'Cómo' en la Biblia
- 1.Gé 2:19-Gé 44:30
- 2.Gé 44:32-Éx 39:7
- 3.Éx 39:8-Números 15:14
- 4.Números 15:15-Deuteronomio 10:15
- 5.Deuteronomio 10:22-Josué 9:7
- 6.Josué 9:16-Jueces 18:3
- 7.Jueces 18:14-1 Samuel 24:10
- 8.1 Samuel 24:13-2 Samuel 20:8
- 9.2 Samuel 20:10-1 Reyes 21:22
- 10.1 Reyes 21:25-1 Crónicas 16:2
- 11.1 Crónicas 16:3-Nehemías 8:1
- 12.Nehemías 8:2-Job 28:5
- 13.Job 29:2-Salmos 68:2
- 14.Salmos 68:13-Salmos 137:6
- 15.Salmos 139:12-Cantares 4:5
- 16.Cantares 4:11-Isaías 25:11
- 17.Isaías 26:17-Isaías 61:10
- 18.Isaías 61:11-Jeremías 26:11
- 19.Jeremías 26:14-Lamentaciones 2:18
- 20.Lamentaciones 2:19-Ezequiel 43:22
- 21.Ezequiel 44:31-Amós 8:10
- 22.Amós 9:5-Mateo 2:1
- 23.Mateo 2:16-Marcos 4:40
- 24.Marcos 5:6-Lucas 8:28
- 25.Lucas 8:34-Juan 4:45
- 26.Juan 4:47-Hechos 2:1
- 27.Hechos 2:2-Hechos 21:12
- 28.Hechos 21:14-1 Corintios 7:8
- 29.1 Corintios 7:17-Gálatas 5:13
- 30.Gálatas 5:14-Hebreos 3:2
- 31.Hebreos 3:5-Apocalipsis 1:14
- 32.Apocalipsis 1:15-Apocalipsis 22:1
Como tu siervo salió por fiador del mozo con mi padre, diciendo: Si no te lo volviere, entonces yo seré culpable para mi padre todos los días;
Porque ¿cómo iré yo á mi padre sin el mozo? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá á mi padre.
Y Faraón dijo á sus hermanos: ¿Cuál es vuestro oficio? Y ellos respondieron á Faraón: Pastores de ovejas son tus siervos, así nosotros como nuestros padres.
Así José hizo habitar á su padre y á sus hermanos, y dióles posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Rameses como mandó Faraón.
¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos á nosotros y á nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos de Faraón: y danos simiente para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.
Mas cuando durmiere con mis padres, llevarme has de Egipto, y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y él respondió: Yo haré como tú dices.
Y ahora tus dos hijos Ephraim y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese á ti á la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos:
Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Rachêl en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo á Ephrata; y sepultéla allí en el camino de Ephrata, que es Bethlehem.
Y bendíjolos aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Póngate Dios como á Ephraim y como á Manasés. Y puso á Ephraim delante de Manasés.
Corriente como las aguas, no seas el principal; Por cuanto subiste al lecho de tu padre: Entonces te envileciste, subiendo á mi estrado.
Cachorro de león Judá: De la presa subiste, hijo mío: Encorvóse, echóse como león, Así como león viejo; ¿quién lo despertará?
Y como acabó Jacob de dar órdenes á sus hijos, encogió sus pies en la cama, y espiró: y fué reunido con sus padres.
Mas las parteras temieron á Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que reservaban la vida á los niños.
Y las parteras respondieron á Faraón: Porque las mujeres Hebreas no son como las Egipcias: porque son robustas, y paren antes que la partera venga á ellas.
Y como la abrió, vió al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los Hebreos es éste.
Y como creció el niño, ella lo trajo á la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y púsole por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.
Y él respondió: ¿Quién te ha puesto á ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿piensas matarme como mataste al Egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esta cosa es descubierta.
Y díjole más Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y como la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve.
Y dijo: Vuelve á meter tu mano en tu seno: y él volvió á meter su mano en su seno; y volviéndola á sacar del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne.
De aquí adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como ayer y antes de ayer; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja:
Y los cuadrilleros los apremiaban, diciendo: Acabad vuestra obra, la tarea del día en su día, como cuando se os daba paja.
Y azotaban á los capataces de los hijos de Israel, que los cuadrilleros de Faraón habían puesto sobre ellos, diciendo: ¿Por qué no habéis cumplido vuestra tarea de ladrillo ni ayer ni hoy, como antes?
Y respondió Moisés delante de Jehová, diciendo: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan: ¿cómo pues me escuchará Faraón, mayormente siendo yo incircunciso de labios?
Y Moisés respondió delante de Jehová: He aquí, yo soy incircunciso de labios, ¿cómo pues me ha de oír Faraón?
Vinieron, pues, Moisés y Aarón á Faraón, é hicieron como Jehová lo había mandado: y echó Aarón su vara delante de Faraón y de sus siervos, y tornóse culebra.
Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.
Y Moisés y Aarón hicieron como Jehová lo mandó; y alzando la vara hirió las aguas que había en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre.
Y los encantadores de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos: y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.
Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme á tu palabra, para que conozcas que no hay como Jehová nuestro Dios:
Y viendo Faraón que le habían dado reposo, agravó su corazón, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.
Y ellos lo hicieron así; y Aarón extendió su mano con su vara, é hirió el polvo de la tierra, el cual se volvió piojos, así en los hombres como en las bestias: todo el polvo de la tierra se volvió piojos en todo el país de Egipto.
Y los encantadores hicieron así también, para sacar piojos con sus encantamientos; mas no pudieron. Y había piojos así en los hombres como en las bestias.
Entonces los magos dijeron á Faraón: Dedo de Dios es este. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.
Camino de tres días iremos por el desierto, y sacrificaremos á Jehová nuestro Dios, como él nos dirá.
Y tomaron la ceniza del horno, y pusiéronse delante de Faraón, y esparcióla Moisés hacia el cielo; y vino un sarpullido que causaba tumores apostemados así en los hombres como en las bestias.
Y Jehová endureció el corazón de Faraón, y no los oyó; como Jehová lo había dicho á Moisés.
Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas á tu corazón, sobre tus siervos, y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra.
Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias; asimismo hirió el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos los árboles del país.
Y el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir á los hijos de Israel; como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.
Y él les dijo: Así sea Jehová con vosotros como yo os dejaré ir á vosotros y á vuestros niños: mirad como el mal está delante de vuestro rostro.
Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré á todo primogénito en la tierra de Egipto, así en los hombres como en las bestias: y haré juicios en todos los dioses de Egipto. YO JEHOVA.
Y este día os ha de ser en memoria, y habéis de celebrarlo como solemne á Jehová durante vuestras generaciones: por estatuto perpetuo lo celebraréis.
Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas, porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural del país, aquella alma será cortada de la congregación de Israel.
Porque Jehová pasará hiriendo á los Egipcios; y como verá la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.
Y será, cuando habréis entrado en la tierra que Jehová os dará, como tiene hablado, que guardaréis este rito.
Y los hijos de Israel se fueron, é hicieron puntualmente así; como Jehová había mandado á Moisés y á Aarón.
E hizo llamar á Moisés y á Aarón de noche, y díjoles: Salid de en medio de mi pueblo vosotros, y los hijos de Israel; é id, servid á Jehová, como habéis dicho.
Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, é idos; y bendecidme también á mí.
Y partieron los hijos de Israel de Rameses á Succoth, como seiscientos mil hombres de á pie, sin contar los niños.
Mas si algún extranjero peregrinare contigo, y quisiere hacer la pascua á Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces se llegará á hacerla, y será como el natural de la tierra; pero ningún incircunciso comerá de ella.
Así lo hicieron todos los hijos de Israel; como mandó Jehová á Moisés y á Aarón, así lo hicieron.
Santifícame todo primogénito, cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales: mío es.
Y serte ha como una señal sobre tu mano, y como una memoria delante de tus ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto.
Y cuando Jehová te hubiere metido en la tierra del Cananeo, como te ha jurado á ti y á tus padres, y cuando te la hubiere dado,
Serte ha, pues, como una señal sobre tu mano, y por una memoria delante de tus ojos; ya que Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte.
Y fué dado aviso al rey de Egipto cómo el pueblo se huía: y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir á Israel, para que no nos sirva?
Entonces los hijos de Israel entraron por medio de la mar en seco, teniendo las aguas como muro á su diestra y á su siniestra:
Los abismos los cubrieron; Como piedra descendieron á los profundos.
Y con la grandeza de tu poder has trastornado á los que se levantaron contra ti: Enviaste tu furor; los tragó como á hojarasca.
Con el soplo de tus narices se amontonaron las aguas; Paráronse las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio de la mar.
Soplaste con tu viento, cubriólos la mar: Hundiéronse como plomo en las impetuosas aguas.
¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en loores, hacedor de maravillas?
Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.
Y como el rocío cesó de descender, he aquí sobre la haz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una helada sobre la tierra.
Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como simiente de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.
Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó á Moisés.
E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando con Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron á la cumbre del collado.
Y OYO Jethro, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con Moisés, y con Israel su pueblo, y cómo Jehová había sacado á Israel de Egipto:
Y Moisés salió á recibir á su suegro, é inclinóse, y besólo: y preguntáronse el uno al otro cómo estaban, y vinieron á la tienda.
Y Moisés contó á su suegro todas las cosas que Jehová había hecho á Faraón y á los Egipcios por amor de Israel, y todo el trabajo que habían pasado en el camino, y cómo los había librado Jehová.
Vosotros visteis lo que hice á los Egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído á mí.
Y todo el monte de Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego: y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera.
Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá como suelen salir los siervos.
Si dieres á mi pueblo dinero emprestado, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.
Y no angustiarás al extranjero: pues vosotros sabéis cómo se halla el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
La fiesta de los ázimos guardarás: Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib; porque en él saliste de Egipto: y ninguno comparecerá vacío delante de mí:
No te inclinarás á sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrantarás enteramente sus estatuas.
Y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno.
Y el parecer de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, á los ojos de los hijos de Israel.
En el tabernáculo del testimonio, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos, delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.
Y serán aquellas piedra según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabaduras de sello cada una con su nombre, vendrán á ser según las doce tribus.
Y en medio de él por arriba habrá una abertura, la cual tendrá un borde alrededor de obra de tejedor, como el cuello de un coselete, para que no se rompa.
Como la confección que harás, no os haréis otra según su composición: te será cosa sagrada para Jehová.
Cualquiera que hiciere otra como ella para olerla, será cortado de sus pueblos.
Y dió á Moisés, como acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.
Acuérdate de Abraham, de Isaac, y de Israel tus siervos, á los cuales has jurado por ti mismo, y dícholes: Yo multiplicaré vuestra simiente como las estrellas del cielo; y daré á vuestra simiente toda esta tierra que he dicho, y la tomarán por heredad par
Y aconteció, que como llegó él al campo, y vió el becerro y las danzas, enardeciósele la ira á Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y quebrólas al pie del monte.
Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés: y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.
Y hablaba Jehová á Moisés cara á cara, como habla cualquiera á su compañero. Y volvíase al campo; mas el joven Josué, su criado, hijo de Nun, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo.
Y JEHOVA dijo á Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste.
Y Moisés alisó dos tablas de piedra como las primeras; y levantóse por la mañana, y subió al monte de Sinaí, como le mandó Jehová, y llevó en su mano las dos tablas de piedra.
Y vinieron así hombres como mujeres, todo voluntario de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos, sortijas y brazaletes, y toda joya de oro; y cualquiera ofrecía ofrenda de oro á Jehová.
De los hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra, que Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen, trajeron ofrenda voluntaria á Jehová.
Y ha puesto en su corazón el que pueda enseñar, así él como Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan:
Y DEL jacinto, y púrpura, y carmesí, hicieron las vestimentas del ministerio para ministrar en el santuario, y asimismo hicieron las vestiduras sagradas para Aarón; como Jehová lo había mandado á Moisés.
Y el cinto del ephod que estaba sobre él, era de lo mismo, conforme á su obra; de oro, jacinto, y púrpura, y carmesí, y lino torcido; como Jehová lo había mandado á Moisés.
Y púsolas sobre las hombreras del ephod, por piedras de memoria á los hijos de Israel; como Jehová lo había á Moisés mandado.
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