÑOR echaron los cimientos; y pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas, con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabaran al SEÑOR, según la ordenanza de David rey de Israel.

Y muchos de los sacerdotes y de los levitas y de las cabezas de los padres, viejos, que habían visto la casa primera, viendo fundar esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.

Y oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín, que los hijos de la cautividad edificaban el templo del SEÑOR Dios de Israel,

vinieron a Zorobabel, y a las cabezas de los padres, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscaremos a vuestro Dios, y a él sacrificamos desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo subir aquí.

Y les dijo Zorobabel, y Jesúa, y los demás cabezas de los padres de Israel: No nos conviene edificar con vosotros Casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos al SEÑOR Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.

Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los moradores de Judá y de Jerusalén.

Y en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel, y los demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura de la carta estaba hecha en siriaco, y declarada en siriaco.

Entonces Rehum canciller, y Simsai escriba, y los demás compañeros suyos, los dineos, afarsataceos, tefarleos, afarseos, ercueos, babilonios, susasceos, dieveos, y los elamitas;

y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar (Senaquerib) transportó, e hizo habitar en las ciudades de Samaria, y los demás del otro lado del río, y de Cheenet.

Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros, vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y han fundado los muros; y puesto los fundamentos.

Ahora, notorio sea al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren fundados, no darán el tributo, impuesto, y rentas, y el catastro de los reyes será menoscabado.

para que busque en el libro de las historias de nuestros padres; y hallarás en el libro de las historias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones; por lo que esta ciudad fue destruida.

Hacemos saber al rey, que si esta ciudad fuere edificada, y los muros fundados, la parte más allá del río no será tuya.

El rey envió esta respuesta a Rehum canciller, y a Simsai escriba, y a los demás de sus compañeros que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río y a Cheenet:

Y por mí fue dado mandamiento, y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de tiempo antiguo se levanta contra los reyes, y se rebela, y se forma en ella sedición;

Y mirad bien que no hagáis error en esto, ¿por qué habrá de crecer el daño para perjuicio de los reyes?

Entonces, cuando el traslado de la carta del rey Artajerjes fue leído delante de Rehum, y de Simsai escriba, y sus compañeros, fueron prestamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y fuerza.

Y profetizaron Hageo profeta, y Zacarías hijo de Iddo, profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel a ellos.

Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel, y Jesúa hijo de Josadac; y comenzaron a edificar la Casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.

Entonces les dijimos en orden a esto, ¡cuáles eran los nombres de los varones que edificaban este edificio!

Mas los ojos de su Dios fueron sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el negocio viniera a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto.

Traslado de la carta que Tatnai, capitán de este lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros los afarsaqueos, que estaban a este lado del río, enviaron al rey Darío.

Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la Casa del gran Dios, la cual se edifica de piedra de mármol; y los maderos son puestos en las paredes, y la obra se hace aprisa, y prospera en sus manos.

Entonces preguntamos a los ancianos, diciéndoles así: ¿Quién os dio mandamiento para edificar esta Casa, y para fundar estos muros?

Y también les preguntamos sus nombres para hacértelo saber, para escribirte los nombres de los varones que estaban por cabezas de ellos.

Mas después que nuestros padres se ensañaron contra el Dios de los cielos, él los entregó en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta Casa, e hizo transportar el pueblo a Babilonia.

Y también los vasos de oro y de plata de la Casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén, y los había metido en el templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, al cual había puesto por capitán;

Entonces este Sesbasar vino, y puso los fundamentos de la Casa de Dios que estaba en Jerusalén, y desde entonces hasta ahora se edifica, y aún no está acabada.

Y ahora, si al rey parece bien, búsquese en la casa de los tesoros del rey que está allí en Babilonia, si es así que por el rey Ciro haya sido dado mandamiento para edificar esta Casa de Dios que está en Jerusalén, y envíenos a decir la voluntad del rey sobre esto.

Entonces el rey Darío dio mandamiento, y buscaron en la casa de los libros, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia.

los órdenes, tres de piedra de mármol, y un orden de madera nueva y que el gasto sea dado de la casa del rey.

Y también los vasos de oro y de plata de la Casa de Dios, que Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y los pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan al templo que está en Jerusalén, a su lugar, y sean puestos en la Casa de Dios.

Ahora pues, Tatnai, capitán del otro lado del río, Setar-boznai, y sus compañeros los afarsaqueos que estáis al otro lado del río, apartaos de ahí.

Dejad la obra de esa Casa de Dios al capitán de los judíos, y a sus ancianos, para que edifiquen esa Casa de Dios en su lugar.

Y por mí es dado mandamiento de lo que habéis de hacer con los ancianos de estos judíos, para edificar esa Casa de Dios: que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, los gastos sean dados luego a aquellos varones, para que no cesen.

Y lo que fuere necesario, becerros y carneros y corderos, para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, déseles cada día sin obstáculo alguno;

Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía de Hageo profeta, y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y acabaron, por el mandamiento del Dios de Israel, y por el mandamiento de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia.

Y los hijos de Israel, los sacerdotes y los levitas, y los demás de los hijos de la cautividad, hicieron la dedicación de esta Casa de Dios con gozo.

Y pusieron a los sacerdotes en sus repartimientos, y a los levitas en sus divisiones, sobre la obra de Dios que está en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.

Y los hijos de la cautividad hicieron la pascua a los catorce del mes primero.

Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado como un varón; todos fueron limpios; y sacrificaron la pascua por todos los de la transmigración, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos.

Y comieron los hijos de Israel que habían vuelto de la transmigración, y todos los que se habían apartado de la inmundicia de los gentiles de la tierra a ellos, para buscar al SEÑOR Dios de Israel.

E hicieron la fiesta de los panes ázimos siete días con alegría, por cuanto el SEÑOR los había alegrado, y había convertido el corazón del rey de Asiria a ellos, para esforzar sus manos en la obra de la Casa de Dios, del Dios de Israel.

Y subieron con él a Jerusalén de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros, y netineos, en el séptimo año del rey Artajerjes.

Artajerjes, rey de los reyes, a Esdras sacerdote, escriba perfecto de la ley del Dios del cielo y a Cheenet:

y toda la plata y el oro que hallares en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que de su voluntad ofrecieren para la casa de su Dios que está en Jerusalén.

Por tanto con diligencia comprarás con esta plata becerros, carneros, corderos, con sus presentes y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios que está en Jerusalén.

Y los vasos que te son entregados para el servicio de la Casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén.

Y lo demás necesario para la Casa de tu Dios que te fuere menester dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey.

Y por mí el rey Artajerjes es dado mandamiento a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os demandare Esdras sacerdote, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda luego,

Y a vosotros os hacemos saber, que a todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, netineos y ministros de la casa de este Dios, ninguno pueda imponerles tributo, o impuesto, o renta.

Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios que tienes, pon por jueces y gobernadores, que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que tienen noticia de las leyes de tu Dios; y al que no la tuviere le enseñaréis.

Y sobre mí extendió misericordia delante del rey y de sus consultores, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, confortado según la mano de mi Dios sobre mí, junté los principales de Israel para que subieren conmigo.

De los hijos de Finees, Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel; de los hijos de David, Hatús;

de los hijos de Secanías y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él, genealogía de varones, ciento cincuenta;

de los hijos de Pahat-moab, Elioenai, hijo de Zeraías, y con él doscientos varones;

de los hijos de Secanías, el hijo de Jahaziel, y con él trescientos varones;

de los hijos de Adín, Ebed, hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones;

de los hijos de Elam, Jesaías, hijo de Atalías, y con él setenta varones;

y de los hijos de Sefatías, Zebadías, hijo de Micael, y con él ochenta varones;

de los hijos de Joab, Obadías, hijo de Jehiel, y con él doscientos dieciocho varones;

y de los hijos de Selomit, el hijo de Josifías, y con él ciento sesenta varones;

y de los hijos de Bebai, Zacarías, hijo de Bebai, y con él veintiocho varones;

y de los hijos de Azgad, Johanán, hijo de Hacatán, y con él ciento diez varones;

y de los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos nombres son éstos, Elifelet, Jeiel, y Semaías, y con ellos sesenta varones;

y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos setenta varones.

Y los junté junto al río que viene a Ahava, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes, no hallé allí de los hijos de Leví.

y los envié a Iddo, capitán en el lugar de Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que habían de hablar a Iddo, y a sus hermanos los netineos en el lugar de Casifia, para que nos trajeran ministros para la Casa de nuestro Dios.

Y nos trajeron (según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros), un varón entendido de los hijos de Mahli, hijo de Leví, hijo de Israel; y a Serebías con sus hijos y sus hermanos, dieciocho;

y a Hasabías, y con él a Isaía (Jesaías) de los hijos de Merari, a sus hermanos y a sus hijos, veinte;

y de los netineos, a quienes David con los príncipes puso para el ministerio de los levitas, doscientos veinte netineos, todos los cuales fueron declarados por sus nombres.

Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendieran del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es sobre todos los que le buscan para bien; mas su fortaleza y su furor sobre todos los que le dejan.

Aparté luego doce de los principales de los sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos diez de sus hermanos;

y les pesé la plata, el oro, y los vasos; la ofrenda para la Casa de nuestro Dios que habían ofrecido el rey, sus consultores, y sus príncipes, todos los que se hallaron de Israel.

Y les dije: Vosotros sois santidad al SEÑOR, y los vasos son santidad; y la plata y el oro ofrenda voluntaria al SEÑOR, Dios de nuestros padres.

Velad, y guardadlos, hasta que los peséis delante de los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y de los príncipes de los padres de Israel en Jerusalén, en las cámaras de la Casa del SEÑOR.

Los sacerdotes y levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los vasos, para traerlo a Jerusalén a la Casa de nuestro Dios.

Al cuarto día fue luego pesada la plata, el oro, y los vasos, en la Casa de nuestro Dios, por mano de Meremot hijo de Urías sacerdote, y con él Eleazar hijo de Finees; y con ellos Jozabad hijo de Jesúa, y Noadías hijo de Binúi, levitas;

Los que habían venido de la cautividad, los hijos de la transmigración, ofrecieron holocaustos al Dios de Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos, doce machos cabríos como pecado; todo en holocausto al SEÑOR.

Y dieron los despachos del rey a sus virreyes y capitanes del otro lado del río, los cuales favorecieron al pueblo y a la casa de Dios.

Y acabadas estas cosas, los príncipes se acercaron a mí, diciendo: El pueblo de Israel, y los sacerdotes y levitas, no se han apartado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, y moabitas, egipcios, y amorreos, haciendo conforme a sus abominaciones.

Porque han tomado de sus hijas para sí y para sus hijos, y la simiente santa es mezclada con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en esta prevaricación.

Lo cual oyendo yo, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué de los cabellos de mi cabeza y de mi barba, y me senté atónito.

Y se juntaron a mí todos los temerosos de las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los de la transmigración; mas yo estuve sentado atónito hasta el sacrificio de la tarde.

Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos estado en gran culpa; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes, y nuestros sacerdotes, hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a confusión de rostro, como hoy día.

los cuales mandaste por mano de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de las tierras, por las abominaciones de que la han llenado de un extremo a otro con su inmundicia.

Por tanto, ahora no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis su paz ni su prosperidad para siempre; para que seáis corroborados, y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre.

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