1526 casos

'Me' en la Biblia

He aquí me echas hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé; y seré fugitivo y vagabundo en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.

Y conoció de nuevo Adán a su esposa, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.

Y me acordaré de mi pacto, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no serán más las aguas por diluvio para destruir toda carne.

Y estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto eterno entre Dios y todo ser viviente de toda carne que hay sobre la tierra.

y será que cuando te vean los egipcios, dirán: Su esposa es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida.

Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por amor de ti.

Entonces Faraón llamó a Abram y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu esposa?

Y respondió Abram: Señor Jehová ¿qué me has de dar, siendo así que ando sin hijos, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?

Dijo más Abram: Mira que no me has dado hijos, y he aquí que es mi heredero uno nacido en mi casa.

Dijo, pues, Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego que entres a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al dicho de Sarai.

Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo puse mi sierva en tu seno, y viéndose embarazada, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo.

Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú Dios me ves; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve?

Por lo cual llamó al pozo, Pozo del Viviente que me ve. He aquí está entre Cades y Bered.

Entonces Sara negó diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.

He aquí ahora ha hallado tu siervo gracia en tus ojos, y has engrandecido tu misericordia que has hecho conmigo dándome la vida; mas yo no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal y muera.

Y aconteció que al día siguiente dijo la mayor a la menor: He aquí que anoche yo me acosté con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra y acuéstate con él, para que conservemos de nuestro padre descendencia.

¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi corazón, y con limpieza de mis manos he hecho esto.

Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Cierto no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi esposa.

Y fue que, cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Ésta es la merced que tú me harás, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de mí: Mi hermano es.

Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo.

Y respondió Abimelec: No sé quién haya hecho esto, ni tampoco tú me lo hiciste saber, ni yo lo he oído hasta hoy.

Y él respondió: Que estas siete corderas tomarás de mi mano, para que me sean en testimonio de que yo cavé este pozo.

Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; que ya conozco que temes a Dios, pues que no me rehusaste tu hijo, tu único;

y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único;

para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al cabo de su heredad; que por su justo precio me la dé, para posesión de sepultura en medio de vosotros.

Y respondió a Efrón en oídos del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas; yo daré el precio de la heredad, tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta.

Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu simiente daré esta tierra; Él enviará su ángel delante de ti, y tú tomarás de allá esposa para mi hijo.

Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro.

y dijo: ¿De quién eres hija? Te ruego me digas, ¿hay lugar en casa de tu padre donde posemos?

Y sucedió que cuando él vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, y cuando oyó las palabras de su hermana Rebeca, que decía: Así me habló aquel hombre, vino a él; y he aquí que él estaba con los camellos junto a la fuente.

Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No tomarás esposa para mi hijo de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito;

Entonces él me respondió: Jehová, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo, y prosperará tu camino; y tomarás esposa para mi hijo de mi linaje y de la casa de mi padre.

y ella me respondiere: Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua; sea ésta la mujer que destinó Jehová para el hijo de mi señor.

Y antes que acabase de hablar en mi corazón, he aquí Rebeca, que salía con su cántaro sobre su hombro; y descendió a la fuente, y sacó agua; y le dije: Te ruego que me des a beber.

Y me incliné, y adoré a Jehová, y bendije a Jehová, Dios de mi señor Abraham, que me había guiado por camino de verdad para tomar la hija del hermano de mi señor para su hijo.

Ahora, pues, si vosotros hacéis misericordia y verdad con mi señor, declarádmelo; y si no, declarádmelo; y me iré a la derecha o a la izquierda.

Y él les dijo: No me detengáis, pues que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a mi señor.

Y venía Isaac del Pozo del Viviente que me ve; porque él habitaba en la tierra del sur.

Y sucedió, después de muerto Abraham, que Dios bendijo a Isaac su hijo: y habitó Isaac junto al Pozo del Viviente que me ve.

dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese potaje rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto, fue llamado su nombre Edom.

Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?

Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su esposa; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi esposa; pues se dijo: Los hombres del lugar me matarán por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto.

Y les dijo Isaac: ¿Por qué venís a mí, pues que me habéis aborrecido, y me echasteis de entre vosotros?

y hazme un guisado, como a mí me gusta, y tráemelo, y comeré, para que mi alma te bendiga antes que yo muera.

Quizá me palpará mi padre, y me tendrá por engañador, y traeré sobre mí maldición y no bendición.

Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.

Y él también hizo un guisado, y lo trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga su alma.

Y se estremeció Isaac en extremo, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que tomó caza, y me trajo, y comí de todo antes que vinieses? Yo le bendije, y será bendito.

Y él respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, que ya me ha suplantado dos veces; se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí?

Entonces dijo Labán a Jacob: ¿Por ser tú mi hermano, me has de servir de balde? declárame qué será tu salario.

Y venida la mañana, he aquí que era Lea: y él dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado?

Y concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ya que Jehová ha mirado mi aflicción; de cierto ahora me amará mi marido.

Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo era aborrecida, me ha dado también éste. Y llamó su nombre Simeón.

Y dijo Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan.

Y dijo Lea: ¡Qué dicha la mía! porque las mujeres me dirán bienaventurada; y llamó su nombre Aser.

Y fue Rubén en tiempo de la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre: y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo.

Y dijo Lea: Dios me ha dado mi recompensa, por cuanto di mi sierva a mi marido; por eso llamó su nombre Isacar.

Y dijo Lea: Dios me ha dado una buena dote; ahora morará conmigo mi marido, porque le he dado a luz seis hijos: y llamó su nombre Zabulón.

Y Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; pues he experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa.

Y él dijo: ¿Qué te daré? Y respondió Jacob: No me des nada: si hicieres por mí esto, volveré a apacentar tus ovejas.

Así responderá por mí mi justicia mañana cuando me viniere mi salario delante de ti; toda la que no fuere pintada ni manchada en las cabras y de color oscuro en las ovejas mías, se me ha de contar como de hurto.

Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí.

Y el Ángel de Dios me habló en un sueño diciendo: Jacob. Y yo dije: Heme aquí.

Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste la columna, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora, y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tus padres.

Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me has engañado, y has traído a mis hijas como cautivas a espada?

¿Por qué te escondiste para huir, y me hurtaste; y no me lo hiciste saber para que yo te enviara con alegría y con cantares, con tamborín y arpa?

Y ni siquiera me dejaste besar a mis hijos y a mis hijas. Ahora locamente has hecho.

Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de vuestro padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.

Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses?

Y Jacob respondió, y dijo a Labán: Porque tuve miedo; pues dije, que quizás me quitarías por fuerza tus hijas.

Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.

Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, y el temor de Isaac, no fuera conmigo, de cierto me enviarías ahora vacío; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.

Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien.

Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga quizá, y me hiera a mí, y a la madre con los hijos.

Acepta, te ruego, mi bendición que te es traída; porque Dios me ha favorecido, y tengo lo suficiente. Y porfió con él, y la tomó.

Pase ahora mi señor delante de su siervo, y yo me iré poco a poco al paso del ganado que va delante de mí, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor a Seir.

Siquem también dijo al padre y a los hermanos de ella: Halle yo gracia en vuestros ojos, y daré lo que me dijereis.

Entonces dijo Jacob a Simeón y a Leví: Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra, el cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos hombres, se juntarán contra mí, y me herirán, y seré destruido yo y mi casa.

Y levantémonos, y subamos a Betel; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha sido conmigo en el camino que he andado.

Y él respondió: Busco a mis hermanos; te ruego que me muestres dónde apacientan sus ovejas.

Y se apartó del camino hacia ella, y le dijo: Vamos, déjame ahora allegarme a ti; pues no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás, si te allegares a mí?

Él respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: ¿Me darás prenda hasta que lo envíes?

No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su esposa; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal y pecaría contra Dios?

Y sucedió que como oyó su señor las palabras que su esposa le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo; se encendió su furor.

Acuérdate, pues, de mí cuando tuvieres ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa:

Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho aquí por qué me hubiesen de poner en la cárcel.

Entonces el principal de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas:

Faraón se enojó contra sus siervos, y a mí me echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia, a mí y al principal de los panaderos:

Y aconteció que como él nos lo interpretó, así sucedió: a mí me hizo volver a mi puesto, e hizo colgar al otro.

Reina Valera Gómez (© 2010)