'Señor' en la Biblia
antes en la ley del SEÑOR es su voluntad, y en su ley pensará de día y de noche.
Porque el SEÑOR conoce el camino de los justos; y el camino de los malos se perderá.
Estarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra el SEÑOR, y contra su ungido, diciendo :
El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.
Yo recitaré el decreto. El SEÑOR me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.
Servid al SEÑOR con temor; y alegraos con temblor.
Salmo de David, cuando huía de delante de Absalón su hijo. ¡Oh SEÑOR, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí.
Mas tú, el SEÑOR, eres escudo por mí; mi gloria, y el que ensalza mi cabeza.
Con mi voz clamé al SEÑOR, y él me respondió desde el monte de su santidad. (Selah.)
Yo me acosté, y dormí, y desperté; porque el SEÑOR me sustentaba.
Levántate, SEÑOR; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebraste.
Del SEÑOR es la salud: Sobre tu pueblo será tu bendición. (Selah.)
Sabed pues, que el SEÑOR hizo apartar al pío para sí; el SEÑOR oirá cuando yo a él clamare.
Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en el SEÑOR.
Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh SEÑOR, la luz de tu rostro.
En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, SEÑOR, me harás estar confiado.
Al Vencedor: sobre Nehilot: Salmo de David. Escucha, oh SEÑOR, mis palabras. Considera la meditación mía.
Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré a ti, y esperaré.
Destruirás a los que hablan mentira. Al varón de sangre y de engaño abominará el SEÑOR.
Guíame, SEÑOR, en tu justicia a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino.
Porque tú, oh SEÑOR, bendecirás al justo; lo cercarás de benevolencia como con un escudo.
Al Vencedor: en Neginot sobre Seminit: Salmo de David. SEÑOR, no me reprendas con tu furor, ni me castigues con tu ira.
Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, porque yo estoy debilitado; sáname, oh SEÑOR, porque mis huesos están conturbados.
Mi alma asimismo está muy conturbada; y tú, SEÑOR, ¿hasta cuándo?
Vuelve, oh SEÑOR, libra mi alma; sálvame por tu misericordia.
Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque el SEÑOR ha oído la voz de mi lloro.
El SEÑOR ha oído mi ruego; el SEÑOR ha recibido mi oración.
Sigaión de David, que cantó al SEÑOR sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín. SEÑOR Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;
SEÑOR Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;
Levántate, oh SEÑOR, con tu furor; álzate a causa de las iras de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.
El SEÑOR juzgará los pueblos; júzgame, oh SEÑOR, conforme a mi justicia y conforme a mi integridad.
Alabaré yo al SEÑOR conforme a su justicia, y cantaré al nombre del SEÑOR el Altísimo.
Al Vencedor: sobre Gitit: Salmo de David. Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu alabanza sobre los cielos!
Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
Al Vencedor: sobre Mut-labén: Salmo de David. Te alabaré, oh SEÑOR, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.
Mas el SEÑOR permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio.
Y será el SEÑOR refugio al humilde, refugio para el tiempo de angustia.
Y en ti confiarán los que conocen tu nombre; por cuanto tú , oh SEÑOR, no desamparaste a los que te buscaron.
Cantad al SEÑOR, el que habita en Sion. Noticiad en los pueblos sus obras.
Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
El SEÑOR fue conocido en el juicio que hizo; en la obra de sus manos fue enlazado el malo. (Meditación para siempre. Selah.)
Levántate, oh SEÑOR; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas los gentiles delante de ti.
Pon, oh SEÑOR, temor en ellos: conozcan los gentiles que son hombres. (Selah.)
¿Por qué estás lejos, oh SEÑOR, y te escondes en los tiempos de la angustia?
Por cuanto se alabó el malo del deseo de su alma, y diciendo bien al robador, blasfema del SEÑOR.
Levántate, oh SEÑOR Dios, alza tu mano, no te olvides de los humildes.
El SEÑOR, Rey eterno y perpetuo; de su tierra fueron destruidos los gentiles.
El deseo de los humildes oíste, oh SEÑOR; tú dispones su corazón, y haces atento tu oído;
Al Vencedor: Salmo de David. En el SEÑOR he confiado. ¿Cómo decís a mi alma: Escapa al monte cual ave?
El SEÑOR está en el templo de su santidad; la silla del SEÑOR está en el cielo; sus ojos ven, sus párpados prueban a los hijos de los hombres.
El SEÑOR prueba al justo; pero al malo y al que ama la rapiña, su alma aborrece.
Porque el justo SEÑOR amó las justicias, al recto mirará su rostro.
Al Vencedor: sobre Seminit: Salmo de David. Salva, oh SEÑOR, porque se acabaron los misericordiosos; porque se han acabado los fieles de entre los hijos de los hombres.
Tale el SEÑOR todos los labios lisonjeros; la lengua que habla grandezas,
que dijeron: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios están con nosotros, ¿quién nos es señor?
Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice el SEÑOR: Yo pondré en salvo al que el impío enlaza.
Las palabras del SEÑOR son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, colada siete veces.
Tú, SEÑOR, los guardarás; guárdalos para siempre de esta generación.
Al Vencedor: Salmo de David. ¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
Mira, óyeme, SEÑOR Dios mío: Alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte;
Cantaré al SEÑOR, Porque me ha hecho bien.
El SEÑOR miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, por ver si había algún entendido, que buscara a Dios.
Ciertamente conocieron ésto todos los que obran iniquidad, que devoran a mi pueblo como si pan comiesen; al SEÑOR no invocaron.
El consejo del pobre habéis escarnecido, por cuanto el SEÑOR es su esperanza.
¡Quién diese de Sion la salud de Israel tornando el SEÑOR la cautividad de su pueblo! Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
Salmo de David. El SEÑOR, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en el monte de tu santidad?
Aquel a cuyos ojos es menospreciado el vil; mas honra a los que temen al SEÑOR; juró en daño suyo , y no mudó.
Di al SEÑOR: Señor tú eres mi bien; no tengo otro bien fuera de ti.
El SEÑOR es la porción de mi parte y de mi copa; tú sustentarás mi suerte.
Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja; aun en las noches me enseña mis riñones.
Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí; porque estando El a mi diestra, no seré conmovido.
Oración de David. Oye, oh SEÑOR, justicia; está atento a mi clamor; escucha mi oración hecha sin labios de engaño.
Levántate, oh SEÑOR; prevén su encuentro, póstrale; libra mi alma del malo con tu espada;
de los hombres con tu mano, oh SEÑOR, de los hombres de mundo, cuya parte es en esta vida, y cuyo vientre está lleno de tu despensa: sacian a sus hijos, y dejan el resto a su familia.
Al Vencedor: Salmo del siervo del SEÑOR, de David, el cual habló al SEÑOR las palabras de este cántico el día que le libró el SEÑOR de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Entonces dijo: Te amaré, oh SEÑOR, fortaleza mía.
SEÑOR, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; escudo mío, y el cuerno de mi salud, mi refugio.
Invocaré al SEÑOR, digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
En mi angustia llamé al SEÑOR, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
Y tronó en los cielos el SEÑOR, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego.
Y aparecieron las honduras de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo por tu reprensión, oh SEÑOR, por el soplo del viento de tu nariz.
Me anticiparon en el día de mi quebrantamiento; mas el SEÑOR me fue por bordón.
El SEÑOR me pagará conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me volverá.
Por cuanto guardé los caminos del SEÑOR, y no me volví impío apostatando de mi Dios.
Y me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos.
Por tanto tú alumbrarás mi candela; el SEÑOR mi Dios alumbrará mis tinieblas.
Dios, perfecto su camino; la palabra del SEÑOR afinada; escudo es a todos los que esperan en él.
Porque ¿qué Dios hay fuera del SEÑOR? ¿Y qué fuerte fuera de nuestro Dios?
Clamaron, y no hubo quién se salvase; aun al SEÑOR, mas no los oyó.
Viva el SEÑOR, y bendito sea mi fuerte; y sea ensalzado el Dios de mi salud.
Por tanto yo te confesaré entre los gentiles, oh SEÑOR, y cantaré a tu nombre.
La ley del SEÑOR es perfecta, que convierte el alma; el testimonio del SEÑOR es fiel, que hace sabio al pequeño.
Los mandamientos del SEÑOR son rectos, que alegran el corazón; el precepto del SEÑOR es puro, que alumbra los ojos.
El temor del SEÑOR es limpio, que permanece para siempre; los derechos del SEÑOR son verdad, todos justos.
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR, roca mía, y redentor mío
Al Vencedor: Salmo de David. El SEÑOR te oiga en el día de la angustia; te ensalce el nombre del Dios de Jacob.
Nosotros nos alegraremos con tu salud, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; cumpla el SEÑOR todas tus peticiones.
Ahora he conocido que el SEÑOR ha guardado a su ungido; lo oirá desde los cielos de su santidad con las valentías de la salud de su diestra.
Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre del SEÑOR nuestro Dios tendremos memoria.
El SEÑOR salva al Rey; que El nos oiga el día que lo invocáremos.
Al Vencedor: Salmo de David. SEÑOR, en tu fortaleza se alegrará el Rey y en tu salud se gozará mucho.
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