'Ciudad' en la Biblia
Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino, No hallando ciudad de población.
Y dirigiólos por camino derecho, Para que viniesen á ciudad de población.
Y allí aposenta á los hambrientos, Y disponen ciudad para habitación;
¿Quién me guiará á la ciudad fortalecida? ¿Quién me guiará hasta Idumea?
Jerusalem, que se ha edificado Como una ciudad que está bien unida entre sí.
Cántico gradual: para Salomón. SI Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican: Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guarda.
Clama en los principales lugares de concurso; En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones:
En el lugar de las puertas, á la entrada de la ciudad, A la entrada de las puertas da voces:
Siéntase en una silla á la puerta de su casa, En lo alto de la ciudad,
Las riquezas del rico son su ciudad fuerte; Y el desmayo de los pobres es su pobreza.
En el bien de los justos la ciudad se alegra: Mas cuando los impíos perecen, hay fiestas.
Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida: Mas por la boca de los impíos ella será trastornada.
Mejor es el que tarde se aira que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
Las riquezas del rico son la ciudad de su fortaleza, Y como un muro alto en su imaginación.
El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte: Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.
La ciudad de los fuertes tomó el sabio, Y derribó la fuerza en que ella confiaba.
Como ciudad derribada y sin muro, Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.
Los hombres escarnecedores enlazan la ciudad: Mas los sabios apartan la ira.
La sabiduría fortifica al sabio más que diez poderosos la ciudad en que fueron.
Esto vi también: que los impíos sepultados vinieron aún en memoria; mas los que partieron del lugar santo, fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde con rectitud habían obrado. Esto también es vanidad.
Una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y cércala, y edifica contra ella grandes baluartes:
Y hállase en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel pobre hombre.
El trabajo de los necios los fatiga; porque no saben por dónde ir á la ciudad.
Levantaréme ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma: Busquélo, y no lo hallé.
Halláronme los guardas que rondan la ciudad, Y díjeles: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Halláronme los guardas que rondan la ciudad: Hiriéronme, llagáronme, Quitáronme mi manto de encima los guardas de los muros.
Y queda la hija de Sión como choza en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.
¿Cómo te has tornado ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de juicio, en ella habitó equidad; mas ahora, homicidas.
Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.
Que levantarás esta parábola sobre el rey de Babilonia, y dirás: Cómo paró el exactor, cómo cesó la ciudad codiciosa del oro!
Aulla, oh puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú, Filistea: porque humo vendrá de aquilón, no quedará uno solo en sus asambleas.
Y revolveré Egipcios contra Egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su prójimo: ciudad contra ciudad, y reino contra reino.
En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos: una será llamada la ciudad Herez.
Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos á cuchillo, ni muertos en guerra.
Y visteis las roturas de la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas de la pesquera de abajo.
¿No era ésta vuestra ciudad alegre, su antigüedad de muchos días? Sus pies la llevarán á peregrinar lejos.
Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada: haz buena melodía, reitera la canción, porque tornes en memoria.
Quebrantada está la ciudad de la vanidad; toda casa se ha cerrado, porque no entre nadie.
En la ciudad quedó soledad, y con asolamiento fué herida la puerta.
Que tornaste la ciudad en montón, la ciudad fuerte en ruina: el alcázar de los extraños que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedeficada.
Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas.
EN aquel día cantarán este cantar en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos: salud puso Dios por muros y antemuro.
Porque derribó los que moraban en lugar sublime: humilló la ciudad ensalzada, humillóla hasta la tierra, derribóla hasta el polvo.
Porque la ciudad fortalecida será asolada, la morada será desamparada y dejada como un desierto: allí se apacentará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas.
AY de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año á otro, mátense víctimas.
Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinas y cardos; y aun sobre todas las casas de placer en la ciudad de alegría.
Porque los palacios serán desiertos, la multitud de la ciudad cesará: las torres y fortalezas se tornarán cuevas para siempre, donde huelguen asnos monteses, y ganados hagan majada:
Y el granizo, cuando descendiere será en los montes; y la ciudad será del todo abatida.
Mira á Sión, ciudad de nuestras solemnidades: tus ojos verán á Jerusalem, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota.
Ni os haga Ezechîas confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará: no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.
¿Dónde está el rey de Amath, y el rey de Arphad, el rey de la ciudad de Sepharvaim, de Henah, y de Hivah?
Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella: no vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella baluarte.
Por el camino que vino se tornará, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová:
Pues yo ampararé á esta ciudad para salvarla por amor de mí, y por amor de David mi siervo.
Y te libraré, y á esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y á esta ciudad ampararé.
Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos.
Porque de la santa ciudad se nombran, y en el Dios de Israel confían: su nombre, Jehová de los ejércitos.
DESPIERTA, despierta, vístete tu fortaleza, oh Sión; vístete tu ropa de hermosura, oh Jerusalem, ciudad santa: porque nunca más acontecerá que venga á ti incircunciso ni inmundo.
Y vendrán á ti humillados los hijos de los que te afligieron, y á las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y llamarte han Ciudad de Jehová, Sión del Santo de Israel.
Y llamarles han Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y á ti te llamarán Ciudad Buscada, no desamparada.
Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago á sus enemigos.
Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortalecida, y como columna de hierro, y como muro de bronce sobre toda la tierra, á los reyes de Judá, á sus príncipes, á sus sacerdotes, y al pueblo de la tierra.
Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo: y os tomaré uno de una ciudad, y dos de una familia, y os introduciré en Sión;
Del estruendo de la gente de á caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entráronse en las espesuras de los bosques, y subiéronse en peñascos; todas las ciudades fueron desamparadas, y no quedó en ellas morador alguno.
Porque así dijo Jehová de los ejércitos: Cortad árboles, y extended baluarte junto á Jerusalem: esta es la ciudad que toda ella ha de ser visitada; violencia hay en medio de ella.
Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos: del sonido de los relinchos de sus fuertes tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, ciudad y moradores de ella.
Si salgo al campo, he aquí muertos á cuchillo; y si me entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre: porque también el profeta como el sacerdote anduvieron rodeando en la tierra, y no conocieron.
Sus viudas se multiplicaron más que la arena de la mar; traje contra ellos destruidor á medio día sobre la madre y los hijos; sobre la ciudad hice que de repente cayesen terrores.
Será empero, si vosotros me obedeciereis, dice Jehová, no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en el día del sábado, sino que santificaréis el día del sábado, no haciendo en él ninguna obra;
Que entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá, y los moradores de Jerusalem: y esta ciudad será habitada para siempre.
Y pondré á esta ciudad por espanto y silbo: todo aquel que pasare por ella se maravillará, y silbará sobre todas sus plagas.
Y les dirás: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré á este pueblo y á esta ciudad, como quien quiebra un vaso de barro, que no puede más restaurarse; y en Topheth se enterrarán, porque no habrá otro lugar para enterrar.
Así haré á este lugar, dice Jehová, y á sus moradores, poniendo esta ciudad como Topheth.
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que hablé contra ella: porque han endurecido su cerviz, para no oir mis palabras.
Entregaré asimismo toda la sustancia de esta ciudad, y todo su trabajo, y todas sus cosas preciosas; y daré todos los tesoros de los reyes de Judá en manos de sus enemigos, y los saquearán, y los tomarán, y llevaránlos á Babilonia.
Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo las armas de guerra que están en vuestras manos, y con que vosotros peleáis con el rey de Babilonia; y los Caldeos que os tienen cercados fuera de la muralla, yo los juntaré en medio de esta ciudad.
Y heriré los moradores de esta ciudad; y los hombres y las bestias morirán de pestilencia grande.
Y después, así dice Jehová, entregaré á Sedechîas rey de Judá, y á sus criados, y al pueblo, y á los que quedaren en la ciudad de la pestilencia, y del cuchillo, y del hambre, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de sus enemigos, y en mano
El que se quedare en esta ciudad, morirá á cuchillo, ó de hambre, ó pestilencia: mas el que saliere, y se pasare á los Caldeos que os tienen cercados, vivirá, y su vida le será por despojo.
Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Jehová: en mano del rey de Babilonia será entregada, y quemarála á fuego.
Y muchas gentes pasarán junto á esta ciudad, y dirán cada uno á su compañero: ¿Por qué lo hizo así Jehová con esta grande ciudad?
Por tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y os arrancaré de mi presencia, y á la ciudad que os dí á vosotros y á vuestros padres;
Porque he aquí, que á la ciudad sobre la cual es invocado mi nombre yo comienzo á hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? No seréis absueltos: porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra, dice Jehová de los ejércitos.
Yo pondré esta casa como Silo, y daré esta ciudad en maldición á todas las gentes de la tierra.
¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa será como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y juntóse todo el pueblo contra Jeremías en la casa de Jehová.
Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas á los príncipes y á todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.
Y habló Jeremías á todos los príncipes y á todo el pueblo, diciendo: Jehová me envió á que profetizase contra esta casa y contra esta ciudad, todas las palabras que habéis oído.
Mas sabed de cierto que, si me matareis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, y sobre esta ciudad, y sobre sus moradores: porque en verdad Jehová me envió á vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.
Hubo también un hombre que profetizaba en nombre de Jehová, Urías, hijo de Semaías de Chîriath-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra, conforme á todas las palabras de Jeremías:
No los oigáis; servid al rey de Babilonia, y vivid: ¿por qué ha de ser desierta esta ciudad?
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos de aquellas columnas, y del mar, y de las basas, y del resto de los vasos que quedan en esta ciudad,
Y procurad la paz de la ciudad á la cual os hice traspasar, y rogad por ella á Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.
Así empero ha dicho Jehová, del rey que está sentado sobre el trono de David, y de todo el pueblo que mora en esta ciudad, de vuestros hermanos que no salieron con vosotros en cautiverio;
Así ha dicho Jehová: He aquí yo hago tornar la cautividad de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia; y la ciudad será edificada sobre su collado, y el templo será asentado según su forma.
He aquí que vienen días, dice Jehová, y la ciudad será edificada á Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del rincón.
Pues Sedechîas rey de Judá lo había preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y tomarála,
He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla; y la ciudad va á ser entregada en mano de los Caldeos que pelean contra ella, á causa de la espada, y del hambre y de la pestilencia: ha pues venido á ser lo que tú dijiste, y he aquí tú lo est
Oh Señor Jehová! ¿y me has tú dicho: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; bien que la ciudad sea entregada en manos de los Caldeos?
Por tanto así ha dicho Jehová: He aquí voy á entregar esta ciudad en mano de los Caldeos, y en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y la tomará:
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