740 casos

'Aquel' en la Biblia

Les dice: Venid y ved. Vinieron, y vieron dónde moraba, y permanecieron con él aquel día; porque era como la hora décima.

Felipe halló a Natanael, y le dice: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Y luego aquel hombre fue sano, y tomó su lecho, y anduvo. Y era sábado aquel día.

Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho.

Y el que había sido sanado, no sabía quién era; porque Jesús se había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar.

Entonces Jesús dijo: Haced recostar los hombres. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como número de cinco mil varones.

Y le buscaban los judíos en la Fiesta, y decían: ¿Dónde está aquel?

Entonces le dijeron: ¿Dónde está aquel? El dijo: No sé.

Les respondió aquel hombre, y les dijo: Por cierto, maravillosa cosa es ésta, que vosotros no sabéis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.

Y se volvió al otro lado del Jordán, a aquel lugar donde primero había estado bautizando Juan; y permaneció allí.

(Que aún no había llegado Jesús a la aldea, mas estaba en aquel lugar donde Marta le había salido a recibir.)

Y Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote de aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;

Mas esto no lo dijo de sí mismo; sino que, como era el sumo sacerdote de aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;

A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntara quién era aquel de quien decía.

Respondió Jesús: Aquel es, a quien yo diere el bocado mojado. Y mojando el bocado, lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón.

En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo, que yo rogaré al Padre por vosotros;

Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar; porque muchas veces Jesús se juntaba allí con sus discípulos.

Y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, el cual era sumo sacerdote de aquel año, (y él le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.)

Y seguían a Jesús Simón Pedro, y otro discípulo. Y aquel discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al atrio del sumo sacerdote;

mas Pedro estaba fuera a la puerta. Y salió aquel discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, y metió dentro a Pedro.

Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él?

Le dijo entonces Pilato: ¿Luego Rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que YO SOY Rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la Verdad. Todo aquel que es de la Verdad, oye mi voz.

Y en aquel lugar donde había sido colgado del madero, había un huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.

Allí, pues, por causa de la víspera de la Pascua de los judíos, porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

Dijo entonces aquel discípulo, al cual amaba Jesús, a Pedro: El Señor es. Entonces Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa, porque estaba desnudo, y se echó al mar.

Volviéndose Pedro, ve a aquel discípulo al cual amaba Jesús, que les seguía, el que también se había recostado a su pecho en la cena, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?

Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no había de morir. Mas Jesús no le dijo, No morirá; sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga ¿qué a ti?

Y fue notorio a todos los moradores de Jerusalén; de tal manera que aquel campo es llamado en su propia lengua, Acéldama, que es, Campo de sangre.

y será, que cualquier alma que no oyere a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.

Después de éste, se levantó Judas el galileo en los días del empadronamiento, y llevó mucho pueblo tras sí. Pereció también aquel; y todos los que consintieron con él, fueron dispersados.

En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre.

Y Saulo consentía en su muerte. Y en aquel día se hizo una gran persecución en la Iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.

Y quitado aquel, les levantó por rey a David, del que dio también testimonio, diciendo: He hallado a David, hijo de Jessé, varón conforme a mi corazón, el cual hará todo lo que yo quiero.

porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Aquel pues, que vosotros honráis sin conocerle, a éste os anuncio yo.

Lo cual como oímos, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiera a Jerusalén.

¿No eres tú aquel egipcio que levantaste una sedición antes de estos días, y sacaste al desierto cuatro mil hombres salteadores?

Pero esto te confieso, que conforme a aquel Camino que ellos llaman secta, así sirvo al Dios de mi patria, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas;

¿O no sabéis que a quien os presentáis a vosotros mismos como siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?

como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo, y piedra de caída; y todo aquel que creyere en ella, no será avergonzado.

¿Cómo, pues invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quién les predique?

Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme a la caridad. No eches a perder con tu comida a aquel por el cual Cristo murió.

Porque si te ve alguno, a ti que tienes esta ciencia, sentado a la mesa en el lugar de los ídolos, ¿la conciencia de aquel que es débil, no será llevada a comer de lo sacrificado a los ídolos?

Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos, no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por causa de la conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud.

Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice: Todas las cosas son sujetadas a él, claro está exceptuado aquel que sujetó a él todas las cosas.

Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegrará, sino aquel a quien yo contristare?

Así que estando ciertos de aquel terror del Señor, persuadimos a los hombres, mas a Dios somos manifiestos; y espero que también en vuestras conciencias seamos manifiestos.

solamente habían oído decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que en otro tiempo destruía.

Aquel, pues, que os da el Espíritu, y obra las maravillas entre vosotros ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír obediente de la fe?

Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

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