'Del' en la Biblia
- 1.Gé 1:2-Gé 20:18
- 2.Gé 21:12-Gé 47:2
- 3.Gé 47:6-Éx 12:11
- 4.Éx 12:18-Éx 26:27
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- 8.Levítico 9:10-Levítico 22:12
- 9.Levítico 22:13-Números 4:25
- 10.Números 4:26-Números 11:31
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- 15.Deuteronomio 29:21-Josué 7:23
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- 17.Josué 22:28-Jueces 13:25
- 18.Jueces 14:4-1 Samuel 6:21
- 19.1 Samuel 7:1-1 Samuel 22:4
- 20.1 Samuel 22:14-2 Samuel 12:12
- 21.2 Samuel 12:14-1 Reyes 1:19
- 22.1 Reyes 1:23-1 Reyes 9:26
- 23.1 Reyes 10:1-1 Reyes 18:42
- 24.1 Reyes 18:44-2 Reyes 10:23
- 25.2 Reyes 10:24-2 Reyes 20:16
- 26.2 Reyes 20:18-1 Crónicas 12:37
- 27.1 Crónicas 13:2-1 Crónicas 27:34
- 28.1 Crónicas 28:2-2 Crónicas 13:8
- 29.2 Crónicas 13:9-2 Crónicas 26:19
- 30.2 Crónicas 26:21-2 Crónicas 36:10
- 31.2 Crónicas 36:12-Nehemías 3:13
- 32.Nehemías 3:14-Ester 4:7
- 33.Ester 4:8-Job 12:8
- 34.Job 12:9-Salmos 19:8
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- 38.Proverbios 10:15-Proverbios 20:27
- 39.Proverbios 20:30-Eclesiastés 6:1
- 40.Eclesiastés 6:2-Isaías 8:4
- 41.Isaías 8:18-Isaías 30:27
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- 46.Jeremías 36:30-Jeremías 51:48
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- 63.2 Corintios 5:6-Filipenses 1:19
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- 66.2 Pedro 2:11-Apocalipsis 14:6
- 67.Apocalipsis 14:8-Apocalipsis 22:19
con potencia de milagros y prodigios, en virtud del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, he llenado todo del Evangelio del Cristo.
Porque sé que cuando llegue a vosotros, llegaré en la plenitud de la bendición del Cristo.
Pero os ruego, hermanos, por el Señor nuestro Jesús, el Cristo, y por la caridad del Espíritu, que me ayudéis con oraciones por mí a Dios,
Saludaos los unos a los otros con beso santo. Os saludan todas las Iglesias del Cristo.
Y el Dios de paz quebrante presto a Satanás debajo de vuestros pies. La gracia del Señor nuestro Jesús, el Cristo, sea con vosotros.
La gracia del Señor nuestro Jesús, el Cristo, sea con todos vosotros. Amén.
Y al que puede confirmaros según mi Evangelio y la predicación de Jesús, el Cristo, según la revelación del misterio encubierto desde tiempos eternos,
pero manifestado ahora, y por las Escrituras de los profetas, por el mandamiento del Dios eterno, declarado a todos los gentiles, para que oigan y obedezcan por la fe;
a la Iglesia de Dios que está en Corinto, santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, y a todos los que invocan el Nombre del Señor nuestro, Jesús, el Cristo, en cualquier lugar, Señor de ellos y nuestro;
Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesús el Cristo.
con lo cual el testimonio del Cristo ha sido confirmado en vosotros,
de tal manera que nada os falte en ningún don, esperando la manifestación del Señor nuestro, Jesús, el Cristo;
Todavía, hermanos, os ruego por el Nombre del Señor nuestro, Jesús, el Cristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, antes seáis perfectos, unidos en un mismo entendimiento y en un mismo parecer.
Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio; no en sabiduría de palabras, para que no sea hecha vana el madero del Cristo.
Porque la Palabra del madero a la verdad es locura a los que se pierden; mas a los que se salvan, es a decir, a nosotros, es potencia de Dios.
¿Qué es del sabio? ¿Qué del escriba? ¿Qué del filósofo de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría de este mundo?
antes lo que es la locura del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo que es la flaqueza del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte;
y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios; y lo que no es, para deshacer lo que es,
Y ni mi palabra ni mi predicación fue en palabras persuasivas de humana sabiduría, sino en demostración del Espíritu y de potencia;
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del mismo hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas que son de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es venido de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado;
lo cual también hablamos, no con doctas palabras de humana sabiduría, sino con doctrina del Espíritu Santo, acomodando lo espiritual por medio de lo espiritual.
Pero el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
Porque ¿quién conoció el entendimiento del Señor? ¿Quién le instruyó? Mas nosotros tenemos el entendimiento del Cristo.
y vosotros del Cristo; y el Cristo de Dios.
Téngannos los hombres por ministros del Cristo, y dispensadores de los misterios de Dios.
Nosotros locos por amor del Cristo, y vosotros prudentes en el Cristo; nosotros flacos, y vosotros fuertes; vosotros nobles, y nosotros viles.
En el Nombre del Señor nuestro Jesús, el Cristo, juntaos vosotros y mi espíritu, con la facultad del Señor nuestro Jesús el Cristo,
el tal sea entregado a Satanás para muerte de la carne, para que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
no del todo con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo.
Y esto érais algunos; mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el Nombre del Señor Jesús, y en el Espíritu del Dios nuestro.
Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, (el cual está) en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Mas a los que están juntos en matrimonio, denuncio, no yo, sino el Señor; Que la mujer no se aparte del marido;
Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor; asimismo también el que es llamado siendo libre, siervo es del Cristo.
Pero de las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como hombre que ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor;
pero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su mujer.
Hay diferencia entre la mujer casada y la virgen, La mujer no casada tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu; mas la casada tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su marido.
nosotros, sin embargo, no tenemos más que un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él; y un Señor, Jesús, el Cristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él.
Mas no en todos hay esta ciencia, porque algunos con conciencia del ídolo hasta ahora, lo comen como sacrificado a ídolos; y su conciencia, siendo flaca, es contaminada.
¿No tenemos potestad de traer con nosotros una hermana para mujer también como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?
¿Quién jamás peleó a sus expensas? ¿Quién planta viña, y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el ganado, y no come de la leche del ganado?
Si otros tienen en vosotros esta potestad, ¿por qué no nosotros? Mas no usamos de esta potestad; antes lo sufrimos todo, para no dar alguna interrupción al curso del Evangelio del Cristo.
¿No sabéis que los que obran en lo sagrado, comen del santuario; y que los que sirven al altar, del altar participan?
Así también ordenó el Señor a los que anuncian el Evangelio, que vivan del Evangelio.
¿Qué premio, pues, tendré? Que predicando el Evangelio, ponga el Evangelio del Cristo de balde, por no usar mal de mi potestad en el Evangelio.
Y esto hago por causa del Evangelio, por hacerme juntamente participante de él.
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la confraternidad de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es la confraternidad del cuerpo del Cristo?
Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios ¿no son partícipes del altar?
No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.
Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
porque del Señor es la tierra y su plenitud.
Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos, no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por causa de la conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud.
La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por otra conciencia?
Sed imitadores de mí, así como yo del Cristo.
Mas quiero que sepáis, que el Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza del Cristo.
Porque el varón no ha de cubrir la cabeza, porque es imagen y gloria de Dios; mas la mujer es gloria del varón.
Porque el varón no es sacado de la mujer, sino la mujer del varón.
Porque tampoco el varón es creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.
Porque como la mujer salió del varón, así también el varón nace por la mujer; todo, sin embargo, sale de Dios.
De manera que cuando os juntáis en uno, esto no es comer la Cena del Señor.
Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó el pan;
Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
De manera que, cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
Por tanto, pruébese cada hombre a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor.
Mas siendo juzgados, somos castigados del Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
Antes, los miembros del cuerpo que parecen más flacos, son mucho más necesarios;
y los miembros del cuerpo que estimamos ser más viles, a éstos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son indecentes, tienen más honestidad.
Así también vosotros; pues que anheláis las cosas del Espíritu, procurad ser excelentes para la edificación de la Iglesia.
Si alguno, a su parecer, es profeta, o espiritual, reconozca lo que os escribo, porque son mandamientos del Señor.
Una es la gloria del sol, y otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas; porque una estrella es diferente de otra en gloria.
El primer hombre, es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es el Señor, del cielo.
Y como trajimos la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y la potencia del pecado, la ley.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano.
Y si llegare Timoteo, mirad que esté con vosotros seguramente; porque también hace la obra del Señor como yo.
Acerca del hermano Apolos, mucho le he rogado que fuese a vosotros con algunos hermanos; mas en ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tuviere oportunidad.
La gracia del Señor Jesús el Cristo sea con vosotros.
Gracia tengáis, y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesús, el Cristo.
Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones del Cristo, así abunda también, por Cristo, nuestra consolación.
como también en parte habéis conocido que somos vuestro regocijo, así como también vosotros el nuestro, en el día del Señor Jesús.
el cual también nos selló, y nos dio la prenda del Espíritu en nuestros corazones.
Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas; no para que fueseis contristados, sino para que conocieseis cuánta más caridad tengo para con vosotros.
Cuando vine a Troas por el Evangelio del Cristo, aunque me fue abierta puerta en el Señor,
cuando es manifiesto que sois letra de Cristo administrada por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
el cual aun nos hizo que fuésemos ministros suficientes del Nuevo Testamento, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, mas el Espíritu vivifica.
¿Cómo no será para mayor gloria el ministerio del Espíritu?
(Y así los sentidos de ellos se embotaron; porque hasta el día de hoy les queda el mismo velo no descubierto en la lección del Antiguo Testamento, el cual en Cristo es quitado.
Porque el Señor es el Espíritu; y donde hay aquel Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Por tanto nosotros todos, puestos los ojos como en un espejo en la gloria del Señor con cara descubierta, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del Evangelio de la gloria del Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Porque el Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la claridad de Dios en la faz del Cristo Jesús.
llevando siempre por todas partes la mortificación del Señor Jesús en nuestro cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros cuerpos.
Y por esto también gemimos, deseando ser sobrevestidos de aquella nuestra habitación que es del cielo;
Mas el que nos hizo para esto mismo, es Dios; el cual así mismo nos ha dado la prenda del Espíritu.
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- 57.Marcos 8:38-Lucas 8:1
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