794 casos

'Los' en la Biblia

Por tanto no se levantarán los malos en el juicio; ni los pecadores en la congregación de los justos.

Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere de aquí a poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.

Levántate, SEÑOR; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebraste.

Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? (Selah.)

No estarán los locos que se gobiernan por afecto o consejo de la carne delante de tus ojos; aborreces a todos los que obran iniquidad.

Y se alegrarán todos los que esperan en ti; para siempre jubilarán, y los cubrirás; y se alegrarán en ti los que aman tu nombre.

Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque el SEÑOR ha oído la voz de mi lloro.

Sigaión de David, que cantó al SEÑOR sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín. SEÑOR Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;

El SEÑOR juzgará los pueblos; júzgame, oh SEÑOR, conforme a mi justicia y conforme a mi integridad.

Asimismo ha aparejado para él armas de muerte; ha labrado sus saetas para los que persiguen.

Al Vencedor: sobre Gitit: Salmo de David. Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu alabanza sobre los cielos!

las aves de los cielos, y los peces del mar; lo que pasa por los caminos del mar.

Reprendiste los gentiles, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos para siempre y eternalmente.

Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos; y las ciudades que derribaste, su memoria pereció con ellas.

Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;

Levántate, oh SEÑOR; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas los gentiles delante de ti.

Está en las guaridas de las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre.

Porque he aquí, los malos entesaron el arco, apercibieron sus saetas sobre la cuerda para asaetear en oculto a los rectos de corazón.

Al Vencedor: sobre Seminit: Salmo de David. Salva, oh SEÑOR, porque se acabaron los misericordiosos; porque se han acabado los fieles de entre los hijos de los hombres.

Tale el SEÑOR todos los labios lisonjeros; la lengua que habla grandezas,

Tú, SEÑOR, los guardarás; guárdalos para siempre de esta generación.

Cercando andan los malos, entre tanto los más viles de los hijos de los hombres son exaltados.

El SEÑOR miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, por ver si había algún entendido, que buscara a Dios.

Ciertamente conocieron ésto todos los que obran iniquidad, que devoran a mi pueblo como si pan comiesen; al SEÑOR no invocaron.

Multiplicarán sus dolores los que se apresuraren tras otro dios ; no ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.

Haz maravillosas tus misericordias, salvador de los que en ti confían, de los que se levantan contra tu diestra.

De delante de los malos que me oprimieron, de mis enemigos que me cercan por la vida.

de los hombres con tu mano, oh SEÑOR, de los hombres de mundo, cuya parte es en esta vida, y cuyo vientre está lleno de tu despensa: sacian a sus hijos, y dejan el resto a su familia.

Y la tierra fue conmovida y tembló; y los fundamentos de los montes se estremecieron, y se removieron porque él se enojó.

Y bajó a los cielos, y descendió; y había oscuridad debajo de sus pies.

Puso tinieblas por su escondedero, en sus alrededores de su tabernáculo oscuridad de aguas, nubes de los cielos.

Y tronó en los cielos el SEÑOR, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego.

Y aparecieron las honduras de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo por tu reprensión, oh SEÑOR, por el soplo del viento de tu nariz.

Por cuanto guardé los caminos del SEÑOR, y no me volví impío apostatando de mi Dios.

Perseguiré a mis enemigos, y los alcanzaré, y no volveré hasta acabarlos.

Los heriré, y no podrán levantarse; caerán debajo de mis pies.

Y me diste la cerviz de mis enemigos, y destruí a los que me aborrecían.

Clamaron, y no hubo quién se salvase; aun al SEÑOR, mas no los oyó.

Y los molí como polvo delante del viento; los esparcí como lodo de las calles.

Al oír de mí, me obedeció; los hijos de extraños se sometieron a mí aun contra su voluntad ;

De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta la extremidad de ellos; y no hay quien se esconda de su calor.

Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; el SEÑOR los deshará en su furor, y fuego los consumirá.

Su fruto aniquilarás de la tierra, y su simiente de entre los hijos de los hombres.

Por tanto tú los pondrás aparte; con tu arco apuntarás a sus rostros.

En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y tú los salvaste.

Sálvame de la boca del león, y de los cuernos de los unicornios líbrame.

De ti será mi alabanza en la grande congregación; mis votos pagaré delante de los que le temen.

Comerán los humildes, y serán saciados; alabarán al SEÑOR los que le buscan; vivirá vuestro corazón para siempre.

Sagradas Escrituras (1569)