'En Mí' en la Biblia
¿Por ventura pleitearía conmigo con grandeza de fuerza? No; antes él la pondría en mí.
que todo el tiempo que mi alma estuviere en mí, y hubiere hálito de Dios en mis narices,
Abren minas lejos de lo habitado, olvidado por el pie; suspendidos se balancean lejos de los hombres.
El abismo dice: No está en mí; y el mar dijo: Ni conmigo.
como fue en los días de mi juventud, cuando Dios era familiar en mi tienda;
Y decía yo: En mi nido moriré, y como arena multiplicaré días.
Mi raíz está abierta junto a las aguas, y en mis ramas permanecerá rocío.
Mi gloria se renueva conmigo, y mi arco se renueva en mi mano.
Vinieron como por portillo ancho, en mi calamidad, se volvieron contra mí.
Contra mí se vuelven los terrores, como el viento persiguen mi honor, y como nube se ha disipado mi prosperidad.
Y ahora mi alma está derramada en mí; días de aflicción se apoderan de mí.
Me levantaste, y me hiciste cabalgar sobre el viento, y derretiste en mí el ser.
Si mi paso se ha apartado del camino, {si} mi corazón se ha ido tras mis ojos, y {si} alguna mancha se ha pegado en mis manos,
Si encubrí, como Adán mis prevaricaciones, escondiendo en mi seno mi iniquidad;
Por tanto yo dije: Escuchadme; declararé yo también mi conocimiento.
He aquí yo abriré ahora mi boca, y mi lengua hablará en mi boca.
Yo soy limpio y sin rebelión; y soy inocente, y no hay iniquidad en mí.
En mi juicio fue mentiroso, mi saeta es gravosa sin haber yo prevaricado.
¿Por ventura invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte a ti?
Respóndeme cuando llamo, oh Dios de mi justicia. Estando en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Tú diste alegría en mi corazón, al tiempo que el grano y el mosto de ellos se multiplicó.
Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, porque yo estoy debilitado; sáname, oh SEÑOR, porque mis huesos están conturbados.
no sea que arrebaten mi alma, como león que despedaza, sin que haya quien libre.
SEÑOR Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;
El SEÑOR juzga a los pueblos; júzgame oh SEÑOR, conforme a mi justicia y a la integridad que hay en mí.
Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
Multiplicarán sus dolores los que se apresuraren tras otro dios; no ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.
Por tanto se alegró mi corazón, y se gozó mi gloria; también mi carne reposará segura.
En mi angustia llamé al SEÑOR, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
También me sacó a un lugar espacioso; me rescató, porque se complació en mí.
Porque contigo deshice ejércitos; y en mi Dios asalté muros.
El hace mis pies como de ciervas, y me afirma en mis alturas.
reparten mis vestidos entre sí, y sobre mi ropa echan suertes.
Caf Por tu Nombre, oh SEÑOR, perdona también mi iniquidad; porque es grande.
Ayin Mírame, y ten misericordia de mí; porque estoy solo y pobre.
Júzgame, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado; y en el SEÑOR he confiado; no vacilaré.
Mas yo ando en mi integridad; rescáteme, y ten misericordia de mí.
Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, {a pesar de} ello, estaré confiado.
Oye, oh SEÑOR, mi voz con que a ti llamo; ten misericordia de mí, y respóndeme.
{Cuando dijiste:} ``Busquen Mi rostro," mi corazón Te respondió: ``Tu rostro, SEÑOR, buscaré."
Y dije yo en mi prosperidad: No seré jamás conmovido;
¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descendiere al hoyo? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
Oye, oh SEÑOR, y ten misericordia de mí: SEÑOR, sé tú mi ayudador.
Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, que estoy en angustia; se han carcomido de pesar mis ojos, mi alma, y mis entrañas.
Y decía yo en mi premura: cortado soy de delante de tus ojos; mas tú ciertamente oíste la voz de mis ruegos, cuando a ti clamaba.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.
Alef Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo; su alabanza será siempre en mi boca.
Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.
Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se revolvía en mi seno.
Anduve como si fuesen mis amigos, mis hermanos; como el que trae luto por su madre, enlutado me humillaba.
Pero ellos se alegraron en mi cojera, y se juntaron; se juntaron contra mí los verdugos, y yo no lo entendía; me despedazaban, y no cesaban;
Canten de júbilo y regocíjense los que favorecen mi vindicación; y digan continuamente: Engrandecido sea el SEÑOR, que se deleita en la paz de su siervo.
Porque tus saetas descendieron en mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
No hay sanidad en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.
Hieden y se corrompen mis llagas, a causa de mi locura.
Porque mis caderas están llenas de ardor, y no hay sanidad en mi carne.
Para el director del coro, para Jedutún. Salmo de David.Yo dije: Guardaré mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca como con mordaza, mientras el impío esté en mi presencia.
Se enardeció mi corazón dentro de mí; en mi meditación se encendió fuego; y hablé con mi lengua:
Y puso en mi boca canción nueva, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y esperarán en el SEÑOR.
Sean avergonzados y humillados a una los que buscan mi vida para destruirla; sean vueltos atrás y cubiertos de ignominia los que se complacen en mi mal.
Cuando yo estoy pobre y menesteroso, el SEÑOR pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
Yo dije: SEÑOR, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
Mas tú, SEÑOR, ten misericordia de mí, y hazme levantar, y les daré el pago.
En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has asentado delante de ti para siempre.
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar Por las saludes de su presencia.
Dios mío, mi alma está en mí abatida; por tanto me acordaré de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
Es como muerte en mis huesos, cuando mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbes en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.
Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará.
Rebosa mi corazón palabra buena; yo digo en mis obras del Rey; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
Si bien mientras viviere, dirá dichosa á su alma: Y tú serás loado cuando bien te tratares.
Conozco todas las aves de los montes, Y en mi poder están las fieras del campo.
Ten misericordia de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tu compasión rae mis rebeliones.
Remueva el pecado en mí con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré emblanquecido más que la nieve.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí.
He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor es con los que sostienen mi vida.
Porque me ha librado de toda angustia, Y en mis enemigos vieron mis ojos mi deseo.
Está atento, y respóndeme; clamo en mi oración, y me conmuevo,
Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; me oprime combatiéndome cada día.
Todo el día pervierten mis palabras; todos sus pensamientos contra mí son para mal.
Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen los quebrantos.
El Dios de mi misericordia me encontrará en el camino; Dios me hará ver en mis enemigos mi deseo.
Así te bendeciré en mi vida; en tu Nombre alzaré mis manos.
cuando me acordare de ti en mi lecho, cuando meditare de ti en las velas de la noche.
Escucha, oh Dios, mi voz en mi oración; guarda mi vida del miedo del enemigo.
Si en mi corazón hubiera yo mirado a la iniquidad, el Señor no me oiría.
Cansado estoy de llorar; reseca está mi garganta; mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios.
Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.
Sean avergonzados y humillados los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y cubiertos de ignominia los que se complacen en mi mal.
También mi lengua hablará de tu justicia todo el día, porque han sido avergonzados, porque han sido humillados, los que procuran mi mal.
Se desazonó a la verdad mi corazón, y en mis riñones sentía punzadas.
De noche me acordaré de mi canción; en mi corazón meditaré; y mi espíritu inquiere.
¡Oh, si mi pueblo me oyera, si Israel anduviera en mis caminos!
Ten misericordia de mí, oh SEÑOR; porque a ti clamo cada día.
Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad;
mira en mí, y ten misericordia de mí; da fortaleza tuya a tu siervo, y guarda al hijo de tu sierva.
Y mi verdad y mi misericordia serán con él; y en mi nombre será ensalzado su cuerno.
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