'Vi' en la Biblia
Y sucedió que al tiempo que las ovejas se recalentaban, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí los machos que cubrían á las hembras eran listados, pintados y abigarrados.
Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar Peniel: porque vi á Dios cara á cara, y fué librada mi alma.
Vi también soñando, que siete espigas subían en una misma caña llenas y hermosas;
El que dijo á su padre y á su madre: Nunca los vi: Ni conoció á sus hermanos, Ni conoció á sus hijos: Por lo cual ellos guardarán tus palabras, Y observarán tu pacto.
Que vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un changote de oro de peso de cincuenta siclos; lo cual codicié, y tomé: y he aquí que está escondido debajo de tierra en el medio de mi tienda, y el dinero debajo de
Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me iba, y que tú no venías al plazo de los días, y que los Filisteos estaban juntos en Michmas,
Entonces Doeg Idumeo, que era superior entre los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo vi al hijo de Isaí que vino á Nob, á Ahimelech hijo de Ahitob;
No ponga ahora mi señor su corazón á aquel hombre brusco, á Nabal; porque conforme á su nombre, así es. El se llama Nabal, y la locura está con él: mas yo tu sierva no vi los criados de mi señor, los cuales tú enviaste.
Y el rey dijo: ¿El mozo Absalom tiene paz? Y Ahimaas respondió: Vi yo un grande alboroto cuando envió Joab al siervo del rey y á mí tu siervo; mas no sé qué era.
Y como yo me levanté por la mañana para dar el pecho á mi hijo, he aquí que estaba muerto: mas observéle por la mañana, y vi que no era mi hijo, que yo había parido.
Entonces él dijo: Yo ví á todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor: y Jehová dijo: Estos no tienen señor: vuélvase cada uno á su casa en paz.
Entonces él dijo: Oye pues palabra de Jehová: Yo vi á Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto á él, á su diestra y á su siniestra.
En aquellos días ví en Judá algunos que pisaban en lagares el sábado, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos, y toda suerte de carga, y traían á Jerusalem en día de sábado; y protesté les acerca del día que vendían
Ví asimismo en aquellos días Judíos que habían tomado mujeres de Asdod, Ammonitas, y Moabitas:
Si le arrancaren de su lugar, Este negarále entonces, diciendo: Nunca te vi.
Vi yo al impío sumamente ensalzado, Y que se extendía como un laurel verde.
Vi entre los simples, Consideré entre los jóvenes, Un mancebo falto de entendimiento,
Y yo miré, y púse lo en mi corazón: Vi lo, y tomé consejo.
Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí la impiedad; y en lugar de la justicia, allí la iniquidad.
Y TORNÉME yo, y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol: y he aquí las lágrimas de los oprimidos, y sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.
Yo me torné otra vez, y vi vanidad debajo del sol.
Vi todos los vivientes debajo del sol caminando con el muchacho, sucesor, que estará en lugar de aquél.
Esto vi también: que los impíos sepultados vinieron aún en memoria; mas los que partieron del lugar santo, fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde con rectitud habían obrado. Esto también es vanidad.
Tornéme, y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontece á todos.
También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande:
Vi siervos en caballos, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra.
EN el año que murió el rey Uzzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas henchían el templo.
Tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados: en el mismo campo vi tus abominaciones. Ay de ti, Jerusalem! ¿No serás al cabo limpia? ¿hasta cuándo todavía?
En esto me desperté, y vi, y mi sueño me fué sabroso.
¿Por qué los vi medrosos, tornando atrás? y sus valientes fueron deshechos, y huyeron á más huir sin volver á mirar atrás: miedo de todas partes, dice Jehová.
Y FUÉ que á los treinta años, en el mes cuarto, á cinco del mes, estando yo en medio de los trasportados junto al río de Chebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.
Y vi apariencia como de ámbar, como apariencia de fuego dentro de ella en contorno, por el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor.
Y levantáronse los querubines; este es el animal que vi en el río de Chebar.
Este era el animal que vi debajo del Dios de Israel en el río de Chebar; y conocí que eran querubines.
Y la figura de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río de Chebar, su mismo parecer y su ser; cada uno caminaba en derecho de su rostro.
Y EL espíritu me elevó, y metióme por la puerta oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el oriente: y he aquí á la entrada de la puerta veinticinco varones, entre los cuales vi á Jaazanías hijo de Azur, y á Pelatías hijo de Benaías, príncipes de
Háblales por tanto, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que vi
Y yo pasé junto á ti, y te vi sucia en tus sangres, y díjete: En tus sangres, vive; vive, díjete, en tus sangres.
Y ensoberbeciéronse, é hicieron abominación delante de mí, y quitélas como vi bueno.
Y vi que se había contaminado: un camino era el de ambas.
Y la visión que vi era como la visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad: y las visiones eran como la visión que vi junto al río de Chebar; y caí sobre mi rostro.
Respondió el rey, y dijo á Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme entender el sueño que vi, y su declaración?
Vi un sueño que me espantó, y las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron en mi cama.
Vi en visión, (y aconteció cuando vi, que yo estaba en Susán, que es cabecera del reino en la provincia de Persia;) vi pues en visión, estando junto al río Ulai,
Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte, y al mediodía, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su mano: y hacía conforme á su voluntad, y engrandecíase.
Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo; sino que cayó sobre ellos un gran temor, y huyeron, y escondiéronse.
Quedé pues yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó en mí esfuerzo; antes mi fuerza se me trocó en desmayo, sin retener vigor alguno.
Como uvas en el desierto hallé á Israel: como la fruta temprana de la higuera en su principio vi á vuestros padres. Ellos entraron á Baal-peor, y se apartaron para vergüenza, é hiciéronse abominables como aquello que amaron.
VI al Señor que estaba sobre el altar, y dijo: Hiere el umbral, y estremézcanse las puertas: y córtales en piezas la cabeza de todos; y el postrero de ellos mataré á cuchillo: no habrá de ellos quien se fugue, ni quien escape.
Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo bermejo, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos bermejos, overos, y blancos.
Y Juan dió testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y reposó sobre él.
Y yo le vi, y he dado testimonio que éste es el Hijo de Dios.
Dícele Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y díjole: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.
Respondió Jesús y díjole: ¿Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees? cosas mayores que éstas verás.
Uno de los siervos del pontífice, pariente de aquél á quien Pedro había cortado la oreja, le dice: ¿No te vi yo en el huerto con él?
Estaba yo en la ciudad de Joppe orando, y vi en rapto de entendimiento una visión: un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por los cuatro cabos era abajado del cielo, y venía hasta mí.
En el cual como puse los ojos, consideré y vi animales terrestres de cuatro pies, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prestamente fuera de Jerusalem; porque no recibirán tu testimonio de mí.
En mitad del día, oh rey, vi en el camino una luz del cielo, que sobrepujaba el resplandor del sol, la cual me rodeó y á los que iban conmigo.
Mas á ningún otro de los apóstoles vi, sino á Jacobo el hermano del Señor.
Mas cuando vi que no andaban derechamente conforme á la verdad del evangelio, dije á Pedro delante de todos: Si tú, siendo Judío, vives como los Gentiles y no como Judío, ¿por qué constriñes á los Gentiles á judaizar?
Y me volví á ver la voz que hablaba conmigo: y vuelto, vi siete candeleros de oro;
Y fpicuando yo le vi, caí como muerto á sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas: yo soy el primero y el último;
Y alrededor del trono había veinticuatro sillas: y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro.
Y VI en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro escrito de dentro y de fuera, sellado con siete sellos.
Y vi un fuerte ángel predicando en alta voz: ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar sus sellos?
Y cuando él abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían.
Y DESPUÉS de estas cosas vi cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol.
Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo: y clamó con gran voz á los cuatro ángeles, á los cuales era dado hacer daño á la tierra y á la mar,
Y vi los siete ángeles que estaban delante de Dios; y les fueron dadas siete trompetas.
Y EL quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo en la tierra; y le fué dada la llave del pozo del abismo.
Y así vi los caballos en visión, y los que sobre ellos estaban sentados, los cuales tenían corazas de fuego, de jacinto, y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de la boca de ellos salía fuego y humo y azufre.
Y VI otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Y el ángel que vi estar sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,
Y YO me paré sobre la arena del mar, y vi una bestia subir del mar, que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez diademas; y sobre las cabezas de ella nombre de blasfemia.
Y la bestia que vi, era semejante á un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dió su poder, y su trono, y grande potestad.
Y vi una de sus cabezas como herida de muerte, y la llaga de su muerte fué curada: y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.
Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes á los de un cordero, mas hablaba como un dragón.
Y vi otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo á los que moran en la tierra, y á toda nación y tribu y lengua y pueblo,
Y VI otra señal en el cielo, grande y admirable, que era siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas es consumada la ira de Dios.
Y vi así como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían alcanzado la victoria de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre, estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios.
Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos á manera de ranas:
Y me llevó en Espíritu al desierto; y vi una mujer sentada sobre una bestia bermeja llena de nombres de blasfemia y que tenía siete cabezas y diez cuernos.
Y vi la mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús: y cuando la vi, quedé maravillado de grande admiración.
Y DESPUÉS de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia; y la tierra fué alumbrada de su gloria.
Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, el cual con justicia juzga y pelea.
Y vi un ángel que estaba en el sol, y clamó con gran voz, diciendo á todas las aves que volaban por medio del cielo: Venid, y congregaos á la cena del gran Dios,
Y vi la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos, congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo, y contra su ejército.
Y VI un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano.
Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fué dado juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyó la tierra y el cielo; y no fué hallado el lugar de ellos.
Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos: y otro libro fué abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Y VI un cielo nuevo, y una tierra nueva: porque el primer cielo y la primera tierra se fueron, y el mar ya no es.
Y yo Juan vi la santa ciudad, Jerusalem nueva, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
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