'Cómo' en la Biblia
- 1.Gé 2:19-Gé 44:30
- 2.Gé 44:32-Éx 39:7
- 3.Éx 39:8-Números 15:14
- 4.Números 15:15-Deuteronomio 10:15
- 5.Deuteronomio 10:22-Josué 9:7
- 6.Josué 9:16-Jueces 18:3
- 7.Jueces 18:14-1 Samuel 24:10
- 8.1 Samuel 24:13-2 Samuel 20:8
- 9.2 Samuel 20:10-1 Reyes 21:22
- 10.1 Reyes 21:25-1 Crónicas 16:2
- 11.1 Crónicas 16:3-Nehemías 8:1
- 12.Nehemías 8:2-Job 28:5
- 13.Job 29:2-Salmos 68:2
- 14.Salmos 68:13-Salmos 137:6
- 15.Salmos 139:12-Cantares 4:5
- 16.Cantares 4:11-Isaías 25:11
- 17.Isaías 26:17-Isaías 61:10
- 18.Isaías 61:11-Jeremías 26:11
- 19.Jeremías 26:14-Lamentaciones 2:18
- 20.Lamentaciones 2:19-Ezequiel 43:22
- 21.Ezequiel 44:31-Amós 8:10
- 22.Amós 9:5-Mateo 2:1
- 23.Mateo 2:16-Marcos 4:40
- 24.Marcos 5:6-Lucas 8:28
- 25.Lucas 8:34-Juan 4:45
- 26.Juan 4:47-Hechos 2:1
- 27.Hechos 2:2-Hechos 21:12
- 28.Hechos 21:14-1 Corintios 7:8
- 29.1 Corintios 7:17-Gálatas 5:13
- 30.Gálatas 5:14-Hebreos 3:2
- 31.Hebreos 3:5-Apocalipsis 1:14
- 32.Apocalipsis 1:15-Apocalipsis 22:1
Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día: Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
Aguzaron su lengua como la serpiente; Veneno de áspid hay debajo de sus labios. (Selah.)
Sea enderezada mi oración delante de ti como un perfume, El don de mis manos como la ofrenda de la tarde.
Como quien hiende y rompe la tierra, Son esparcidos nuestros huesos á la boca de la sepultura.
Porque ha perseguido el enemigo mi alma; Ha postrado en tierra mi vida; Hame hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.
Extendí mis manos á ti; Mi alma á ti como la tierra sedienta. (Selah.)
El hombre es semejante á la vanidad: Sus días son como la sombra que pasa.
Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; Nuestras hijas como las esquinas labradas á manera de las de un palacio;
El da la nieve como lana, Derrama la escarcha como ceniza.
El echa su hielo como pedazos: Delante de su frío ¿quién estará?
Los tragaremos vivos como el sepulcro, Y enteros, como los que caen en sima;
Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.
Si como á la plata la buscares, Y la escudriñares como á tesoros;
Porque al que ama castiga, Como el padre al hijo á quien quiere.
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
El camino de los impíos es como la oscuridad: No saben en qué tropiezan.
Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como cuchillo de dos filos.
Y digas: Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión;
Como cierva amada y graciosa corza, Sus pechos te satisfagan en todo tiempo; Y en su amor recréate siempre.
Escápate como el corzo de la mano del cazador, Y como el ave de la mano del parancero.
Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre de escudo.
Guarda mis mandamientos, y vivirás; Y mi ley como las niñas de tus ojos.
Vase en pos de ella luego, Como va el buey al degolladero, Y como el loco á las prisiones para ser castigado;
Como el ave que se apresura al lazo, Y no sabe que es contra su vida, Hasta que la saeta traspasó su hígado.
Plata escogida es la lengua del justo: Mas el entendimiento de los impíos es como nada.
Hacer abominación es como risa al insensato: Mas el hombre entendido sabe.
Como pasa el torbellino, así el malo no permanece: Mas el justo, fundado para siempre.
Como el vinagre á los dientes, y como el humo á los ojos, Así es el perezoso á los que lo envían.
Como la justicia es para vida, Así el que sigue el mal es para su muerte.
El que confía en sus riquezas, caerá: Mas los justos reverdecerán como ramos.
La mujer virtuosa corona es de su marido: Mas la mala, como carcoma en sus huesos.
Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los sabios es medicina.
El camino del perezoso es como seto de espinos: Mas la vereda de los rectos como una calzada.
En la alegría del rostro del rey está la vida; Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.
El hombre perverso cava el mal; Y en sus labios hay como llama de fuego.
El que comienza la pendencia es como quien suelta las aguas: Deja pues la porfía, antes que se enmarañe.
Las riquezas del rico son la ciudad de su fortaleza, Y como un muro alto en su imaginación.
El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte: Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.
Como el bramido del cachorro de león es la ira del rey; Y su favor como el rocío sobre la hierba.
Como bramido de cachorro de león es el terror del rey: El que lo hace enfurecerse, peca contra su alma.
Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre: Mas el hombre entendido lo alcanzará.
De Jehová son los pasos del hombre: ¿Cómo pues entenderá el hombre su camino?
COMO los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová: A todo lo que quiere lo inclina.
Considera el justo la casa del impío: Cómo los impíos son trastornados por el mal.
¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque hacerse han alas, Como alas de águila, y volarán al cielo.
También ella, como robador, acecha, Y multiplica entre los hombres los prevaricadores.
Mas al fin como serpiente morderá, Y como basilisco dará dolor:
Y serás como el que yace en medio de la mar, O como el que está en la punta de un mastelero.
No digas: Como me hizo, así le haré; Daré el pago al hombre según su obra.
Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre de escudo.
Manzana de oro con figuras de plata Es la palabra dicha como conviene.
Como zarcillo de oro y joyel de oro fino, Es el que reprende al sabio que tiene oído dócil.
Como frío de nieve en tiempo de la siega, Así es el mensajero fiel á los que lo envían: Pues al alma de su señor da refrigerio.
Como nubes y vientos sin lluvia, Así es el hombre que se jacta de vana liberalidad.
El que canta canciones al corazón afligido, Es como el que quita la ropa en tiempo de frío, ó el que sobre el jabón echa vinagre.
Como el agua fría al alma sedienta, Así son las buenas nuevas de lejanas tierras.
Como fuente turbia y manantial corrompido, Es el justo que cae delante del impío.
Como ciudad derribada y sin muro, Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.
COMO la nieve en el verano, y la lluvia en la siega, Así conviene al necio la honra.
Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, Así la maldición sin causa nunca vendrá.
Nunca respondas al necio en conformidad á su necedad, Para que no seas tú también como él.
Como el que se corta los pies y bebe su daño, Así es el que envía algo por mano de un necio.
Como quien liga la piedra en la honda, Así hace el que al necio da honra.
Como perro que vuelve á su vómito, Así el necio que repite su necedad.
El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno, Es como el que toma al perro por las orejas.
Como el que enloquece, y echa llamas Y saetas y muerte,
Como escoria de plata echada sobre el tiesto, Son los labios enardecidos y el corazón malo.
Como un agua se parece á otra, Así el corazón del hombre al otro.
HUYE el impío sin que nadie lo persiga: Mas el justo está confiado como un leoncillo.
Fué como navío de mercader: Trae su pan de lejos.
Y he visto que la sabiduría sobrepuja á la necedad, como la luz á las tinieblas.
Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio me sucederá también á mí: ¿para qué pues he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.
Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
Porque el suceso de los hijos de los hombres, y el suceso del animal, el mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros; y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia: porque todo es vanidad.
También si dos durmieren juntos, se calentarán; mas ¿cómo se calentará uno solo?
Como salió del vientre de su madre, desnudo, así se vuelve, tornando como vino; y nada tuvo de su trabajo para llevar en su mano.
Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar al viento?
Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?
Porque la risa del necio es como el estrépito de las espinas debajo de la olla. Y también esto es vanidad.
Porque tu corazón sabe, como tú también dijiste mal de otros muchas veces.
Y yo he hallado más amarga que la muerte la mujer, la cual es redes, y lazos su corazón; sus manos como ligaduras. El que agrada á Dios escapará de ella; mas el pecador será preso en ella.
¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre hará relucir su rostro, y mudaráse la tosquedad de su semblante.
Y que el impío no tendrá bien, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no temió delante de la presencia de Dios.
Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos á quienes sucede como si hicieran obras de impíos; y hay impíos á quienes acaece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.
Todo acontece de la misma manera á todos: un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno y al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica: como el bueno, así el que peca; el que jura, como el que teme el juramento.
Porque el hombre tampoco conoce su tiempo: como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se prenden en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
Vi siervos en caballos, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra.
Como tú no sabes cuál es el camino del viento, ó como se crían los huesos en el vientre de la mujer preñada, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
Y el polvo se torne á la tierra, como era, y el espíritu se vuelva á Dios que lo dió.
Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.
Morena soy, oh hijas de Jerusalem, Mas codiciable; Como las cabañas de Cedar, Como las tiendas de Salomón.
Hazme saber, ó tú á quien ama mi alma, Dónde repastas, dónde haces tener majada al medio día: Porque, ¿por qué había yo de estar como vagueando Tras los rebaños de tus compañeros?
Como el lirio entre las espinas, Así es mi amiga entre las doncellas.
Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los mancebos: Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fué dulce en mi paladar.
¿Quién es ésta que sube del desierto como columnita de humo, Sahumada de mirra y de incienso, Y de todos polvos aromáticos?
HE aquí que tú eres hermosa, amiga mía, he aquí que tú eres hermosa; Tus ojos entre tus guedejas como de paloma; Tus cabellos como manada de cabras, Que se muestran desde el monte de Galaad.
Tus dientes, como manadas de trasquiladas ovejas, Que suben del lavadero, Todas con crías mellizas, Y ninguna entre ellas estéril.
Tus labios, como un hilo de grana, Y tu habla hermosa; Tus sienes, como cachos de granada á la parte adentro de tus guedejas.
Tu cuello, como la torre de David, edificada para muestra; Mil escudos están colgados de ella, Todos escudos de valientes.
Tus dos pechos, como dos cabritos mellizos de gama, Que son apacentados entre azucenas.
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