'Su' en la Biblia

Cantad la gloria de su Nombre; poned gloria en su alabanza.

El se enseñorea con su fortaleza para siempre; sus ojos atalayan sobre los gentiles; los rebeldes no serán ensalzados. (Selah.)

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, y haced oír la voz de su alabanza.

Bendito Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros (Selah);

Entonces la tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.

Cantad a Dios, cantad salmos a su Nombre; ensalzad al que cabalga sobre los cielos; JAH es su Nombre, y alegraos delante de él.

Padre de huérfanos y defensor de viudas, es Dios en la morada de su santuario;

la tierra tembló; también destilaron los cielos su lluvia ante la presencia de Dios; aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.

¿Por qué saltasteis, oh montes altos? Este monte amó Dios para su asiento; ciertamente el SEÑOR habitará en él para siempre.

Allí estaba Benjamín, pequeño, señoreándolos, príncipes de Judá en su congregación, príncipes de Zabulón, príncipes de Neftalí.

Al que cabalga sobre los cielos de los cielos de antigüedad; he aquí dará su voz, poderosa voz.

Atribuid fortaleza a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su fortaleza está en las nubes.

Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fortaleza y fuerzas a su pueblo. Bendito el Dios.

No me anegue el ímpetu de las aguas, ni me trague la hondura, ni el pozo cierre sobre mí su boca.

Sea su mesa delante de ellos por lazo, y lo que es para prosperidad les sea por tropiezo.

Sea su palacio asolado; en sus tiendas no haya morador.

Pon iniquidad sobre su iniquidad, y no entren en tu justicia.

Y la simiente de sus siervos la heredará, y los que aman su Nombre habitarán en ella.

Sean vueltos en pago de su afrenta los que dicen: ¡Ah! ¡Ah!

Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará estruendo como el Líbano, y desde la ciudad reverdecerán como la hierba de la tierra.

Será su Nombre para siempre, delante del sol será propagado su Nombre; y bendecirán en él todos los gentiles; lo llamarán bienaventurado.

Y bendito su Nombre glorioso para siempre; y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.

Porque no hay ataduras para su muerte; antes su fortaleza está entera.

Ponen contra el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra.

Por eso su pueblo volverá aquí, y aguas de lleno le son exprimidas.

Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; quemaron todos los lugares de ayuntamiento del pueblo de Dios en la tierra.

Dios es conocido en Judá: Dios, en Israel es grande su nombre.

Y en Salem está su tabernáculo, y su habitación en Sion.

Los fuertes de corazón fueron despojados; durmieron su sueño, y nada hallaron en sus manos todos los varones fuertes.

¿Se ha acabado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado la palabra suya para generación y generación?

No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas del SEÑOR, y su fortaleza, y sus maravillas que hizo.

con el fin de poner su confianza en Dios, y no olvidar de las obras de Dios, y guardar sus mandamientos:

Y no ser como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no compuso su corazón, ni su espíritu fue fiel con Dios.

No guardaron el pacto de Dios, ni quisieron andar en su ley;

Y tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida al gusto de su alma.

He aquí ha herido la peña, y corrieron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Aparejará carne a su pueblo?

por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado de su salud.

Movió el solano en el cielo, y trajo con su fortaleza el austro,

Y las hizo caer en medio de su campamento, alrededor de sus tiendas.

Y comieron, y se llenaron bien; les cumplió pues su deseo.

No habían quitado de sí su deseo, aun estaba su vianda en su boca,

Y se acordaban que Dios era su refugio, y el Dios Alto su redentor.

Mas le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían,

pues sus corazones no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto.

Pero él, misericordioso, perdonaba su iniquidad, y no los destruyó; y abundó su misericordia para apartar su ira, y no despertó toda su ira.

No se acordaron de su mano, del día que los rescató de angustia;

Envió sobre ellos el furor de su saña; ira, enojo, angustia, y ángeles malos.

Dispuso el camino a su furor; no eximió el alma de ellos de la muerte, sino que entregó su vida a la mortandad.

Hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto, como un rebaño.

Los metió después en los términos de su santidad, en este monte que ganó su mano derecha.

y dio en cautividad su fortaleza, y su gloria en mano del enemigo.

Entregó también su pueblo a espada, y se airó contra su heredad.

Y edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre.

Y eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas;

de tras las paridas lo trajo, para que apacentara a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad.

Y los apacentó con entereza de su corazón; y los pastoreó con la inteligencia de sus manos.

Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén; y no hubo quién los enterrara.

Porque han consumido a Jacob, y su morada han asolado.

Porque dirán los gentiles: ¿Dónde está su Dios? Sea notorio en los gentiles, delante de nuestros ojos, la venganza de la sangre de tus siervos, que se ha derramado.

Y devuelve a nuestros vecinos en su seno siete tantos de su deshonra, con que te han deshonrado, oh SEÑOR.

Los montes fueron cubiertos de su sombra; y sus ramas como cedros de Dios.

Aparté su hombro de debajo de la carga; sus manos se quitaron de hacer obras de barro.

Los dejé por tanto a la dureza de su corazón; caminaron en sus consejos.

Dichoso el hombre que tiene su fortaleza en ti; en cuyo corazón están tus caminos.

Escucharé lo que hablará Dios el SEÑOR; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se conviertan otra vez a la locura.

Ciertamente cercana está su salud a los que le temen; para que habite la gloria en nuestra tierra.

El SEÑOR dará también el bien; y nuestra tierra dará su fruto.

Su cimiento es en montes de santidad.

Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; el mundo y su plenitud, tú lo fundaste.

Porque tú eres la gloria de su fortaleza; y por tu buena voluntad ensalzarás nuestro cuerno.

Y mi verdad y mi misericordia serán con él; y en mi nombre será ensalzado su cuerno.

Asimismo pondré su mano en el mar, y en los ríos su diestra.

Y pondré su simiente para siempre, y su trono como los días de los cielos.

entonces visitaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades.

Su simiente será para siempre, y su trono como el sol delante de mí.

Rompiste el pacto de tu siervo; has profanado su corona hasta la tierra.

Embotaste asimismo el filo de su espada, y no lo levantaste en la batalla.

Hiciste cesar su claridad, y echaste su trono por tierra.

Has acortado los días de su juventud; le has cubierto de afrenta. (Selah.)

¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librarás su alma de la mano del Seol? (Selah.)

Los días de nuestra edad son setenta años; y de los más valientes, ochenta años, y su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.

Con su ala te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.

Por cuanto en mí ha puesto su voluntad, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi Nombre.

Alzaron los ríos, oh SEÑOR, alzaron los ríos su sonido; alzaron los ríos sus ondas.

Porque no dejará el SEÑOR su pueblo, ni desamparará a su heredad;

El cual hizo volver sobre ellos su iniquidad, y con su maldad los talará; los talará el SEÑOR nuestro Dios.

Lleguemos ante su presencia con alabanza; cantemos a El con júbilo.

Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas.

Porque él es nuestro Dios; y nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,

Cantad al SEÑOR, bendecid su Nombre; mostrad de día en día su salud.

Contad entre los gentiles su gloria, en todos los pueblos sus maravillas.

Alabanza y gloria delante de él; fortaleza y hermosura en su santuario.

Dad al SEÑOR la honra de su Nombre; tomad presentes, y venid a sus atrios.

Alégrense los cielos, y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud.

delante del SEÑOR que vino; porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.

Nube y oscuridad alrededor de él; justicia y juicio son el asiento de su trono.

Los cielos denunciaron su justicia, y todos los pueblos vieron su gloria.

Alegraos, justos, en el SEÑOR; y alabad la memoria de su santidad.

Cantad al SEÑOR canción nueva, porque ha hecho maravillas; su diestra lo ha salvado, y el brazo de su santidad.