'Ni' en la Biblia
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni se sentó en silla de burladores;
Por tanto no se levantarán los malos en el juicio; ni los pecadores en la congregación de los justos.
Al Vencedor: en Neginot sobre Seminit: Salmo de David. SEÑOR, no me reprendas con tu furor, ni me castigues con tu ira.
Porque no para siempre será olvidado el humilde; ni la esperanza de los pobres perecerá para siempre.
Todos declinaron, juntamente, se han corrompido; no hay quien haga bien, no hay ni siquiera uno.
El que no revolvió con su lengua, ni hizo mal a su prójimo, ni levantó vergüenza contra su prójimo.
Quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente tomó cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará para siempre.
Multiplicarán sus dolores los que se apresuraren tras otro dios ; no ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.
Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; ni darás tu Misericordioso para que vea corrupción.
No hay idioma ni lenguaje donde no es oída su voz.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre en espíritu , ni de él escondió su rostro; y cuando clamó a él, le oyó.
El limpio de manos, y limpio de corazón; el que no tomó en vano mi Nombre, ni juró con engaño.
No me he sentado con los varones de falsedad; ni entré con los hipócritas.
No juntes con los pecadores mi alma, ni con los varones de sangre mi vida,
Resh guardando todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.
No se alegren de mí mis enemigos sin por qué; ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
De David. Alef No te enojes con los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
Nun Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan.
El SEÑOR no lo dejará en sus manos, ni lo condenará cuando le juzgaren.
Salmo de David, digno de memoria. SEÑOR, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.
No hay sanidad en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.
Porque dije: Que no se alegren de mí; ni cuando mi pie resbalare, se engrandezcan sobre mí.
Bienaventurado el varón que puso al SEÑOR por su confianza, y no miró a los soberbios, ni a los que declinan a la mentira.
Aumentado has tú, oh SEÑOR Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar, anunciar, ni hablar; no pueden ser narrados.
Porque no heredaron la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.
Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará.
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.
ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate.
porque en su muerte no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria.
No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos.
Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían dañado; no hay quien haga bien, no hay ni aun uno.
Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni el que me aborrecía se engrandeció contra mí, porque me hubiera escondido de él;
Dios oirá, y los quebrantará, y el que permanece desde la antigüedad (Selah); por cuanto no se mudan, ni temen a Dios.
Mas tú, oh Dios, los harás descender al pozo de la sepultura; los varones sanguinarios y engañadores no vivirán ni la mitad de sus días; pero yo confiaré en ti.
No confiéis en la violencia, ni en la rapiña no os envanezcáis; si se aumentare la hacienda, no pongáis el corazón en ella .
Bendito Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.
No me anegue el ímpetu de las aguas, ni me absuerba la hondura, ni el pozo cierre sobre mí su boca.
No pasan trabajos como otros seres humanos; ni son azotados con los hombres.
No vemos ya nuestras banderas propias ; no hay más profeta; ni hay con nosotros quien sepa. ¿Hasta cuándo?
Porque ni de oriente, ni de occidente, ni del desierto solano viene el ensalzamiento.
Y no ser como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no compuso su corazón, ni su espíritu fue fiel con Dios.
No guardaron el pacto de Dios, ni quisieron andar en su ley;
por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado de su salud.
pues sus corazones no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto.
no habrá en ti dios ajeno, ni te encorvarás a dios extraño.
Canción: Salmo de Asaf. Oh Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto.
Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni hay otro que haga tus obras.
No lo sujetará enemigo, ni hijo de iniquidad lo quebrantará.
Mas no quitaré de él mi misericordia, ni falsearé mi verdad.
No profanaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios.
No tendrás temor de espanto nocturno, ni de saeta que vuele de día;
ni de pestilencia que ande en oscuridad, ni de mortandad que destruya al mediodía.
no se ordenará para ti mal, ni plaga tocará tu morada.
Porque no dejará el SEÑOR su pueblo, ni desamparará a su heredad;
No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo .
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades; ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
Les pusiste término, el cual no traspasarán; ni volverán a cubrir la tierra.
Diciendo : No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas.
No tenga quien le haga misericordia; ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos.
No alabarán los muertos a JAH, ni todos los que descienden al silencio;
No dará tu pie al resbaladero; ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.
El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche.
de la cual no llenó el segador su mano, ni sus brazos el que hace gavillas.
Ni dijeron los que pasaban: La bendición del SEÑOR sea sobre vosotros; os bendecimos en el Nombre del SEÑOR.
Canción de las gradas: de David. SEÑOR, mi corazón no se ha envanecido, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas maravillosas más de lo que me pertenecía.
No entraré en la morada de mi casa, ni subiré sobre el lecho de mi estrado;
no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento,
que nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; que no tengamos asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en nuestras plazas.
No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salud.
No toma contentamiento en la fortaleza del caballo, ni se complace en las piernas del varón.