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'Los' en la Biblia

Y a José, en la tierra de Egipto le nacieron Manasés y Efraín, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On.

Los hijos de Benjamín: Bela, Bequer, Asbel, Gera, Naamán, Ehi, Ros, Mupim, Hupim y Ard.

Estos son los hijos de Raquel, que le nacieron a Jacob; catorce personas en total.

Los hijos de Dan: Husim.

Los hijos de Neftalí: Jahzeel, Guni, Jezer y Silem.

Estos son los hijos de Bilha, a quien Labán dio a su hija Raquel, y que ella le dio a luz a Jacob; en total siete personas.

Todas las personas {de la familia} de Jacob, que vinieron a Egipto, descendientes directos suyos, no incluyendo las mujeres de los hijos de Jacob, {eran} en total sesenta y seis personas.

Y los hijos de José, que le nacieron en Egipto, eran dos: todas las personas de la casa de Jacob que vinieron a Egipto, {eran} setenta.

y los hombres son pastores de ovejas, pues son hombres de ganado; y han traído sus ovejas y sus vacas, y todo lo que tienen."

vosotros responderéis: ``Tus siervos han sido hombres de ganado desde su juventud hasta ahora, tanto nosotros como nuestros padres", a fin de que habitéis en la tierra de Gosén; porque para los egipcios todo pastor de ovejas es una abominación.

Y tomó cinco hombres de entre sus hermanos, y los presentó delante de Faraón.

Dijeron también a Faraón: Hemos venido a residir en esta tierra, porque no hay pasto para los rebaños de tus siervos, pues el hambre es severa en la tierra de Canaán. Ahora pues, permite que tus siervos habiten en la tierra de Gosén.

Entonces Jacob respondió a Faraón: Los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los años de mi vida, y no han alcanzado a los años que mis padres vivieron en los días de su peregrinación.

Cuando se acabó el dinero en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, todos los egipcios vinieron a José, diciendo: Danos alimento, pues ¿por qué hemos de morir delante de ti?, ya que {nuestro} dinero se ha acabado.

Trajeron, pues, sus ganados a José, y José les dio pan a cambio de los caballos, las ovejas, las vacas y los asnos; aquel año les proveyó de pan a cambio de todos sus ganados.

Así compró José toda la tierra de Egipto para Faraón, pues los egipcios vendieron cada uno su campo, porque el hambre era severa sobre ellos; y la tierra vino a ser de Faraón.

Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, pues los sacerdotes tenían ración de parte de Faraón, y vivían de la ración que Faraón les daba. Por tanto no vendieron su tierra.

Al {tiempo de} la cosecha daréis la quinta parte a Faraón, y cuatro partes serán vuestras para sembrar la tierra y para vuestro mantenimiento, para los de vuestras casas y para alimento de vuestros pequeños.

Y ellos dijeron: Nos has salvado la vida. Hallemos gracia ante los ojos de Faraón mi señor, y seremos siervos de Faraón.

Entonces José puso una ley respecto a la tierra de Egipto, {en vigor} hasta hoy: que Faraón {debía recibir} el quinto; sólo la tierra de los sacerdotes no llegó a ser de Faraón.

Y Jacob vivió en la tierra de Egipto diecisiete años; así que los días de Jacob, los años de su vida, fueron ciento cuarenta y siete años.

Pero los hijos que has engendrado después de ellos, serán tuyos; serán llamados por el nombre de sus hermanos en su heredad.

Cuando Israel vio a los hijos de José, dijo: ¿Quiénes son éstos?

Y José respondió a su padre: Son mis hijos, los que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos a mí, te ruego, para que yo los bendiga.

Y los ojos de Israel estaban {tan} débiles por la vejez {que} no podía ver. Entonces {José} se los acercó, y él los besó y los abrazó.

Entonces José los tomó de las rodillas {de Jacob,} y se inclinó con su rostro en tierra.

Y José tomó a los dos, a Efraín con la derecha, hacia la izquierda de Israel, y a Manasés con la izquierda, hacia la derecha de Israel, y se los acercó.

Y los bendijo aquel día, diciendo: Por ti bendecirá Israel, diciendo: Que Dios te haga como Efraín y Manasés. Así puso a Efraín antes de Manasés.

Entonces Jacob llamó a sus hijos, y dijo: Reuníos para que os haga saber lo que os ha de acontecer en los días venideros.

Maldita su ira porque es feroz; y su furor porque es cruel. Los dividiré en Jacob, y los dispersaré en Israel.

A ti Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus enemigos; se inclinarán a ti los hijos de tu padre.

El cetro no se apartará de Judá, ni la vara de gobernante de entre sus pies, hasta que venga Siloh, y a él {sea dada} la obediencia de los pueblos.

Sea Dan serpiente junto al camino, víbora junto al sendero, que muerde los jarretes del caballo, y cae su jinete hacia atrás.

Los arqueros lo atacaron con furor, {lo} asaetearon y lo hostigaron;

por el Dios de tu padre que te ayuda, y por el Todopoderoso que te bendice {con} bendiciones de los cielos de arriba, bendiciones del abismo que está abajo, bendiciones de los pechos y del seno materno.

Las bendiciones de tu padre han sobrepasado las bendiciones de mis antepasados hasta el límite de los collados eternos; sean ellas sobre la cabeza de José, y sobre la cabeza del consagrado de entre tus hermanos.

Benjamín es lobo rapaz; de mañana devora la presa, y a la tarde reparte los despojos.

Todas estas son las doce tribus de Israel, y esto es lo que les dijo su padre cuando los bendijo. A cada uno lo bendijo con la bendición que le correspondía.

El campo y la cueva que {hay} en él, {fueron} comprados de los hijos de Het.

Y ordenó José a sus siervos médicos que embalsamaran a su padre; y los médicos embalsamaron a Israel.

Y se requerían cuarenta días para ello, porque este es el tiempo requerido para el embalsamamiento. Y los egipcios lo lloraron setenta días.

Y cuando pasaron los días de luto por él, habló José a la casa de Faraón, diciendo: Si he hallado ahora gracia ante vuestros ojos, os ruego que habléis a Faraón, diciendo:

Entonces José subió a sepultar a su padre, y con él subieron todos los siervos de Faraón, los ancianos de su casa y todos los ancianos de la tierra de Egipto,

Y cuando los habitantes de la tierra, los cananeos, vieron el duelo de la era de Atad, dijeron: Este es un duelo doloroso de los egipcios. Por eso llamaron {al lugar} Abel-mizraim, el cual está al otro lado del Jordán.

Y después de sepultar a su padre, José regresó a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que habían subido con él para sepultar a su padre.

Al ver los hermanos de José que su padre había muerto, dijeron: Quizá José guarde rencor contra nosotros, y de cierto nos devuelva todo el mal que le hicimos.

``Así diréis a José: `Te ruego que perdones la maldad de tus hermanos y su pecado, porque ellos te trataron mal.'" Y ahora, te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró cuando le hablaron.

Ahora pues, no temáis; yo proveeré para vosotros y para vuestros hijos. Y los consoló y les habló cariñosamente.

Y vio José la tercera generación de los hijos de Efraín; también los hijos de Maquir, hijo de Manasés, nacieron sobre las rodillas de José.

Luego José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os cuidará, y llevaréis mis huesos de aquí.

Estos son los nombres de los hijos de Israel que fueron a Egipto con Jacob; cada uno fue con su familia:

Pero los hijos de Israel fueron fecundos y aumentaron mucho, y se multiplicaron y llegaron a ser poderosos en gran manera, y la tierra se llenó de ellos.

y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y más fuerte que nosotros.

Procedamos, pues, astutamente con él no sea que se multiplique, y en caso de guerra, se una también con los que nos odian y pelee contra nosotros y se vaya de la tierra.

Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y más se extendían, de manera que los {egipcios} llegaron a temer a los hijos de Israel.

Los egipcios, pues, obligaron a los hijos de Israel a trabajar duramente,

y les amargaron la vida con dura servidumbre en {hacer} barro y ladrillos y en toda {clase de} trabajo del campo; todos sus trabajos se los imponían con rigor.

El rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, y habéis dejado con vida a los niños?

Pero no pudiendo ocultarlo por más tiempo, tomó una cestilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea. Entonces puso al niño en ella, y {la} colocó entre los juncos a la orilla del Nilo.

Y la hija de Faraón bajó a bañarse al Nilo, y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, vio la cestilla entre los juncos y mandó a una criada suya para que la trajera.

Al abrir{la,} vio al niño, y he aquí, {el} niño lloraba. Y le tuvo compasión, y dijo: Este es uno de los niños de los hebreos.

Respondieron ellas: Un egipcio nos ha librado de mano de los pastores; y además, nos sacó agua y dio de beber al rebaño.

Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos.

Y ahora, he aquí, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí, y además he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.

Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí, {si} voy a los hijos de Israel, y les digo: ``El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros," tal vez me digan: `` ¿Cuál es su nombre?", ¿qué les responderé?

Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: ``El SEÑOR, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros." Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.

Ve y reúne a los ancianos de Israel, y diles: ``El SEÑOR, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido, diciendo: `Ciertamente os he visitado y {he visto} lo que se os ha hecho en Egipto.

Y ellos escucharán tu voz; y tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto, y le diréis: ``El SEÑOR, el Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro. Ahora pues, permite que vayamos tres días de camino al desierto para ofrecer sacrificios al SEÑOR nuestro Dios."

Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todos los prodigios que haré en medio de él, y después de esto, os dejará ir.

Y daré a este pueblo gracia ante los ojos de los egipcios; y sucederá que cuando os vayáis, no os iréis con las manos vacías,

sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que vive en su casa objetos de plata, objetos de oro y vestidos; y los pondréis sobre vuestros hijos y sobre vuestras hijas. Así despojaréis a los egipcios.

Y el SEÑOR dijo a Moisés en Madián: Ve, vuelve a Egipto, porque han muerto todos los hombres que buscaban tu vida.

Moisés tomó su mujer y sus hijos, los montó sobre un asno y volvió a la tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano.

Entonces Séfora tomó un pedernal, cortó el prepucio de su hijo y lo echó a los pies de Moisés, y dijo: Tú eres, ciertamente, un esposo de sangre para mí.

Entonces fueron Moisés y Aarón y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel;

Entonces ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro. Déjanos ir, te rogamos, camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios al SEÑOR nuestro Dios, no sea que venga sobre nosotros con pestilencia o con espada.

Aquel mismo día, dio órdenes Faraón a los capataces que estaban sobre el pueblo, y a sus jefes, diciendo:

Salieron, pues, los capataces del pueblo y sus jefes y hablaron al pueblo, diciendo: Así dice Faraón: ``No os daré paja.

Y los capataces los apremiaban, diciendo: Acabad vuestras tareas, {vuestra} tarea diaria, como cuando teníais paja.

Y azotaban a los jefes de los hijos de Israel que los capataces de Faraón habían puesto sobre ellos, diciéndo{les}: ¿Por qué no habéis terminado, ni ayer ni hoy, la cantidad de ladrillos requerida como antes?

Entonces los jefes de los hijos de Israel fueron y clamaron a Faraón, diciendo: ¿Por qué tratas así a tus siervos?

Los jefes de los hijos de Israel se dieron cuenta de que estaban en dificultades, cuando les dijeron: No debéis disminuir {vuestra} cantidad diaria de ladrillos.

Y al salir de la presencia de Faraón, se encontraron con Moisés y Aarón, que los estaban esperando.

Y les dijeron: Mire el SEÑOR sobre vosotros y {os} juzgue, pues {nos} habéis hecho odiosos ante los ojos de Faraón y ante los ojos de sus siervos, poniéndo{les} una espada en la mano para que nos maten.

Respondió el SEÑOR a Moisés: Ahora verás lo que haré a Faraón; porque por la fuerza los dejará ir; y por la fuerza los echará de su tierra.

Y además, he oído el gemido de los hijos de Israel, porque los egipcios los tienen esclavizados, y me he acordado de mi pacto.

``Y os tomaré por pueblo mío, y yo seré vuestro Dios; y sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que os sacó de debajo de las cargas de los egipcios.

De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel, pero ellos no escucharon a Moisés a causa del desaliento y de la dura servidumbre.

Ve, habla a Faraón, rey de Egipto, para que deje salir a los hijos de Israel de su tierra.

Pero Moisés habló delante del SEÑOR, diciendo: He aquí, los hijos de Israel no me han escuchado; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de palabra?

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