679 casos

'De' en la Biblia

Porque más fácil cosa es entrar un camello por el ojo de una aguja, que un rico entrar en el reino de Dios.

Pero ellos nada de estas cosas entendían, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se decía.

Entonces dió voces, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí.

Y los que iban delante, le reñían que callase; mas él clamaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí.

Y he aquí un varón llamado Zaqueo, el cual era el principal de los publicanos, y era rico;

Y corriendo delante, subióse á un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.

Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación á esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.

Y oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalem, y porque pensaban que luego había de ser manifestado el reino de Dios.

Empero sus ciudadanos le aborrecían, y enviaron tras de él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.

Entonces él le dijo: Mal siervo, de tu boca te juzgo. Sabías que yo era hombre recio, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;

Y también á aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de mí.

Y aconteció, que llegando cerca de Bethfagé, y de Bethania, al monte que se llama de las Olivas, envió dos de sus discípulos,

Diciendo: Id á la aldea de enfrente; en la cual como entrareis, hallaréis un pollino atado, en el que ningún hombre se ha sentado jamás; desatadlo, y traedlo.

Y como llegasen ya cerca de la bajada del monte de las Olivas, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron á alabar á Dios á gran voz por todas las maravillas que habían visto,

Diciendo: ­Oh si también tú conocieses, á lo menos en este tu día, lo que toca á tu paz! mas ahora está encubierto de tus ojos.

Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho,

Y te derribarán á tierra, y á tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.

Diciéndoles: Escrito está: Mi casa, casa de oración es; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Y ACONTECIO un día, que enseñando él al pueblo en el templo, y anunciando el evangelio, llegáronse los príncipes de los sacerdotes y los escribas, con los ancianos;

Mas ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?

Y si dijéremos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará: porque están ciertos que Juan era profeta.

Y al tiempo, envió un siervo á los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; mas los labradores le hirieron, y enviaron vacío.

Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado: quizás cuando á éste vieren, tendrán respeto.

Y echáronle fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué pues, les hará el señor de la viña?

Mas él mirándolos, dice: ¿Qué pues es lo que está escrito: La piedra que condenaron los edificadores, Esta fué por cabeza de esquina?

Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César.

Diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y muriere sin hijos, que su hermano tome la mujer, y levante simiente á su hermano.

En la resurrección, pues, ¿mujer de cuál de ellos será? porque los siete la tuvieron por mujer.

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento:

Mas los que fueren tenidos por dignos de aquel siglo y de la resurrección de los muertos, ni se casan, ni son dados en casamiento:

Y que los muertos hayan de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob.

Y respondiéndole unos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho.

Y él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?

Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor á mi Señor: Siéntate á mi diestra,

Guardaos de los escribas, que quieren andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas;

Que devoran las casas de las viudas, poniendo por pretexto la larga oración: éstos recibirán mayor condenación.

Y dijo: De verdad os digo, que esta pobre viuda echó más que todos:

Porque todos estos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios; mas ésta de su pobreza echó todo el sustento que tenía.

Y á unos que decían del templo, que estaba adornado de hermosas piedras y dones, dijo:

Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas hayan de comenzar á ser hechas?

Mas antes de todas estas cosas os echarán mano, y perseguirán, entregándoos á las sinagogas y á las cárceles, siendo llevados á los reyes y á los gobernadores por causa de mi nombre.

Entonces los que estuvieren en Judea, huyan á los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.

Y caerán á filo de espada, y serán llevados cautivos á todas las naciones: y Jerusalem será hollada de las gentes, hasta que los tiempos de las gentes sean cumplidos.

Cuando ya brotan, viéndolo, de vosotros mismos entendéis que el verano está ya cerca.

Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, entended que está cerca el reino de Dios.

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo sea hecho.

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

Y enseñaba de día en el templo; y de noche saliendo, estábase en el monte que se llama de las Olivas.

Y ESTABA cerca el día de la fiesta de los ázimos, que se llama la Pascua.

Y vino el día de los ázimos, en el cual era necesario matar la pascua.

Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua: seguidle hasta la casa donde entrare,

Y decid al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer la pascua con mis discípulos?

Porque os digo que no comeré más de ella, hasta que se cumpla en el reino de Dios.

Porque os digo, que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.

Y á la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; empero ­ay de aquél hombre por el cual es entregado!

Ellos entonces comenzaron á preguntar entre sí, cuál de ellos sería el que había de hacer esto.

Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores:

Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fué contado: porque lo que está escrito de mí, cumplimiento tiene.

Y saliendo, se fué, como solía, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron.

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