11244 casos

'Los' en la Biblia

entonces entrarán por las puertas de esta ciudad reyes y príncipes que se sienten sobre el trono de David; vendrán montados en carros y caballos, ellos y sus príncipes, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén; y esta ciudad será habitada para siempre.

`Vendrán de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, de la tierra de Benjamín, de la tierra baja, de la región montañosa y del Neguev, trayendo holocaustos, sacrificios, ofrendas de grano e incienso, y trayendo sacrificios de acción de gracias a la casa del SEÑOR.

`Pero si no me escucháis en cuanto a santificar el día de reposo, y traéis carga y entráis por las puertas de Jerusalén en día de reposo, entonces prenderé fuego a sus puertas, que consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará.'"

Ahora pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, diciendo: ``Así dice el SEÑOR: `He aquí, estoy preparando una calamidad contra vosotros y tramando un plan contra vosotros. Volveos, pues, cada uno de su mal camino y enmendad vuestros caminos y vuestras obras.'"

``Como viento solano los esparciré delante del enemigo; les mostraré la espalda y no el rostro el día de su calamidad."

Oiganse los gritos desde sus casas, cuando de repente traigas sobre ellos saqueadores; porque han cavado fosa para atraparme, y han escondido trampas a mis pies.

Así dijo el SEÑOR: Ve y compra una vasija de barro del alfarero, y toma contigo a algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de los sacerdotes;

y sal al valle de Ben-hinom, que está a la entrada de la puerta de los tiestos, y proclama allí las palabras que yo te diré.

Dirás: ``Oíd la palabra del SEÑOR, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: `He aquí, traeré tal calamidad sobre este lugar, que a todo el que oiga de ella le retiñirán los oídos.

`Porque me han abandonado, han hecho extraño este lugar y han ofrecido sacrificios en él a otros dioses, que ni ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá habían conocido, {y} han llenado este lugar de sangre de inocentes,

y han edificado los lugares altos de Baal para quemar a sus hijos en el fuego {como} holocaustos a Baal, cosa que nunca mandé, ni de la cual hablé, ni me pasó por la mente;

`Y haré nulo el consejo de Judá y de Jerusalén en este lugar, y los haré caer a espada delante de sus enemigos y a mano de los que buscan su vida, y entregaré sus cadáveres por comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.

`Y les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y cada uno comerá la carne de su prójimo durante el sitio y en la aflicción con que les afligirán sus enemigos y los que buscan su vida.'"

Entonces romperás la vasija a la vista de los hombres que te acompañen,

y les dirás: ``Así dice el SEÑOR de los ejércitos: `De igual manera romperé yo a este pueblo y a esta ciudad, como quien rompe una vasija de alfarero, que no se puede reparar más; y {los} enterrarán en Tofet por no haber {otro} lugar donde enterrar.

`Y las casas de Jerusalén y las casas de los reyes de Judá serán como el lugar de Tofet, inmundas, a causa de todas las casas en cuyos terrados ofrecieron sacrificios a todo el ejército del cielo y derramaron libaciones a otros dioses.'"

Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: ``He aquí, voy a traer sobre esta ciudad y sobre todas sus aldeas la calamidad que he declarado contra ella, porque han endurecido su cerviz para no escuchar mis palabras."

Porque así dice el SEÑOR: ``He aquí, te voy a convertir en terror para ti mismo y para todos tus amigos; ellos caerán por la espada de tus enemigos, y tus ojos lo verán. Entregaré a todo Judá en manos del rey de Babilonia, y él los llevará como desterrados a Babilonia y los matará a espada.

``También entregaré toda la riqueza de esta ciudad, todos sus productos y cosas de gran valor, y todos los tesoros de los reyes de Judá, en manos de sus enemigos, que los saquearán, los tomarán y se los llevarán a Babilonia.

``Y tú, Pasur, con todos los moradores de tu casa, irás al cautiverio y entrarás en Babilonia; allí morirás y allí serás enterrado, tú y todos tus amigos a quienes has profetizado falsamente."

Oh SEÑOR de los ejércitos, que pruebas al justo, que ves las entrañas y el corazón, vea yo tu venganza sobre ellos, pues a ti he encomendado mi causa.

Cantad al SEÑOR, alabad al SEÑOR, porque ha librado el alma del pobre de manos de los malvados.

``Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: `He aquí, yo haré volver atrás las armas de guerra que {tenéis} en vuestras manos, con las cuales peleáis contra el rey de Babilonia y contra los caldeos que os sitian fuera de los muros, y las reuniré en medio de esta ciudad.

`Y después' --declara el SEÑOR-- `a Sedequías, rey de Judá, a sus siervos, al pueblo y a los que sobrevivan en esta ciudad de la pestilencia, de la espada y del hambre, los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan sus vidas; y él los herirá a filo de espada. No los perdonará ni les tendrá piedad ni compasión.'"

`El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de pestilencia; pero el que salga y se entregue a los caldeos que os sitian, vivirá, y tendrá su propia vida como botín.

`He aquí, yo estoy contra ti, moradora del valle, roca de la llanura' --declara el SEÑOR-- `los que decís: `` ¿Quién descenderá contra nosotros? ¿Quién entrará en nuestras moradas?"

y di: ``Escucha la palabra del SEÑOR, oh rey de Judá, que te sientas sobre el trono de David, tú, tus siervos y tu pueblo, los que entran por estas puertas.

Designaré contra ti destructores, cada uno con sus armas, y cortarán tus cedros más selectos y {los} echarán al fuego.

Tú que moras en el Líbano, anidada en los cedros, ¿cómo gemirás cuando te vengan los dolores, dolor como de mujer de parto!

Te entregaré en manos de los que buscan tu vida, sí, en manos de los que temes: en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los caldeos.

Por tanto, así dice el SEÑOR, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mis ovejas y las habéis ahuyentado, y no os habéis ocupado de ellas; he aquí, yo me ocuparé de vosotros por la maldad de vuestras obras --declara el SEÑOR.

Por tanto, he aquí, vienen días --declara el SEÑOR-- cuando no dirán más: ``Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto",

sino: ``Vive el SEÑOR que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado"; y habitarán en su propio suelo.

En cuanto a los profetas: quebrantado está mi corazón dentro de mí, tiemblan todos mis huesos; estoy como un ebrio, como un hombre a quien domina el vino, por causa del SEÑOR y por causa de sus santas palabras.

Porque la tierra está llena de adúlteros; porque a causa de la maldición se ha enlutado la tierra, se han secado los pastos del desierto. Pues es mala la carrera de ellos y su poderío no es recto.

Además, entre los profetas de Samaria he visto algo ofensivo: profetizaban en {nombre de} Baal y extraviaban a mi pueblo Israel.

También entre los profetas de Jerusalén he visto algo horrible: cometían adulterio y andaban en mentiras; fortalecían las manos de los malhechores, sin convertirse ninguno de su maldad. Se me han vuelto todos ellos como Sodoma, y sus habitantes como Gomorra.

Por tanto, así dice el SEÑOR de los ejércitos acerca de los profetas: ``He aquí, les daré de comer ajenjo y les daré de beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la corrupción por toda la tierra."

Así dice el SEÑOR de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan. Ellos os conducen hacia lo vano; {os} cuentan la visión de su propia fantasía, no de la boca del SEÑOR.

Dicen de continuo a los que me desprecian: ``El SEÑOR ha dicho: `Tendréis paz'"; y a todo el que anda en la terquedad de su corazón dicen: ``No vendrá calamidad sobre vosotros."

He aquí, la tempestad del SEÑOR ha salido con furor, un torbellino impetuoso descargará sobre la cabeza de los impíos.

No se apartará la ira del SEÑOR hasta que haya realizado y llevado a cabo los propósitos de su corazón. En los postreros días lo entenderéis claramente.

He oído lo que dicen los profetas que profetizan mentira en mi nombre, diciendo: `` ¿He tenido un sueño, he tenido un sueño!"

¿Hasta cuándo? ¿Qué hay en los corazones de los profetas que profetizan la mentira, de los profetas {que proclaman} el engaño de su corazón,

que tratan de que mi pueblo se olvide de mi nombre con los sueños que se cuentan unos a otros, tal como sus padres olvidaron mi nombre a causa de Baal?

Por tanto, he aquí, estoy contra los profetas --declara el SEÑOR-- que se roban mis palabras el uno al otro.

He aquí, estoy contra los profetas --declara el SEÑOR-- que usan sus lenguas y dicen: ``{El} {S{EÑOR}} declara."

He aquí, estoy contra los que profetizan sueños falsos --declara el SEÑOR-- y los cuentan y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y sus presunciones, cuando yo no los envié ni les di órdenes, ni son de provecho alguno para este pueblo --declara el SEÑOR.

Y no os acordaréis más de la profecía del SEÑOR, porque la palabra de cada uno le será por profecía, pues habéis pervertido las palabras del Dios viviente, del SEÑOR de los ejércitos, nuestro Dios.

El SEÑOR me mostró dos cestas de higos colocadas delante del templo del SEÑOR después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, desterró a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a los oficiales de Judá junto con los artesanos y herreros de Jerusalén, y los llevó a Babilonia.

Una cesta tenía higos muy buenos, como los primeros higos maduros; y la otra tenía higos muy malos, que de podridos no se podían comer.

Entonces el SEÑOR me dijo: ¿Qué ves, Jeremías? Y dije: Higos; los higos buenos son muy buenos, y los malos, muy malos, que de podridos no se pueden comer.

Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: ``Como a estos higos buenos, así consideraré como buenos a los desterrados de Judá que yo he echado de este lugar a la tierra de los caldeos.

``Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los traeré de nuevo a esta tierra; los edificaré y no {los} derribaré, los plantaré y no {los} arrancaré.

``Pero como a los higos malos que de podridos no se pueden comer --así dice el SEÑOR-- de la misma manera abandonaré a Sedequías, rey de Judá, a sus oficiales, al remanente de Jerusalén que queda en esta tierra y a los que habitan en la tierra de Egipto.

``Los haré motivo de espanto {y} de calamidad para todos los reinos de la tierra, de oprobio y refrán, de burla y maldición en todos los lugares adonde los dispersaré.

la cual el profeta Jeremías habló a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén, diciendo:

Y el SEÑOR os envió repetidas veces a todos sus siervos los profetas (pero no escuchasteis ni inclinasteis vuestro oído para oír),

Por tanto, así dice el SEÑOR de los ejércitos: ``Por cuanto no habéis obedecido mis palabras,

he aquí, mandaré a buscar a todas las familias del norte --declara el SEÑOR-- y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, y los traeré contra esta tierra, contra sus habitantes y contra todas estas naciones de alrededor; los destruiré por completo y los haré objeto de horror, de burla y de eterna desolación.

``Después que se hayan cumplido los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a esa nación por su iniquidad --declara el SEÑOR-- y a la tierra de los caldeos la haré una desolación eterna.

``(Pues también a ellos los harán esclavos muchas naciones y grandes reyes, y les pagaré conforme a sus hechos y conforme a la obra de sus manos)."

a todos los extranjeros, a todos los reyes de la tierra de Uz, a todos los reyes de la tierra de los filisteos (es decir, Ascalón, Gaza, Ecrón y al remanente de Asdod);

a Edom, a Moab y a los hijos de Amón;

a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón y a los reyes de las costas que están más allá del mar;

a Dedán, a Tema, a Buz y a todos los que se rapan las sienes;

a todos los reyes de Arabia y a todos los reyes de los extranjeros que habitan en el desierto;

a todos los reyes de Zimri, a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de Media;

a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, los unos con los otros, y a todos los reinos del mundo que están sobre la faz de la tierra. El rey de Sesac beberá después de ellos.

Y les dirás: ``Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: `Bebed, embriagaos, vomitad, caed y no os levantéis a causa de la espada que yo enviaré entre vosotros.'"

Y sucederá que si rehúsan tomar la copa de tu mano para beber, les dirás: ``Así dice el SEÑOR de los ejércitos: `Ciertamente vais a beber.

`Porque he aquí que comienzo a causar mal en {esta} ciudad que se llama por mi nombre, ¿y quedaréis vosotros sin castigo alguno? No quedaréis sin castigo, porque llamo a la espada contra todos los habitantes de la tierra' --declara el SEÑOR de los ejércitos."

Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras, y les dirás: ``El SEÑOR rugirá desde lo alto, y dará su voz desde su santa morada; rugirá fuertemente contra su rebaño. Dará gritos como los que pisan {las uvas} contra todos los habitantes de la tierra.

``Ha llegado el estruendo hasta el fin de la tierra, porque el SEÑOR tiene un pleito contra las naciones; entra en juicio contra toda carne; a los impíos, los entrega a la espada" --declara el SEÑOR.

Así dice el SEÑOR de los ejércitos: He aquí, el mal va de nación en nación, y una gran tempestad se levanta de los confines de la tierra.

Y los muertos por el SEÑOR en aquel día estarán desde un extremo de la tierra hasta el otro. No los llorarán, ni los recogerán, ni los sepultarán; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.

Gemid, pastores, y clamad; revolcaos {en ceniza}, mayorales del rebaño; porque se han cumplido los días de vuestra matanza y de vuestra dispersión, y caeréis como vaso precioso.

No habrá huida para los pastores, ni escape para los mayorales del rebaño.

{Se oye} el sonido del clamor de los pastores, y el gemido de los mayorales del rebaño, porque el SEÑOR está destruyendo sus pastos,

y son silenciados los rebaños apacibles a causa de la ardiente ira del SEÑOR.

escuchando las palabras de mis siervos los profetas que os he enviado repetidas veces, pero no los habéis escuchado,

Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras en la casa del SEÑOR.

Cuando Jeremías terminó de decir todo lo que el SEÑOR le había mandado que hablara a todo el pueblo, lo apresaron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, diciendo: De cierto, morirás.

Y cuando los jefes de Judá oyeron estas cosas, subieron de la casa del rey a la casa del SEÑOR, y se sentaron a la entrada de la puerta Nueva de la {casa} del SEÑOR.

Y los sacerdotes y los profetas hablaron a los jefes y a todo el pueblo, diciendo: ¡Sentencia de muerte para este hombre!, porque ha profetizado contra esta ciudad, como habéis oído con vuestros propios oídos.

Entonces Jeremías habló a todos los jefes y a todo el pueblo, diciendo: El SEÑOR me ha enviado a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído.

Dijeron los jefes y todo el pueblo a los sacerdotes y a los profetas: Que no haya sentencia de muerte para este hombre, porque en nombre del SEÑOR nuestro Dios nos ha hablado.

Y se levantaron algunos de los ancianos del país y hablaron a toda la asamblea del pueblo, diciendo:

Miqueas de Moréset profetizó en días de Ezequías, rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: ``Así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos: `Sion será arada {como} un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas, y el monte del santuario {será} como los lugares altos de un bosque.'"

Cuando el rey Joacim y todos sus valientes y todos los jefes oyeron sus palabras, el rey procuró matarlo; pero Urías se enteró, tuvo miedo, huyó y se fue a Egipto.

y envía palabra al rey de Edom, al rey de Moab, al rey de los hijos de Amón, al rey de Tiro y al rey de Sidón por medio de los mensajeros que vienen a Jerusalén {a ver} a Sedequías, rey de Judá.

Y ordénales que digan a sus señores: ``Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, así diréis a vuestros señores:

`Yo hice la tierra, los hombres y los animales que están sobre la faz de la tierra con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la doy a quien me place.

No escuchéis, pues, las palabras de los profetas que os hablan, diciendo: ``No serviréis al rey de Babilonia", porque os profetizan mentira.

Yo no los he enviado --declara el SEÑOR-- y ellos profetizan mentira en mi nombre, para que yo os expulse y perezcáis vosotros y los profetas que os profetizan.

Y hablé a los sacerdotes y a todo este pueblo, diciendo: Así dice el SEÑOR: No escuchéis las palabras de vuestros profetas que os profetizan, diciendo: ``He aquí, los utensilios de la casa del SEÑOR serán devueltos en breve de Babilonia", porque ellos os profetizan mentira.

No los escuchéis; servid al rey de Babilonia y viviréis. ¿Por qué ha de convertirse en ruinas esta ciudad?

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Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso