'Tus' en la Biblia
- 1.Gé 3:16-Éx 20:12
- 2.Éx 20:24-Deuteronomio 10:22
- 3.Deuteronomio 11:15-Deuteronomio 30:3
- 4.Deuteronomio 30:4-2 Samuel 14:31
- 5.2 Samuel 15:3-2 Crónicas 6:23
- 6.2 Crónicas 6:27-Salmos 21:8
- 7.Salmos 21:12-Salmos 102:24
- 8.Salmos 102:25-Salmos 119:143
- 9.Salmos 119:144-Eclesiastés 10:17
- 10.Eclesiastés 10:20-Isaías 49:25
- 11.Isaías 49:26-Jeremías 48:32
- 12.Jeremías 48:46-Ezequiel 27:18
- 13.Ezequiel 27:19-Habacuc 3:11
- 14.Habacuc 3:15-Apocalipsis 16:7
- 15.Apocalipsis 18:23-Apocalipsis 22:9
Pues tú los pondrás en fuga, Cuando aparejares en tus cuerdas las saetas contra sus rostros.
Dálet Tus caminos, oh SEÑOR, me haces saber; tus sendas me enseñas.
Vau Acuérdate, oh SEÑOR, de tus conmiseraciones y de tus misericordias, que son perpetuas.
Para exclamar con voz de acción de gracias, y para contar todas tus maravillas.
Salva a Tu pueblo y bendice a Tu heredad, Pastoréalos y llévalos {en Tus brazos} para siempre.
Y decía yo en mi premura: cortado soy de delante de tus ojos; mas tú ciertamente oíste la voz de mis ruegos, cuando a ti clamaba.
Mem Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño.
Tu justicia como los montes de Dios, tus juicios abismo grande: Oh SEÑOR, al hombre y al animal conservas.
¡Cuán ilustre, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de Adán se abrigan en la sombra de tus alas.
Se embriagarán de la grosura de tu Casa; y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
Y exhibirá tu justicia como la luz, Y tus derechos como el medio día.
Porque tus saetas descendieron en mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
Aumentado has tú, oh SEÑOR Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar, anunciar, ni hablar; no pueden ser narrados.
Tú, SEÑOR, no detengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
Un abismo llama a otro a la voz de tus canales; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán al monte de tu santidad, y a tus tabernáculos.
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.
Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.
Tus saetas agudas con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el corazón de los enemigos del Rey.
Amaste la justicia y aborreciste la maldad; por tanto te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de gozo más que a tus compañeros.
Mirra, áloe, y casia exhalan todos tus vestidos; desde palacios de marfil te alegraron.
Hijas de reyes entre tus ilustres; está la reina a tu diestra con corona de oro finísimo de Ofir.
En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.
Se alegrará el monte de Sion; se gozarán las hijas de Judá por tus juicios.
No te reprenderé sobre tus sacrificios, que tus holocaustos delante de mí están siempre.
No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos.
Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus promesas al Altísimo.
Pero al impío Dios le dice: ¿Qué derecho tienes tú de hablar de mis estatutos, y de tomar mi pacto en tus labios?
Pues tú aborreces la disciplina, y a tus espaldas echas mis palabras.
Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas por eso que de cierto sería yo como tú; yo te argüiré, y las pondré delante de tus ojos.
Al Músico principal: Salmo de David, cuando después que entró á Bath-sebah, vino á él Nathán el profeta. TEN piedad de mí, oh Dios, conforme á tu misericordia: Conforme á la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y puro en tu juicio.
Enseñaré a los prevaricadores tus caminos; y los pecadores se convertirán a ti.
Te alabaré para siempre porque obraste; y esperaré a tu Nombre, porque es bueno, delante de tus misericordiosos.
Sobre mí, oh Dios, están tus promesas; te tributaré alabanzas.
Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen los quebrantos.
Para que se libren tus amados, salva con tu diestra, y óyeme.
Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro en el escondedero de tus alas.
Porque has sido mi socorro; y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Dichoso el que tú escogieres, e hicieres llegar para que habite en tus atrios; seremos saciados del bien de tu Casa, de tu santo templo.
Y los habitadores de los fines de la tierra temen de tus maravillas; que haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.
Tú coronas el año de tus bienes; y tus nubes destilan grosura.
Decid a Dios: ¡Cuán terrible eres en tus obras! Por lo grande de tu fortaleza se sujetarán a ti tus enemigos.
Tú has ascendido a lo alto, has llevado en cautividad a {tus} cautivos; has recibido dones entre los hombres, y aun {entre} los rebeldes, para que el SEÑOR Dios habite {entre ellos.}
Porque tu pie se embermejecerá de sangre de tus enemigos, y de ella la lengua de tus perros.
Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fortaleza y fuerzas a su pueblo. Bendito el Dios.
Oyeme, SEÑOR, porque apacible es tu misericordia; mírame conforme a la multitud de tus miseraciones.
Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud y hasta ahora; manifestaré tus maravillas.
Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares; hasta que denuncie tu brazo a la posteridad; tus valentías a todos los que han de venir.
Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey.
El juzgará tu pueblo con justicia, y tus pobres con juicio.
Si dijera yo, hablaré como ellos; he aquí habría negado la generación de tus hijos:
Y en cuanto a mí, el acercarme a Dios me es el bien; he puesto en el Señor DIOS mi esperanza, para contar todas tus obras.
Levanta tus pies a los asolamientos eternos; a todo enemigo que ha hecho mal en el santuario.
Tus enemigos han bramado en medio de tus asambleas; han puesto sus propias banderas por señas.
Han puesto a fuego tus santuarios, han ensuciado en la tierra el tabernáculo de tu Nombre.
No entregues a las bestias el alma de tu tórtola; y no olvides para siempre la congregación de tus pobres.
No olvides las voces de tus enemigos; el alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.
Te alabaremos, oh Dios, alabaremos; que cercano está tu Nombre; cuenten tus maravillas.
me acordaba de las obras de JAH; por tanto me acordé de tus maravillas antiguas.
Y meditaba en todas tus obras, y hablaba de tus hechos.
Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus rayos.
Anduvo en derredor el sonido de tus truenos; los relámpagos alumbraron el mundo; la tierra se estremeció y tembló.
En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas.
Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos; la carne de los tuyos a las bestias de la tierra.
¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Estarás airado para siempre? ¿Arderán como fuego tus celos?
No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas; anticípanos pronto tus misericordias, porque estamos muy pobres.
Porque dirán los gentiles: ¿Dónde está su Dios? Sea notorio en los gentiles, delante de nuestros ojos, la venganza de la sangre de tus siervos, que se ha derramado.
Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre; por generación y generación cantaremos tus alabanzas.
Porque he aquí que braman tus enemigos; y tus aborrecedores han alzado cabeza.
Sobre tu pueblo han consultado con prudencia, y han entrado en consejo contra tus escondidos.
¡Cuán amables son tus moradas, oh SEÑOR de los ejércitos!
Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus pollos en tus altares, oh SEÑOR de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío.
Dichoso el hombre que tiene su fortaleza en ti; en cuyo corazón están tus caminos.
Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos; escogí antes estar a la puerta en la Casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.
Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni hay otro que haga tus obras.
Sobre mí se ha acostado tu ira, y me has afligido con todas tus ondas. (Selah.)
¿Se darán a conocer tus maravillas en las tinieblas, y tu justicia en la tierra del olvido?
Yo soy pobre y menesteroso; desde la juventud he llevado tus temores, he estado medroso.
Sobre mí han pasado tus iras; tus espantos me han cortado.
Los cielos alabarán tus maravillas, SEÑOR, y también tu fidelidad en la asamblea de los santos.
Tú quebrantaste a Egipto como a un muerto; con el brazo de tu fortaleza esparciste a tus enemigos.
Una vez hablaste en visión a tus santos, y dijiste: He ayudado a un poderoso; he exaltado a uno escogido de entre el pueblo.
Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias? Has jurado a David por tu verdad.
Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos; oprobio que llevo yo en mi seno de muchos pueblos.
Porque tus enemigos, oh SEÑOR, han deshonrado, porque tus enemigos han deshonrado los pasos de tu Ungido.
Porque mil años delante de tus ojos, son como el día de ayer, que pasó, y como la vela de la noche.
Vuélvete a nosotros, oh SEÑOR: ¿hasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos.
Aparezca en tus siervos tu obra, y tu gloria sobre sus hijos.
Ciertamente con tus ojos mirarás, y verás la recompensa de los impíos.
Porque a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.
Por cuanto me has alegrado, oh SEÑOR, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo.
¡Cuán grandes son tus obras, oh SEÑOR! Muy profundos son tus pensamientos.
Porque he aquí tus enemigos, oh SEÑOR, porque he aquí tus enemigos perecerán; serán disipados todos los que obran maldad.
Tus testimonios son muy firmes; tu Casa, oh SEÑOR, tiene hermosa santidad para largos días.
En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma.
Oyó Sion, y se alegró; y las hijas de Judá se gozaron por tus juicios, oh SEÑOR.
Porque tus siervos amaron sus piedras, y del polvo de ella tuvieron compasión.
Dije: Dios mío, no me cortes en el medio de mis días; por generación de generaciones son tus años.
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