'Estos' en la Biblia
De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Y los nombres de los doce apóstoles son estos: el primero, Simón, que es dicho Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;
á estos doce envió Jesús, á los cuales dió mandamiento, diciendo: Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis;
Y cualquiera que diere á uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa.
Y cualquiera que escandalizare á alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en el profundo de la mar.
Mirad no tengáis en poco á alguno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos.
Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.
Diciendo: Estos postreros sólo han trabajado una hora, y los has hecho iguales á nosotros, que hemos llevado la carga y el calor del día.
Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino.
Y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí: ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis á uno de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis.
Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis á uno de estos pequeñitos, ni á mí lo hicisteis.
E irán éstos al tormento eterno, y los justos á la vida eterna.
Y levantándose el pontífice, le dijo: ¿No respondes nada? ¿qué testifican éstos contra ti?
Y éstos son los de junto al camino: en los que la palabra es sembrada: mas después que la oyeron, luego viene Satanás, y quita la palabra que fué sembrada en sus corazones.
Y asimismo éstos son los que son sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, luego la toman con gozo;
Y éstos son los que son sembrados entre espinas: los que oyen la palabra;
Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra, y la reciben, y hacen fruto, uno á treinta, otro á sesenta, y otro á ciento.
Y sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien hartar á estos de pan aquí en el desierto?
Y cualquiera que escandalizare á uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y fuera echado en la mar.
¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá á estos labradores, y dará su viña á otros.
Y el segundo es semejante á él: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor juicio.
Y Jesús respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores serán estos.
Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó á Jesús, diciendo: ¿No respondes algo? ¿Qué atestiguan estos contra ti?
Y entrado en uno de estos barcos, el cual era de Simón, le rogó que lo desviase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde el barco á las gentes.
Y no teniendo ellos de qué pagar, perdonó á ambos. Di, pues, ¿cuál de éstos le amará más?
Y los de junto al camino, éstos son los que oyen; y luego viene el diablo, y quita la palabra de su corazón, porque no crean y se salven.
Y los de sobre la piedra, son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; mas éstos no tienen raíces; que á tiempo creen, y en el tiempo de la tentación se apartan.
Y la que cayó entre las espinas, éstos son los que oyeron; mas yéndose, son ahogados de los cuidados y de las riquezas y de los pasatiempos de la vida, y no llevan fruto.
Mas la que en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto en paciencia.
¿Quién, pues, de estos tres te parece que fué el prójimo de aquél que cayó en manos de los ladrónes?
Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos Galileos, porque han padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los Galileos?
Y respondiendo el príncipe de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese curado en sábado, dijo á la compañía: Seis días hay en que es necesario obrar: en estos, pues, venid y sed curados, y no en días de sábado.
Mejor le fuera, si le pusiesen al cuello una piedra de molino, y le lanzasen en el mar, que escandalizar á uno de estos pequeñitos.
Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaren, las piedras clamarán.
Vendrá, y destruirá á estos labradores, y dará su viña á otros. Y como ellos lo oyeron, dijeron: Dios nos libre!
Que devoran las casas de las viudas, poniendo por pretexto la larga oración: éstos recibirán mayor condenación.
Porque todos estos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios; mas ésta de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
Porque estos son días de venganza: para que se cumplan todas las cosas que están escritas.
Y respondiendo el uno, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Tú sólo peregrino eres en Jerusalem, y no has sabido las cosas que en ella han acontecido estos días?
En éstos yacía multitud de enfermos, ciegos, cojos, secos, que estaban esperando el movimiento del agua.
Y como alzó Jesús los ojos, y vió que había venido á él grande multitud, dice á Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?
Mas estos comunales que no saben la ley, malditos son.
Estos pues, se llegaron á Felipe, que era de Bethsaida de Galilea, y rogáronle, diciendo: Señor, querríamos ver á Jesús.
Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo á ti vengo. Padre santo, á los que me has dado, guárdalos por tu nombre, para que sean una cosa, como también nosotros.
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, mas yo te he conocido; y éstos han conocido que tú me enviaste;
Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy: pues si á mi buscáis, dejad ir á éstos.
Y cuando hubieron comido, Jesús dijo á Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Dícele; Sí Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis corderos.
Porque Juan á la verdad bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de estos.
Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Conviene, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros,
Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál escoges de estos dos,
Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: He aquí ¿no son "Galileos todos estos que hablan?
Porque éstos no están borrachos, como vosotros pensáis, siendo la hora tercia del día;
Y todos los profetas desde Samuel y en adelante, todos los que han hablado, han anunciado estos días.
Diciendo: ¿Qué hemos de hacer á estos hombres? porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria á todos los que moran en Jerusalem, y no lo podemos negar.
Y les dijo: Varones Israelitas, mirad por vosotros acerca de estos hombres en lo que habéis de hacer.
Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien; al que se agregó un número de hombres como cuatrocientos: el cual fué matado; y todos los que le creyeron fueron dispersos, y reducidos á nada.
Y ahora os digo: Dejaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo ó esta obra es de los hombres, se desvanecerá:
A estos presentaron delante de los apóstoles, los cuales orando les pusieron las manos encima.
Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados:
Entonces respondió Pedro: ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?
Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Y vinieron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón,
Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme á Bernabé y á Saulo para la obra para la cual los he llamado.
Esta, siguiendo á Pablo y á nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Alto, los cuales os anuncian el camino de salud.
Y presentándolos á los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo Judíos, alborotan nuestra ciudad,
Mas no hallándolos, trajeron á Jasón y á algunos hermanos á los gobernadores de la ciudad, dando voces: Estos que alborotan el mundo, también han venido acá;
A los cuales Jasón ha recibido; y todos estos hacen contra los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
Y fueron estós más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, si estas cosas eran así.
Pues habéis traído á estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.
Estos yendo delante, nos esperaron en Troas.
Y después de estos días, apercibidos, subimos á Jerusalem.
Tomando á éstos contigo, purifícate con ellos, y gasta con ellos, para que rasuren sus cabezas, y todos entiendan que no hay nada de lo que fueron informados acerca de ti; sino que tú también andas guardando la ley.
¿No eres tú aquel Egipcio que levantaste una sedición antes de estos días, y sacaste al desierto cuatro mil hombres salteadores?
Y escribió una carta en estos términos:
O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando yo estuve en el concilio,
Porque si alguna injuria, ó cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehuso morir; mas si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede darme á ellos. A César apelo.
Pablo dijo al centurión y á los soldados: Si éstos no quedan en la nave, vosotros no podéis salvaros.
Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó.
Quiere decir: No los que son hijos de la carne, éstos son los hijos de Dios; mas los que son hijos de la promesa, son contados en la generación.
Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia.
Y á aquellos del cuerpo que estimamos ser más viles, á éstos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos honestos, tienen más compostura.
Y cuando habré llegado, los que aprobareis por cartas, á éstos enviaré que lleven vuestro beneficio á Jerusalem.
Huélgome de la venida de Estéfanas y de Fortunato y de Achâico: porque éstos suplieron lo que á vosotros faltaba.
A éstos ciertamente olor de muerte para muerte; y á aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién es suficiente?
Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, trasfigurándose en apóstoles de Cristo.
Todos los que quieren agradar en al carne, éstos os constriñen á que os circuncidéis, solamente por no padecer persecución por la cruz de Cristo.
Y Jesús, el que se llama Justo; los cuales son de la circuncisión: éstos solos son los que me ayudan en el reino de Dios, y me han sido consuelo.
Y éstos también sean antes probados; y así ministren, si fueren sin crimen.
Teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella: y á éstos evita.
Porque de éstos son los que se entran por las casas, y llevan cautivas las mujercillas cargadas de pecados, llevadas de diversas concupiscencias;
Y de la manera que Jannes y Jambres resistieron á Moisés, así también estos resisten á la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos acerca de la fe.
En estos porstreros días nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo, por el cual asimismo hizo el universo:
Fué, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas con estas cosas; empero las mismas cosas celestiales con mejores sacrificios que éstos.
Empero en estos sacrificios cada año se hace conmemoración de los pecados.
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