771 casos

'Los' en la Biblia

Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos.

Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en Él confían.

Levántate, oh Jehová; sálvame, oh Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebrantaste.

Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia? ¿Hasta cuándo amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? (Selah)

Pero alégrense todos los que en ti confían; para siempre den voces de júbilo, porque tú los defiendes: En ti se regocijen los que aman tu nombre.

Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.

«Sigaión de David, que cantó a Jehová sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín.» Jehová Dios mío, en ti he confiado: Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;

Jehová juzgará a los pueblos: Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia y conforme a mi integridad.

Asimismo ha preparado para él armas de muerte; ha labrado sus saetas para los que persiguen.

«Al Músico principal: sobre Gitit: Salmo de David» Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu gloria sobre los cielos!

las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar.

Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos, y las ciudades que derribaste; su memoria pereció con ellas.

Ten misericordia de mí, oh Jehová; mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;

Se sienta al acecho en las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre.

Porque he aquí, los malos tensan el arco, preparan sus saetas sobre la cuerda, para asaetear en oculto a los rectos de corazón.

«Al Músico principal: sobre Seminit: Salmo de David» Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.

Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla soberbias;

los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor sobre nosotros?

Asediando andan los malos, cuando son exaltados los más viles de los hijos de los hombres.

Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios.

¿No tendrán conocimiento todos los obradores de iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Jehová no invocan?

¡Oh que de Sión viniese la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.

En cuanto a las obras de los hombres, por la palabra de tus labios yo me he guardado de las sendas de los violentos.

Muestra tus maravillosas misericordias, tú que con tu diestra salvas a los que en ti confían de los que se levantan contra ellos.

De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres del mundo, que tienen su porción en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro; sacian a sus hijos, y dejan el resto a sus pequeños.

La tierra se estremeció y tembló; se conmovieron los cimientos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó Él.

Inclinó los cielos, y descendió; y densa oscuridad había debajo de sus pies.

Hizo de las tinieblas su escondedero, su pabellón en derredor de sí; oscuridad de aguas, nubes de los cielos.

Y tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones encendidos.

Entonces aparecieron los senderos de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo, a tu reprensión, oh Jehová, por el soplo del aliento de tu nariz.

Porque yo he guardado los caminos de Jehová, y no me aparté impíamente de mi Dios.

Perseguí a mis enemigos, y los alcancé, y no volví hasta acabarlos.

Los herí, de modo que no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies.

Y me has dado la cerviz de mis enemigos, para que yo destruya a los que me aborrecen.

Clamaron, y no hubo quien los salvase; aun a Jehová, pero Él no les respondió.

Y los molí como polvo delante del viento; los eché fuera como lodo de las calles.

Así que hubieren oído de mí, me obedecerán; los hijos de extraños se someterán a mí;

El que me libra de mis enemigos: Tú me enalteciste sobre los que se levantan contra mí; me has librado del hombre violento.

De un extremo de los cielos es su salida, y su giro hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.

Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira: Jehová los deshará en su furor, y fuego los consumirá.

Su fruto destruirás de la tierra, y su simiente de entre los hijos de los hombres.

Pues tú los pondrás en fuga, cuando aprestares en tus cuerdas las saetas contra sus rostros.

En ti esperaron nuestros padres: Esperaron, y tú los libraste.

Sálvame de la boca del león, porque tú me has escuchado de los cuernos de los unicornios.

Comerán los pobres, y serán saciados: Alabarán a Jehová los que le buscan: Vivirá vuestro corazón para siempre.

Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de Él todos los que descienden al polvo, si bien ninguno puede conservar la vida de su propia alma.

Reina Valera Gómez (© 2010)