'Pues' en la Biblia
- 1.Gé 2:7-Éx 10:11
- 2.Éx 12:12-Deuteronomio 10:19
- 3.Deuteronomio 11:1-Jueces 14:7
- 4.Jueces 14:10-1 Samuel 18:22
- 5.1 Samuel 19:4-2 Samuel 18:23
- 6.2 Samuel 19:6-2 Reyes 11:9
- 7.2 Reyes 11:16-2 Crónicas 30:6
- 8.2 Crónicas 30:8-Salmos 49:10
- 9.Salmos 50:17-Jeremías 7:27
- 10.Jeremías 8:22-Ezequiel 35:6
- 11.Ezequiel 36:3-Mateo 13:28
- 12.Mateo 13:56-Juan 5:44
- 13.Juan 6:13-Romanos 8:1
- 14.Romanos 8:31-Colosenses 3:12
- 15.1 Tesalonicenses 2:2-Apocalipsis 16:6
Pues que tú aborreces el castigo, Y echas á tu espalda mis palabras?
El ha redimido en paz mi alma de la guerra contra mí; Pues fueron contra mí muchos.
Vuelvan pues á la tarde, y ladren como perros, Y rodeen la ciudad.
Hanse aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; Hanse fortalecido mis enemigos, los que me destruyen sin por qué: He venido pues á pagar lo que no he tomado.
Pues he sido azotado todo el día, Y empezaba mi castigo por las mañanas.
Pensaré pues para saber esto: Es á mis ojos duro trabajo,
Y dije: Enfermedad mía es esta; Traeré pues á la memoria los años de la diestra del Altísimo.
Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos.
Pues tentaron á Dios en su corazón, Pidiendo comida á su gusto.
Y comieron, y hartáronse mucho: Cumplióles pues su deseo.
Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto.
Pues que á sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
Suya también la mar, pues él la hizo; Y sus manos formaron la seca.
A causa de tu enojo y de tu ira; Pues me alzaste, y me has arrojado.
AMO á Jehová, pues ha oído Mi voz y mis súplicas.
Pues tú has librado mi alma de la muerte, Mis ojos de lágrimas, Y mis pies de desbarrar.
Pues no hacen iniquidad Los que andan en sus caminos.
Pues tus testimonios son mis deleites, Y mis consejeros.
Apartaos de mí, malignos; Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.
Por demás os es el madrugar á levantaros, el veniros tarde á reposar, El comer pan de dolores: Pues que á su amado dará Dios el sueño.
Pues aun no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
De cierto, oh Dios, matarás al impío; Apartaos pues de mí, hombres sanguinarios.
Comerán pues del fruto de su camino, Y se hartarán de sus consejos.
Ahora pues, hijos, oidme, Y no os apartéis de las razones de mi boca.
Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.
Ahora pues, hijos, oidme, Y estad atentos á las razones de mi boca.
Ahora pues, hijos, oidme: Y bienaventurados los que guardaren mis caminos.
El que comienza la pendencia es como quien suelta las aguas: Deja pues la porfía, antes que se enmarañe.
El perezoso no ara á causa del invierno; Pedirá pues en la siega, y no hallará.
El que descubre el secreto, en chismes anda: No te entrometas, pues, con el que lisonjea con sus labios.
De Jehová son los pasos del hombre: ¿Cómo pues entenderá el hombre su camino?
Como frío de nieve en tiempo de la siega, Así es el mensajero fiel á los que lo envían: Pues al alma de su señor da refrigerio.
Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio me sucederá también á mí: ¿para qué pues he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.
Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
Cuando los bienes se aumentan, también se aumentan sus comedores. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino ver los con sus ojos?
He aquí pues el bien que yo he visto: Que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.
Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le responderá con alegría de su corazón.
Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá, Qué haces?
Yo pues dí mi corazón á conocer sabiduría, y á ver la faena que se hace sobre la tierra; (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en su ojos;)
Quita pues el enojo de tu corazón, y aparta el mal de tu carne: porque la mocedad y la juventud son vainidad.
Cazadnos las zorra, las zorras pequeñas, que echan á perder las viñas; Pues que nuestras viñas están en cierne.
Pues arruinada está Jerusalem, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, para irritar los ojos de su majestad.
Ahora pues, vecinos de Jerusalem y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña.
Os mostraré pues ahora lo que haré yo á mi viña: Quitaréle su vallado, y será para ser consumida; aportillaré su cerca, y será para ser hollada;
Pues aun quedará en ella una décima parte, y volverá, bien que habrá sido asolada: como el olmo y como el alcornoque, de los cuales en la tala queda el tronco, así será el tronco de ella la simiente santa.
Esperaré pues á Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y á él aguardaré.
Pues el Señor Jehová de los ejércitos hará consumación y fenecimiento en medio de la tierra.
Y DIRAS en aquel día: Cantaré á ti, oh Jehová: pues aunque te enojaste contra mí, tu furor se apartó, y me has consolado.
De esta manera pues será purgada la iniquidad de Jacob; y éste será todo el fruto, la remoción de su pecado, cuando tornare todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levantarán los bosques, ni las imágenes del sol.
La palabra pues de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, y enlazados, y presos.
Porque habéis dicho: Concierto tenemos hecho con la muerte, é hicimos acuerdo con la sepultura; cuando pasare el turbión del azote, no llegará á nosotros, pues que hemos puesto nuestra acogida en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos:
Ahora pues, no os burléis, porque no se aprieten más vuestras ataduras: porque consumación y acabamiento sobre toda la tierra he oído del Señor Jehová de los ejércitos.
Dice pues el Señor: Porque este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honra, mas su corazón alejó de mí, y su temor para conmigo fué enseñado por mandamiento de hombres:
Ve pues ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y asiéntala en un libro, para que quede hasta el postrero día, para siempre por todos los siglos.
Mas él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Levantaráse pues contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los obradores de iniquidad.
A los cuales dijo Rabsaces: Ahora pues, diréis á Ezechîas: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es ésta en que confías?
Ahora pues yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar caballeros que cabalguen sobre ellos.
¿Cómo pues harás volver el rostro de un capitán de los más pequeños siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y hombres de á caballo?
ACONTECIO pues, que el rey Ezechîas, oído esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de saco vino á la casa de Jehová.
Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras de Rabsaces, al cual envió el rey de Asiria su señor á blasfemar al Dios vivo, y á reprender con las palabras que oyó Jehová tu Dios: alza pues oración tú por las reliquias que aun han quedado.
Vuelto pues Rabsaces, halló al rey de Asiria que batía á Libna; porque ya había oído que se había apartado de Lachîs.
Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová.
Porque contra mí te airaste, y tu estruendo ha subido á mis oídos: pondré pues mi anzuelo en tu nariz, y mi freno en tus labios, y haréte tornar por el camino por donde viniste.
Pues yo ampararé á esta ciudad para salvarla por amor de mí, y por amor de David mi siervo.
Oh Señor, sobre ellos vivirán tus piedades, Y á todos diré consistir en ellas la vida de mi espíritu; Pues tú me restablecerás, y me harás que viva.
¿A qué pues haréis semejante á Dios, ó qué imagen le compondréis?
¿A qué pues me haréis semejante, ó seré asimilado? dice el Santo.
Porque en mis ojos fuiste de grande estima, fuiste honorable, y yo te amé: daré pues hombres por ti, y naciones por tu alma.
Yo anuncié, y salvé, é hice oir, y no hubo entre vosotros extraño. Vosotros pues sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios.
AHORA pues oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, á quien yo escogí.
Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, é Israel, pues que tú mi siervo eres: Yo te formé; siervo mío eres tú: Israel, no me olvides.
Oye pues ahora esto, delicada, la que está sentada confiadamente, la que dice en su corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad.
Vendrá pues sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás: caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar: y destrucción que no sabrás, vendrá de repente sobre ti.
Oístelo, vístelo todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora pues te he hecho oir nuevas y ocultas cosas que tú no sabías.
Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre por su siervo, para que convierta á él á Jacob. Bien que Israel no se juntará, con todo, estimado seré en los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fortaleza.
Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró estos? porque yo deshijada estaba y sola, peregrina y desterrada: ¿quién pues crió éstos? He aquí yo estaba dejada sola: éstos ¿dónde estaban?
Oye pues ahora esto, miserable, ebria, y no de vino:
Porque no tengo de contender para siempre, ni para siempre me he de enojar: pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he criado.
Pues de justicia se vistió como de loriga, con capacete de salud en su cabeza: y vistióse de vestido de venganza por vestidura, y cubrióse de celo como de manto,
Pues como el mancebo se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros lodo, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos, todos nosotros.
El que sacrifica buey, como si matase un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que ofrece presente, como si ofreciese sangre de puerco; el que ofrece perfume, como si bendijese á un ídolo. Y pues escogieron sus caminos, y su alma
¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vió cosa tal? ¿parirá la tierra en un día? ¿nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sión estuvo de parto, parió sus hijos.
Tú pues, ciñe tus lomos, y te levantarás, y les hablarás todo lo que te mandaré: no temas delante de ellos, porque no te haga yo quebrantar delante de ellos.
Ahora pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del río?
Tu maldad te castigará, y tu apartamiento te condenará: sabe pues y ve cuán malo y amargo es tu dejar á Jehová tu Dios, y faltar mi temor en tí, dice el Señor Jehová de los ejércitos.
Y yo te planté de buen vidueño, simiente verdadera toda ella: ¿cómo pues te me has tornado sarmientos de vid extraña?
Que dicen al leño: Mi padre eres tú; y á la piedra: Tú me has engendrado: pues me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su trabajo dicen: Levántate, y líbranos.
¿Por qué abonas tu camino para hallar amor, pues aun á las malvadas enseñaste tus caminos?
DICEN: Si alguno dejare su mujer, y yéndose ésta de él se juntare á otro hombre, ¿volverá á ella más? ¿no será tal tierra del todo amancillada? Tú pues has fornicado con muchos amigos; mas vuélvete á mí, dijo Jehová.
Y dije: Ay, ay, Jehová Dios! verdaderamente en gran manera has engañado á este pueblo y á Jerusalem, diciendo, Paz tendréis; pues que el cuchillo ha venido hasta el alma.
Yo empero dije: Por cierto ellos son pobres, enloquecido han, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios.
Los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué pues haréis á su fin?
Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre: conocerás pues, y examinarás el camino de ellos.
Quemóse el fuelle, del fuego se ha consumido el plomo: por demás fundió el fundidor, pues los malos no son arrancados.
Ahora pues, por cuanto habéis vosotros hecho todas estas obras, dice Jehová, y bien que os hablé, madrugando para hablar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis;
Tú pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.
Tú pues les dirás todas estas palabras, mas no te oirán; aun los llamarás, y no te responderán.
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