158 casos

'Dios' en la Biblia

Y será en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Y vuestros mancebos verán visiones, Y vuestros viejos soñarán sueños:

Varones Israelitas, oid estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis;

Empero siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, cuanto á la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono;

El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado á su Hijo Jesús, al cual vosotros entregasteis, y negasteis delante de Pilato, juzgando él que había de ser suelto.

Porque Moisés dijo á los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de vuestros hermanos, como yo; á él oiréis en todas las cosas que os hablare.

A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado á su Hijo, le envió para que os bendijese, á fin de que cada uno se convierta de su maldad.

Sea notorio á todos vosotros, y á todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.

Ellos entonces los despacharon amenazándolos, no hallando ningún modo de castigarlos, por causa del pueblo; porque todos glorificaban á Dios de lo que había sido hecho.

Reteniéndola, ¿no se te quedaba á ti? y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido á los hombres, sino á Dios.

Y él dijo: Varones hermanos y padres, oid: El Dios de la gloria apareció á nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Chârán,

Y hablóle Dios así: Que su simiente sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían á servidumbre y maltratarían, por cuatrocientos años.

Mas yo juzgaré, dijo Dios, la nación á la cual serán siervos: y después de esto saldrán y me servirán en este lugar.

Mas como se acercaba el tiempo de la promesa, la cual Dios había jurado á Abraham, el pueblo creció y multiplicóse en Egipto,

En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fué agradable á Dios: y fué criado tres meses en casa de su padre.

Pero él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar salud por su mano; mas ellos no lo habían entendido.

Yo soy el Dios de tus padres, y el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Mas Moisés, temeroso, no osaba mirar.

A este Moisés, al cual habían rehusado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez? á éste envió Dios por príncipe y redentor con la mano del ángel que le apareció en la zarza.

Este es el Moisés, el cual dijo á los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor Dios vuestro de vuestros hermanos, como yo; á él oiréis.

Y Dios se apartó, y los entregó que sirviesen al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Me ofrecisteis víctimas y sacrificios En el desierto por cuarenta años, casa de Israel?

Antes, trajisteis el tabernáculo de Moloch, Y la estrella de vuestro dios Remphan: Figuras que os hicisteis para adorarlas: Os transportaré pues, más allá de Babilonia.

Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios, hablando á Moisés que lo hiciese según la forma que había visto.

El cual recibido, metieron también nuestros padres con Josué en la posesión de los Gentiles, que Dios echó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David;

El cual halló gracia delante de Dios, y pidió hallar tabernáculo para el Dios de Jacob.

Al cual oían todos atentamente desde al más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es la gran virtud de Dios.

Y los apóstoles que estaban en Jerusalem, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron á Pedro y á Juan:

No tienes tú parte ni suerte en este negocio; porque tu corazón no es recto delante de Dios.

Arrepiéntete pues de esta tu maldad, y ruega á Dios, si quizás te será perdonado el pensamiento de tu corazón.

Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron á Jerusalem, y en muchas tierras de los Samaritanos anunciaron el evangelio.

Y luego en las sinagogas predicaba á Cristo, diciendo que éste era el Hijo de Dios.

Este vió en visión manifiestamente, como á la hora nona del día, que un ángel de Dios entraba á él, y le decía: Cornelio.

Y ellos dijeron: Cornelio, el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene testimonio de toda la nación de los Judíos, ha recibido respuesta por un santo ángel, de hacerte venir á su casa, y oir de ti palabras.

Así que, luego envié á ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oir todo lo que Dios te ha mandado.

A éste levantó Dios al tercer día, é hizo que apareciese manifiesto,

No á todo el pueblo, sino á los testigos que Dios antes había ordenado, es á saber, á nosotros que comimos y bebimos con él, después que resucitó de los muertos.

Y OYERON los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los Gentiles habían recibido la palabra de Dios.

Entonces la voz me respondió del cielo segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.

Y llegados á Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los Judíos: y tenían también á Juan en el ministerio.

El cual estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando á Bernabé y á Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.

Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dice: Varones Israelitas, y los que teméis á Dios, oid:

El Dios del pueblo de Israel escogió á nuestros padres, y ensalzó al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.

Y entonces demandaron rey; y les dió Dios á Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años.

Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros temen á Dios, á vosotros es enviada la palabra de esta salud.

La cual Dios ha cumplido á los hijos de ellos, á nosotros, resucitando á Jesús: como también en el salmo segundo está escrito: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.

Y despedida la congregación, muchos de los Judíos y de los religiosos prosélitos siguieron á Pablo y á Bernabé; los cuales hablándoles, les persuadían que permaneciesen en la gracia de Dios.

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