'Tierra' en la Biblia
- 1.Gé 1:1-Gé 12:7
- 2.Gé 12:10-Gé 41:43
- 3.Gé 41:44-Éx 8:16
- 4.Éx 8:17-Levítico 16:22
- 5.Levítico 17:13-Números 14:23
- 6.Números 14:24-Deuteronomio 3:18
- 7.Deuteronomio 3:20-Deuteronomio 23:20
- 8.Deuteronomio 24:4-Josué 6:22
- 9.Josué 6:27-Jueces 11:15
- 10.Jueces 11:17-2 Samuel 18:28
- 11.2 Samuel 19:9-2 Reyes 18:32
- 12.2 Reyes 18:33-2 Crónicas 21:17
- 13.2 Crónicas 23:13-Job 37:13
- 14.Job 37:17-Salmos 75:3
- 15.Salmos 75:8-Salmos 143:10
- 16.Salmos 146:4-Isaías 19:17
- 17.Isaías 19:18-Isaías 52:10
- 18.Isaías 53:2-Jeremías 16:19
- 19.Jeremías 17:4-Jeremías 43:12
- 20.Jeremías 43:13-Ezequiel 12:13
- 21.Ezequiel 12:19-Ezequiel 36:17
- 22.Ezequiel 36:18-Joel 1:2
- 23.Joel 1:6-Zacarías 5:11
- 24.Zacarías 6:5-Lucas 8:15
- 25.Lucas 8:26-Hebreos 12:26
- 26.Santiago 5:5-Apocalipsis 21:24
y mirando, vio al rey que estaba junto a su columna a la entrada, y los príncipes y los trompetistas junto al rey, y todo el pueblo de la tierra hacía alegrías, y tocaban trompetas, y los cantores con instrumentos de música dirigían la alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y dijo: ¡Traición! ¡Traición!
Tomó después a los centuriones, y a los principales, y a los que gobernaban el pueblo; y a todo el pueblo de la tierra, e hizo descender al rey de la casa de Jehová; y vinieron a través de la puerta mayor a la casa del rey, y sentaron al rey sobre el trono del reino.
Y salió, y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro de Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los filisteos.
Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa apartada, leproso, por lo que había sido separado de la casa de Jehová; y Jotam su hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra.
Porque si os volviereis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de los que los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra; porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no volverá de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a Él.
Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón: mas se reían y burlaban de ellos.
Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los extranjeros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.
Y como este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra; trajeron asimismo los diezmos de todas las cosas en abundancia.
¿No sabéis lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra? ¿Pudieron los dioses de las naciones de aquellas tierras librar su tierra de mi mano?
Y hablaron contra el Dios de Jerusalén, como contra los dioses de los pueblos de la tierra, obra de manos de hombres.
Y Jehová envió un ángel, el cual hirió a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Se volvió por tanto con vergüenza de rostro a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada los que habían salido de sus entrañas.
Pero en lo de los embajadores de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había acaecido en aquella tierra, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón.
y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros padres, a condición que guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado, toda la ley, estatutos, y ordenanzas, por mano de Moisés.
Mas el pueblo de la tierra hirió a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el pueblo de la tierra puso por rey en su lugar a Josías su hijo.
Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel, se volvió a Jerusalén.
A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra, y la casa, envió a Safán hijo de Azalías, y a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joah hijo de Joacaz el cronista, para que reparasen la casa de Jehová su Dios.
Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y le hicieron rey en lugar de su padre en Jerusalén.
Y el rey de Egipto lo quitó de Jerusalén, y condenó la tierra a pagar cien talentos de plata y uno de oro.
para que se cumpliese la palabra de Jehová por la boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado sus sábados; porque todo el tiempo de su asolamiento guardó el sábado, hasta que los setenta años fueron cumplidos.
Así dice Ciro rey de Persia: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y Él me ha encargado que le edifique casa en Jerusalén, que es en Judá. ¿Quién hay de vosotros de todo su pueblo? Jehová su Dios sea con él, y suba.
Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá.
Entonces el pueblo de la tierra debilitaba las manos del pueblo de Judá, atemorizándolo para que no edificara.
Y nos respondieron, diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya muchos años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran rey de Israel.
Y comieron los hijos de Israel que habían vuelto de la cautividad, y todos los que se habían apartado a ellos de la inmundicia de las naciones de la tierra, para buscar a Jehová Dios de Israel.
los cuales prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia.
Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis su paz ni su bien para siempre; para que seáis fuertes, y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre.
Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos prevaricado contra nuestro Dios, pues tomamos esposas extranjeras de los pueblos de la tierra; pero aún hay esperanza para Israel sobre esto.
Oye, oh Dios nuestro, que somos menospreciados, y vuelve el oprobio de ellos sobre su cabeza, y dalos en presa en la tierra de su cautiverio.
También desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador.
Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron, y adoraron a Jehová con el rostro a tierra.
Y el día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí.
Tú, sólo tú, oh Jehová; tú hiciste el cielo, y el cielo de los cielos, y todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú has preservado todas estas cosas, y el ejército del cielo te adora.
Y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, y del amorreo, y del ferezeo, y del jebuseo, y del gergeseo, para darla a su simiente: y cumpliste tu palabra, porque eres justo.
Y diste señales y maravillas en Faraón, y en todos sus siervos, y en todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho soberbiamente contra ellos; y te hiciste nombre grande, como en este día.
Y les diste pan del cielo en su hambre; y en su sed les sacaste aguas de la roca; y les prometiste que entrarían a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la darías.
Les diste reinos y pueblos, y los distribuiste por regiones: y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán.
Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los metiste en la tierra, de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla.
Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos a su voluntad.
Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles de comer; y comieron y se saciaron, se engordaron y se deleitaron en tu gran bondad.
Los soportaste muchos años, y les amonestaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, mas no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.
Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.
He aquí que hoy somos siervos, henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien.
Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos.
Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de sábado, nada tomaríamos de ellos en sábado, ni en día santo; y que el año séptimo dejaríamos reposar la tierra, y perdonaríamos toda deuda.
Y que cada año traeríamos las primicias de nuestra tierra, y las primicias de todo fruto de todo árbol, a la casa de Jehová.
Que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, del vino y del aceite, a los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra a los levitas; y que los levitas recibirían los diezmos de nuestras labores en todas las ciudades:
Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de los pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído sobre ellos.
Y el rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y las costas del mar.
Hubo un varón en tierra de Uz, que se llamaba Job; y este hombre era perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Y respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal?
¿No le has tú cercado a él, y a su casa, y a todo lo que tiene en derredor? El trabajo de sus manos has bendecido, y su hacienda ha crecido sobre la tierra.
Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y cayendo en tierra adoró;
Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que aún retiene su integridad, a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.
con los reyes y con los consejeros de la tierra, que edifican para sí lugares desolados;
Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia brota de la tierra.
Que da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre los campos:
Asimismo echarás de ver que tu descendencia será numerosa, y tu prole como la hierba de la tierra.
¿Acaso no hay un tiempo determinado para el hombre sobre la tierra? ¿No son sus días como los días del jornalero?
porque nosotros somos de ayer y nada sabemos, pues nuestros días sobre la tierra son como una sombra.
He aquí éste es el gozo de su camino; y de la tierra brotarán otros.
Él sacude la tierra de su lugar, y hace temblar sus columnas:
La tierra es entregada en manos de los impíos, y Él cubre el rostro de sus jueces. Si no es Él, ¿quién es? ¿Dónde está?
Antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;
Tierra de oscuridad, lóbrega como sombra de muerte, sin orden, donde la luz es como la oscuridad misma.
Su dimensión es más extensa que la tierra, y más ancha que el mar.
o habla a la tierra, y ella te enseñará; los peces del mar también te lo declararán.
He aquí, Él detiene las aguas, y todo se seca; Las envía, y destruyen la tierra.
Él quita el entendimiento de los jefes del pueblo de la tierra, y les hace vagar por desierto donde no hay camino:
Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo,
Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; de igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.
A los cuales solamente fue dada la tierra, y no pasó extraño por medio de ellos;
No se enriquecerá, ni sus bienes perdurarán, ni extenderá por la tierra su hermosura.
Me rodearon sus arqueros, partió mis riñones, y no perdonó: Mi hiel derramó por tierra.
¡Oh tierra! no cubras mi sangre, y no haya lugar a mi clamor.
Oh tú, que te despedazas con tu furor, ¿Será abandonada la tierra por tu causa, y serán traspasadas de su lugar las peñas?
Su cuerda está escondida en la tierra, y hay una trampa para él en la senda.
Su memoria perecerá de la tierra, y no tendrá nombre por las calles.
Yo sé que mi Redentor vive, y en el día final se levantará sobre la tierra;
¿No sabes esto, que desde la antigüedad, desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra;
Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él.
Y tendrás más oro que tierra, y como piedras de arroyos oro de Ofir;
Hacen apartar del camino a los menesterosos; y todos los pobres de la tierra se esconden.
Son ligeros como la superficie de las aguas; su porción es maldita en la tierra; no andarán por el camino de las viñas.
Él extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada.
De la tierra nace el pan, y debajo de ella está como convertida en fuego.
No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los vivientes.
Porque Él mira hasta los fines de la tierra, y ve debajo de todo el cielo.
Habitaban en las barrancas de los arroyos, en las cavernas de la tierra, y en las rocas.
Si mi tierra clama contra mí, y lloran todos sus surcos;
¿Quién le dio autoridad sobre la tierra? ¿O quién puso en orden todo el mundo?
que nos enseña más que a las bestias de la tierra, y nos hace sabios más que las aves del cielo?
Debajo de todos los cielos lo dirige, y su luz hasta los fines de la tierra.
Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra; también a la llovizna, y al aguacero torrencial de su fortaleza.
Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que Él les mande.
Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, otras por misericordia las hará venir.
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