'Su' en la Biblia
- 1.Gé 1:11-Gé 18:19
- 2.Gé 18:21-Gé 27:22
- 3.Gé 27:26-Gé 36:43
- 4.Gé 37:1-Gé 46:1
- 5.Gé 46:4-Éx 12:9
- 6.Éx 12:22-Éx 28:21
- 7.Éx 28:26-Levítico 4:23
- 8.Levítico 4:24-Levítico 14:18
- 9.Levítico 14:19-Levítico 22:11
- 10.Levítico 22:13-Números 6:11
- 11.Números 6:12-Números 22:21
- 12.Números 22:22-Deuteronomio 2:32
- 13.Deuteronomio 2:33-Deuteronomio 24:1
- 14.Deuteronomio 24:2-Josué 10:30
- 15.Josué 10:33-Jueces 9:16
- 16.Jueces 9:17-Rut 1:6
- 17.Rut 1:8-1 Samuel 14:45
- 18.1 Samuel 14:46-1 Samuel 27:1
- 19.1 Samuel 27:3-2 Samuel 13:32
- 20.2 Samuel 13:33-1 Reyes 4:7
- 21.1 Reyes 4:25-1 Reyes 16:3
- 22.1 Reyes 16:5-2 Reyes 8:2
- 23.2 Reyes 8:3-2 Reyes 19:21
- 24.2 Reyes 19:23-1 Crónicas 7:20
- 25.1 Crónicas 7:21-1 Crónicas 24:3
- 26.1 Crónicas 24:19-2 Crónicas 15:9
- 27.2 Crónicas 15:12-2 Crónicas 32:3
- 28.2 Crónicas 32:7-Nehemías 4:22
- 29.Nehemías 5:6-Job 2:4
- 30.Job 2:5-Job 21:10
- 31.Job 21:16-Job 38:33
- 32.Job 38:41-Salmos 25:10
- 33.Salmos 25:13-Salmos 65:6
- 34.Salmos 66:2-Salmos 98:1
- 35.Salmos 98:2-Salmos 110:5
- 36.Salmos 110:7-Salmos 150:2
- 37.Proverbios 1:18-Proverbios 16:32
- 38.Proverbios 17:5-Proverbios 29:11
- 39.Proverbios 29:14-Cantares 8:12
- 40.Isaías 1:3-Isaías 22:24
- 41.Isaías 23:3-Isaías 44:18
- 42.Isaías 44:20-Jeremías 2:7
- 43.Jeremías 2:11-Jeremías 22:13
- 44.Jeremías 22:18-Jeremías 46:16
- 45.Jeremías 46:21-Lamentaciones 2:20
- 46.Lamentaciones 3:1-Ezequiel 19:11
- 47.Ezequiel 19:12-Ezequiel 36:17
- 48.Ezequiel 37:7-Daniel 6:11
- 49.Daniel 6:13-Oseas 10:1
- 50.Oseas 10:2-Miqueas 7:9
- 51.Miqueas 7:16-Zacarías 14:9
- 52.Zacarías 14:10-Mateo 14:8
- 53.Mateo 14:11-Marcos 7:6
- 54.Marcos 7:12-Lucas 5:6
- 55.Lucas 5:15-Juan 2:5
- 56.Juan 2:11-Hechos 7:6
- 57.Hechos 7:10-Romanos 16:15
- 58.1 Corintios 1:9-1 Tesalonicenses 2:12
- 59.1 Tesalonicenses 2:19-2 Pedro 2:8
- 60.2 Pedro 2:12-Apocalipsis 16:10
- 61.Apocalipsis 16:12-Apocalipsis 22:19
Pero tanto más se extendía su fama; y se juntaba grande multitud a oír y ser sanada por él de sus enfermedades.
Y luego, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba echado, se fue a su casa, glorificando a Dios.
E hizo Leví gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros, los cuales estaban a la mesa con ellos.
Y mirándolos a todos alrededor, dice al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restituida sana como la otra.
A Simón, al cual también llamó Pedro, y a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé,
El discípulo no es sobre su maestro; mas cualquiera que fuere como el maestro, será perfecto.
Porque cada árbol por su fruto es conocido; que no cogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de las zarzas.
El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca.
Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; en la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó; y fue grande la ruina de aquella casa.
Y cuando oyó hablar de JESÚS, envió a él los ancianos de los judíos, rogándole que viniera y librara a su siervo.
Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de su casa, envió el centurión amigos a él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;
Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban fuera a un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda; y había con ella grande compañía de la ciudad.
Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y que Dios ha visitado a su pueblo.
Y estando detrás a sus pies, comenzó llorando a regar con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía con el ungüento.
Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; y ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos de su cabeza.
Uno que sembraba, salió a sembrar su simiente; y sembrando, una parte cayó junto al camino, y fue hollada; y las aves del cielo la comieron.
Y los de junto al camino, éstos son los que oyen; y luego viene el diablo, y quita la palabra de su corazón, para que no se salven creyendo.
Y vinieron a él su madre y hermanos; y no podían llegar a él por causa de la multitud.
Y salieron a ver lo que había acontecido; y vinieron a Jesús, y hallaron sentado al hombre de quien habían salido los demonios, vestido, y en su juicio, a los pies de Jesús; y tuvieron miedo.
Y he aquí un varón, llamado Jairo, y que era príncipe de la sinagoga, vino, y cayendo a los pies de Jesús, le rogaba que entrara en su casa;
Y una mujer, que tenía flujo de sangre hacía ya doce años, la cual había gastado en médicos toda su hacienda, y por ninguno había podido ser curada,
acercándose por las espaldas, tocó el borde de su vestido; y luego se estancó el flujo de su sangre.
Entonces su espíritu volvió, y se levantó luego; y él mandó que le dieran de comer.
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero cada día, y sígame.
Porque cualquiera que quisiere salvar su alma, la perderá; y cualquiera que perdiere su alma por causa de mí, éste la salvará.
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal, el Hijo del hombre se avergonzará cuando venga en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles.
Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
que aparecieron en majestad, y hablaban de su salida, la cual había de cumplir en Jerusalén.
Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y cuando despertaron, vieron su majestad, y a aquellos dos varones que estaban con él.
Y mientras se acercaba, el demonio le derribó y despedazó; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo volvió a su padre.
Y aconteció que, como se cumplió el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir a Jerusalén.
Mas no le recibieron, porque su rostro era como de alguien que iba a Jerusalén.
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mirare atrás, es hábil para el Reino de Dios.
Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os dieren; porque el obrero digno es de su salario. No os paséis de casa en casa.
y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, le llevó a un mesón, y lo curó.
Y aconteció que yendo, entró él en una aldea; y una mujer llamada Marta, le recibió en su casa.
Y ésta tenía una hermana que se llamaba María, la cual sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
Os digo, que aunque no se levante a darle por ser su amigo, sin embargo, por su importunidad se levantará, y le dará todo lo que necesite.
¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?, o, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente?
Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo estará en pie su reino? Ya que decís que en Beelzebú echo yo fuera los demonios.
Cuando el fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee.
acechándole, y procurando cazar algo de su boca para acusarle.
¿Y quién de vosotros podrá con su afán añadir a su estatura un codo?
Considerad los lirios, cómo crecen; no labran, ni hilan; y os digo, que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
y vosotros semejantes a hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y tocare, luego le abran.
Pero esto sabed, que si supiera el padre de familia a qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.
Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual el señor pondrá sobre su familia, para que a tiempo les dé su ración?
Mas si el tal siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a herir a los siervos y a las criadas, y a comer y a beber y a embriagarse;
vendrá el señor de aquel siervo el día que él no espera, y a la hora que él no sabe, y le apartará, y pondrá su parte con los infieles.
Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho.
El padre estará dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.
Y dijo esta parábola: Tenía uno una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.
Entonces el Señor le respondió, y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en sábado su buey o su asno del pesebre, y lo lleva a beber?
Semejante es a un grano de mostaza, que tomándolo el hombre lo metió en su huerto; y creció, y fue hecho árbol grande, y las aves del cielo hicieron nidos en sus ramas.
Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los llamados: Venid, que ya está todo aparejado.
Y vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve presto por las plazas y por las calles de la ciudad, y mete acá los pobres, los mancos, y cojos, y ciegos.
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.
Y cualquiera que no carga su madero, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me pertenece; y les repartió su sustento.
Y no muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, partió lejos a una provincia apartada; y allí desperdició su hacienda viviendo perdidamente.
Y fue y se llegó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentara los puercos.
Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los puercos; mas nadie se las daba.
Y levantándose, vino a su padre. Y como aún estuviera lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Mas el padre dijo a sus siervos: Sacad el principal vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y zapatos en sus pies.
Y su hijo mayor estaba en el campo; el cual cuando vino, y llegó cerca de casa, oyó la sinfonía y las danzas;
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrara.
Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor?
Y alabó el señor al mayordomo malo por haber hecho discretamente; porque los hijos de este siglo son en su generación más prudentes que los hijos de luz.
Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.
Y en el Hades alzó sus ojos, estando en los tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno.
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.
Porque como el relámpago, que resplandece de la región de debajo del cielo, resplandece en lo que está debajo del cielo, así también será el Hijo del hombre en su día.
Cualquiera que procurare salvar su alma, la perderá; y cualquiera que la perdiere, la vivificará.
Mas el publicano estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho, diciendo: Dios, reconcíliame, pecador.
Os digo que éste descendió a su casa más justificado que el otro; porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado.
Vendrá, y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Que no sea así!
Y no pudieron reprender sus palabras delante del pueblo; antes maravillados de su respuesta, callaron.
diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y muriere sin hijos, que su hermano tome la mujer, y levante simiente a su hermano.
Así que David le llama Señor; ¿cómo pues es su hijo?
porque todos éstos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios; mas ésta de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
Y cuando viereis a Jerusalén cercada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.
Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada.
Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fue contado; porque lo que está escrito de mí, su cumplimiento tiene.
Y estando en agonía, oraba más intensamente; y fue su sudor como gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.
y cubriéndole, herían su rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza quién es el que te hirió.
Y cuando fue de día, se juntaron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y le trajeron a su concilio,
Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio deseamos? Porque nosotros lo hemos oído de su boca.
Mas Herodes con su corte le menospreció, y escarneció, vistiéndole de una ropa rica; y le volvió a enviar a Pilato.
Y viniendo también las mujeres que le habían seguido de Galilea, vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo.
y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, los cuales dijeron que él vive.
¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara (así) en su gloria?
y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su Nombre;
Y aquella Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros; (y vimos su gloria,) gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Y de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia.
Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (al Ungido) que declarado es, el Cristo.
Su madre dice a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
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- 12.Números 22:22-Deuteronomio 2:32
- 13.Deuteronomio 2:33-Deuteronomio 24:1
- 14.Deuteronomio 24:2-Josué 10:30
- 15.Josué 10:33-Jueces 9:16
- 16.Jueces 9:17-Rut 1:6
- 17.Rut 1:8-1 Samuel 14:45
- 18.1 Samuel 14:46-1 Samuel 27:1
- 19.1 Samuel 27:3-2 Samuel 13:32
- 20.2 Samuel 13:33-1 Reyes 4:7
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- 24.2 Reyes 19:23-1 Crónicas 7:20
- 25.1 Crónicas 7:21-1 Crónicas 24:3
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- 27.2 Crónicas 15:12-2 Crónicas 32:3
- 28.2 Crónicas 32:7-Nehemías 4:22
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- 32.Job 38:41-Salmos 25:10
- 33.Salmos 25:13-Salmos 65:6
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- 39.Proverbios 29:14-Cantares 8:12
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- 44.Jeremías 22:18-Jeremías 46:16
- 45.Jeremías 46:21-Lamentaciones 2:20
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- 47.Ezequiel 19:12-Ezequiel 36:17
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