'Las' en la Biblia
Heme consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo mi lecho, riego mi estrado con mis lágrimas.
Levántate, oh SEÑOR, con tu furor; álzate a causa de las iras de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú compusiste:
Le hiciste señorear de las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies:
las aves de los cielos, y los peces del mar; lo que pasa por los caminos del mar.
Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos; y las ciudades que derribaste, su memoria pereció con ellas.
Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sion, y me goce en tu salud.
Está en las guaridas de las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre.
Las palabras del SEÑOR son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, colada siete veces.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, así mismo la heredad se hermoseó sobre mí.
Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja; aun en las noches me enseña mis riñones.
Para las obras humanas, por la palabra de tus labios yo observé los caminos del violento.
Y cabalgó sobre un querubín, y voló; voló sobre las alas del viento.
Y aparecieron las honduras de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo por tu reprensión, oh SEÑOR, por el soplo del viento de tu nariz.
Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas.
Y los molí como polvo delante del viento; los esparcí como lodo de las calles.
El Dios que me da las venganzas, y sujetó pueblos debajo de mí.
El cual engrandece las saludes de su rey, y hace misericordia a su ungido David, y a su simiente, para siempre.
Detén asimismo a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré perfecto, y estaré limpio de gran rebelión.
Ahora he conocido que el SEÑOR ha guardado a su ungido; lo oirá desde los cielos de su santidad con las valentías de la salud de su diestra.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor?
Tú empero eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
Se acordarán, y se volverán al SEÑOR todos los términos de la tierra; y se humillarán delante de ti todas las familias de los gentiles.
Yod Todas las sendas del SEÑOR son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios.
Tsade Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.
He caminado en rectitud; en las congregaciones bendeciré al SEÑOR.
Porque no entendieron las obras del SEÑOR, y el hecho de sus manos, los derribará, y no los edificará.
El SEÑOR es la fortaleza de su pueblo, y el esfuerzo de las saludes de su ungido.
Voz del SEÑOR sobre las aguas; el Dios de gloria hizo tronar; el SEÑOR sobre las muchas aguas.
Voz del SEÑOR que hará estar de parto a las ciervas, y desnudará los bosques; y en su templo todos los suyos le dicen gloria.
Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias;
Los esconderás en el escondedero de tu rostro de las arrogancias del hombre; los esconderás en el tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
Por esto orará a ti todo misericordioso en el tiempo de poder hallarte; ciertamente en la inundación de las muchas aguas no llegarán éstas a él.
El junta como en un montón las aguas del mar; él pone por tesoros los abismos.
El SEÑOR hace anular el consejo de los gentiles, y hace anular las maquinaciones de los pueblos.
El consejo del SEÑOR permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; no quiso entender para bien hacer.
SEÑOR, hasta los cielos es tu misericordia; tu verdad hasta las nubes.
Pon asimismo tu delicia en el SEÑOR, y él te dará las peticiones de tu corazón.
Tet Mejor es lo poco del justo, que las muchas riquezas de los pecadores.
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Y las hijas de Tiro con presente; aun los ricos del pueblo suplicarán tu favor.
Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones; por lo cual pueblos te alabarán eternamente y para siempre.
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Del Río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, el santuario de las tiendas del Altísimo.
Venid, ved las obras del SEÑOR, que ha puesto asolamientos en la tierra.
Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.
Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.
Con viento solano quiebras tú las naves de Tarsis.
Se alegrará el monte de Sion; se gozarán las hijas de Judá por tus juicios.
Mas el hombre no permanecerá en honra; es semejante a las bestias que son cortadas.
El hombre en honra que no entiende, semejante es a las bestias que son cortadas.
Conozco todas las aves de los montes, y las fieras del campo están conmigo.
Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas por eso que de cierto sería yo como tú; yo te argüiré, y las pondré delante de tus ojos.
Te alabaré en los pueblos, oh Señor; cantaré de ti en las naciones.
Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad.
Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; quiebra, oh SEÑOR, las muelas de los leoncillos.
Antes que vuestras ollas sientan el fuego de las espinas, así vivos, así airado, los arrebate él con tempestad.
cuando me acordare de ti en mi lecho, cuando meditare de ti en las velas de la noche.
Palabras de iniquidades me sobrepujaron; mas nuestras rebeliones tú las limpiarás.
Con tremendas cosas, nos oirás en justicia, oh Dios de nuestra salud, esperanza de todos los fines de la tierra, y las lejuras del mar.
Y los habitadores de los fines de la tierra temen de tus maravillas; que haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.
Destilan sobre las habitaciones del desierto; y los collados se ciñen de alegría.
Venid, y ved las obras de Dios, terrible en hechos sobre los hijos de los hombres.
Aunque seáis echados entre las ollas, seréis como las alas de la paloma cubierta de plata, y sus plumas con amarillez de oro.
Los cantores iban delante, los tañedores detrás; en medio, las doncellas con panderos.
Bendecid a Dios en las congregaciones; al Señor, vosotros del linaje de Israel.
Atribuid fortaleza a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su fortaleza está en las nubes.
Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma.
Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta, y me zaherían en las canciones de los bebedores de sidra.
Sácame del lodo, y no sea yo anegado; sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.
No me anegue el ímpetu de las aguas, ni me trague la hondura, ni el pozo cierre sobre mí su boca.
Porque Dios guardará a Sion, y reedificará las ciudades de Judá; y habitarán allí, y la heredarán.
Por ti he sido sustentado desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; de ti ha sido siempre mi alabanza.
Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares; hasta que denuncie tu brazo a la posteridad; tus valentías a todos los que han de venir.
Los reyes de Tarsis y de las islas traerán presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.
Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará las almas de los pobres en espíritu.
Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará estruendo como el Líbano, y desde la ciudad reverdecerán como la hierba de la tierra.
Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Jessé.
y he sido azotado todo el día, y castigado por las mañanas:
¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué ha humeado tu furor contra las ovejas de tu prado?
Nombrado era, como si lo llevara al cielo, el que metía las hachas en el monte de la madera espesa para el edificio del santuario.
Tú hendiste el mar con tu fortaleza; quebrantaste las cabezas de los dragones en las aguas.
Tú magullaste las cabezas del leviatán; lo diste por comida al pueblo de los desiertos.
No entregues a las bestias el alma de tu tórtola; y no olvides para siempre la congregación de tus pobres.
Mira al pacto; porque las tenebrosidades de la tierra llenas están de habitaciones de violencia.
No olvides las voces de tus enemigos; el alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.
Allí quebró las saetas del arco; el escudo, y la espada, y la guerra. (Selah.)
Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza; tú reprimirás el resto de las iras.
me acordaba de las obras de JAH; por tanto me acordé de tus maravillas antiguas.
Te vieron las aguas, oh Dios; te vieron las aguas, temieron; y temblaron los abismos.
Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus rayos.
En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas.
Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
Las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron.
No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas del SEÑOR, y su fortaleza, y sus maravillas que hizo.