'Era' en la Biblia
Y la puerta de cada cámara salía al espacio que quedaba; una puerta hacia el norte, y otra puerta hacia el mediodía: y la anchura del espacio que quedaba era de cinco codos por todo alrededor.
Y el edificio que estaba delante del apartamiento al lado de hacia el occidente era de setenta codos; y la pared del edificio, de cinco codos de anchura alrededor, y noventa codos de largo.
Cada poste del templo era cuadrado, y la delantera del santuario era como la otra delantera.
La altura del altar de madera era de tres codos, y su longitud de dos codos; y sus esquinas, y su superficie, y sus paredes, eran de madera. Y díjome: Esta es la mesa que está delante de Jehová.
Por delante de la puerta del norte su longitud era de cien codos, y la anchura de cincuenta codos.
Porque la longitud de las cámaras del atrio de afuera era de cincuenta codos: y delante de la fachada del templo había cien codos.
Y el corredor que había delante de ellas era semejante al de las cámaras que estaban hacia el norte, conforme á su longitud, asimismo su anchura, y todas sus salidas; conforme á sus puertas, y conforme á sus entradas.
Y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía de hacia el oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía á causa de su gloria.
Y la visión que vi era como la visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad: y las visiones eran como la visión que vi junto al río de Chebar; y caí sobre mi rostro.
Tú, oh rey, veías, y he aquí una grande imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
La cabeza de esta imagen era de fino oro; sus pechos y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de metal;
EL rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, la altura de la cual era de sesenta codos, su anchura de seis codos: levantóla en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.
Aquestas las visiones de mi cabeza en mi cama: Parecíame que veía un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande.
Su copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y para todos había en él mantenimiento. Debajo de él se ponían á la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y manteníase de él toda carne.
Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, estuvo callando casi una hora, y sus pensamientos lo espantaban: El rey habló, y dijo: Beltsasar, el sueño ni su declaración no te espante. Respondió Beltsasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos,
Y cuya copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y que para todos había mantenimiento en él; debajo del cual moraban las bestias del campo, y en sus ramas habitaban las aves del cielo,
Y sobre ellos tres presidentes, de los cuales Daniel era el uno, á quienes estos gobernadores diesen cuenta, porque el rey no recibiese daño.
Pero el mismo Daniel era superior á estos gobernadores y presidentes, porque había en él más abundancia de espíritu: y el rey pensaba de ponerlo sobre todo el reino.
Entonces los presidentes y gobernadores buscaban ocasiones contra Daniel por parte del reino; mas no podían hallar alguna ocasión ó falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fué en él hallado.
La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta tanto que sus alas fueron arrancadas, y fué quitada de la tierra; y púsose enhiesta sobre los pies á manera de hombre, y fuéle dado corazón de hombre.
Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible, y en grande manera fuerte; la cual tenía unos dientes grandes de hierro: devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies: y era muy diferent
Estuve mirando hasta que fueron puestas sillas: y un Anciano de grande edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su silla llama de fuego, sus ruedas fuego ardiente.
Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que tan diferente era de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro, y sus uñas de metal, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies:
Y alcé mis ojos, y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, el cual tenía dos cuernos: y aunque eran altos, el uno era más alto que el otro; y el más alto subió á la postre.
EN el tercer año de Ciro rey de Persia, fué revelada palabra á Daniel, cuyo nombre era Beltsasar; y la palabra era verdadera, mas el tiempo fijado era largo: él empero comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión.
Y su cuerpo era como piedra de Tarsis, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de metal resplandeciente, y la voz de sus palabras como la voz de ejército.
La era y el lagar no los mantedrán; les fallará el mosto.
CUANDO Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé á mi hijo.
Por tanto serán como la niebla de la mañana, y como el rocío de la madrugada que se pasa; como el tamo que la tempestad arroja de la era, y como el humo que de la chimenea sale.
Y yo destruí delante de ellos al Amorrheo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como un alcornoque; y destruí su fruto arriba, sus raíces abajo.
ASI me ha mostrado el Señor Jehová: y he aquí, él criaba langostas al principio que comenzaba á crecer el heno tardío; y he aquí, era el heno tardío después de las siegas del rey.
Y levantóse Jonás, y fué á Nínive, conforme á la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad sobremanera grande, de tres días de camino.
El que ayer era mi pueblo, se ha levantado como enemigo: tras las vestiduras quitasteis las capas atrevidamente á los que pasaban, como los que vuelven de la guerra.
Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová, ni entendieron su consejo: por lo cual los juntó como gavillas en la era.
¿Eres tú mejor que No-amón, que estaba asentada entre ríos, cercada de aguas, cuyo baluarte era la mar, y del mar su muralla?
Etiopía era su fortaleza, y Egipto sin límite; Put y Libia fueron en tu ayuda.
¿No han de levantar todos estos sobre él parábola, y sarcasmos contra él? Y dirán: Ay del que multiplicó lo que no era suyo! ¿Y hasta cuándo había de amontonar sobre sí espeso lodo?
Horadaste con sus báculos las cabezas de sus villas, Que como tempestad acometieron para derramarme: Su orgullo era como para devorar al pobre encubiertamente.
Reuniré á los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron; para quienes el oprobio de ella era una carga.
Y fué deshecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miran á mí, que era palabra de Jehová.
Yo os he amado, dice Jehová: y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob, dice Jehová, y amé á Jacob,
Y José su marido, como era justo, y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente.
Y tenía Juan su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.
Su aventador en su mano está, y aventará su era: y allegará su trigo en el alfolí, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
Mas oyendo Jesús que Juan era preso, se volvió á Galilea;
Cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no le era lícito comer, ni á los que estaban con él, sino á solos los sacerdotes¿
Y ya el barco estaba en medio de la mar, atormentado de las ondas; porque el viento era contrario.
Entonces mandó á sus discípulos que á nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.
Y la compañía, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino: y otros cortaban ramos de los árboles, y los tendían por el camino.
El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿del cielo, ó de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le creísteis?
Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejasteis lo que es lo más grave de la ley, es á saber, el juicio y la misericordia y la fe: esto era menester hacer, y no dejar lo otro.
Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, volvió arrepentido las treinta piezas de plata á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos,
Y el centurión, y los que estaban con él guardando á Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente Hijo de Dios era éste.
Y su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.
Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado de Satanás; y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.
Entonces vinieron á él unos trayendo un paralítico, que era traído por cuatro.
Y los que apacentaban los puercos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron para ver qué era aquello que había acontecido.
Porque Herodes temía á Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le tenía respeto: y oyéndole, hacía muchas cosas; y le oía de buena gana.
Y los vió fatigados bogando, porque el viento les era contrario: y cerca de la cuarta vigilia de la noche, vino á ellos andando sobre la mar, y quería precederlos.
Y viéndole ellos, que andaba sobre la mar, pensaron que era fantasma, y dieron voces;
Y la mujer era Griega, Sirofenisa de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.
Y llegándose los Fariseos, le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar á su mujer.
Y oyendo que era Jesús el Nazareno, comenzó á dar voces y decir: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí.
Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, se acercó, si quizá hallaría en ella algo: y como vino á ella, nada halló sino hojas; porque no era tiempo de higos.
El bautismo de Juan, ¿era del cielo, ó de los hombres? Respondedme.
Y si dijéremos, de los hombres, tememos al pueblo: porque todos juzgaban de Juan, que verdaderamente era profeta.
Y DOS días después era la Pascua y los días de los panes sin levadura: y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas cómo le prenderían por engaño, y le matarían.
Y luego, aun hablando él, vino Judas, que era uno de los doce, y con él una compañía con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas y de los ancianos.
Y era la hora de las tres cuando le crucificaron.
Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDIOS.
Y el centurión que estaba delante de él, viendo que había espirado así clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.
Y cuando fué la tarde, porque era la preparación, es decir, la víspera del sábado,
Y Pilato se maravilló que ya fuese muerto; y haciendo venir al centurión, preguntóle si era ya muerto.
Y María Magdalena, y María madre de José, miraban donde era puesto.
Y como miraron, ven la piedra revuelta; que era muy grande.
Y no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran avanzados en días.
A una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David: y el nombre de la virgen era María.
Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, á Judea, á la ciudad de David, que se llama Bethlehem, por cuanto era de la casa y familia de David;
Y he aquí, había un hombre en Jerusalem, llamado Simeón, y este hombre, justo y pío, esperaba la consolación de Israel: y el Espíritu Santo era sobre él.
Y era viuda de hasta ochenta y cuatro años, que no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
Y el niño crecía, y fortalecíase, y se henchía de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.
Cuyo bieldo está en su mano, y limpiará su era, y juntará el trigo en su alfolí, y la paja quemará en fuego que nunca se apagará.
Por cuarenta días, y era tentado del diablo. Y no comió cosa en aquellos días: los cuales pasados, tuvo hambre.
Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos.
Y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad.
Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas riñéndolos no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo.
Y entrado en uno de estos barcos, el cual era de Simón, le rogó que lo desviase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde el barco á las gentes.
Cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dió también á los que estaban con él, los cuales no era lícito comer, sino á solos los sacerdotes?
Y como llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera á un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda: y había con ella grande compañía de la ciudad.
Y sus discípulos le preguntaron, diciendo, qué era está parábola.
(Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre: porque ya de mucho tiempo le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y grillos; mas rompiendo las prisiones, era agitado del demonio por los desiertos.)
Y he aquí un varón, llamado Jairo, y que era príncipe de la sinagoga, vino, y cayendo á los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;
Mas ellos no entendían esta palabra, y les era encubierta para que no la entendiesen; y temían preguntarle de esta palabra.
Mas no le recibieron, porque era su traza de ir á Jerusalem.
Y estaba él lanzando un demonio, el cual era mudo: y aconteció que salido fuera el demonio, el mudo habló y las gentes se maravillaron.
Mas ay de vosotros, Fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortliza; mas el juicio y la caridad de Dios pasáis de largo. Pues estas cosas era necesario hacer, y no dejar las otras.
Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; habíase perdido, y es hallado. Y comenzaron á regocijarse.
Y llamando á uno de los criados, preguntóle qué era aquello.
Mas era menester hacer fiesta y holgar nos, porque este tu hermano muerto era, y ha revivido; habíase perdido, y es hallado.
Y derribóse sobre el rostro á sus pies, dándole gracias: y éste era Samaritano.
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