'Los' en la Biblia
- 1.Gé 1:1-Gé 13:8
- 2.Gé 13:13-Gé 27:29
- 3.Gé 27:39-Gé 39:14
- 4.Gé 39:20-Gé 49:25
- 5.Gé 49:26-Éx 9:11
- 6.Éx 9:12-Éx 16:12
- 7.Éx 16:15-Éx 28:41
- 8.Éx 28:42-Éx 39:40
- 9.Éx 39:42-Levítico 11:35
- 10.Levítico 11:46-Levítico 25:46
- 11.Levítico 25:50-Números 3:12
- 12.Números 3:13-Números 7:88
- 13.Números 7:89-Números 15:29
- 14.Números 15:32-Números 24:4
- 15.Números 24:8-Números 29:37
- 16.Números 29:40-Números 36:7
- 17.Números 36:8-Deuteronomio 11:4
- 18.Deuteronomio 11:6-Deuteronomio 27:1
- 19.Deuteronomio 27:9-Josué 2:22
- 20.Josué 2:23-Josué 9:19
- 21.Josué 9:21-Josué 17:16
- 22.Josué 18:1-Jueces 1:21
- 23.Jueces 1:22-Jueces 7:8
- 24.Jueces 7:12-Jueces 11:30
- 25.Jueces 11:31-Jueces 20:25
- 26.Jueces 20:26-1 Samuel 6:2
- 27.1 Samuel 6:4-1 Samuel 14:49
- 28.1 Samuel 14:52-1 Samuel 25:10
- 29.1 Samuel 25:12-2 Samuel 2:31
- 30.2 Samuel 2:32-2 Samuel 13:35
- 31.2 Samuel 13:36-2 Samuel 22:42
- 32.2 Samuel 22:43-1 Reyes 7:49
- 33.1 Reyes 7:50-1 Reyes 14:29
- 34.1 Reyes 14:30-1 Reyes 22:32
- 35.1 Reyes 22:33-2 Reyes 10:5
- 36.2 Reyes 10:6-2 Reyes 17:3
- 37.2 Reyes 17:6-2 Reyes 23:18
- 38.2 Reyes 23:19-1 Crónicas 3:21
- 39.1 Crónicas 3:22-1 Crónicas 8:13
- 40.1 Crónicas 8:35-1 Crónicas 15:7
- 41.1 Crónicas 15:8-1 Crónicas 23:19
- 42.1 Crónicas 23:20-2 Crónicas 1:17
- 43.2 Crónicas 2:2-2 Crónicas 11:3
- 44.2 Crónicas 11:13-2 Crónicas 21:13
- 45.2 Crónicas 21:16-2 Crónicas 29:2
- 46.2 Crónicas 29:4-2 Crónicas 34:33
- 47.2 Crónicas 35:1-Esdras 2:59
- 48.Esdras 2:60-Esdras 9:12
- 49.Esdras 9:14-Nehemías 7:14
- 50.Nehemías 7:15-Nehemías 11:12
- 51.Nehemías 11:14-Ester 7:9
- 52.Ester 8:1-Job 12:6
- 53.Job 12:7-Job 29:17
- 54.Job 30:1-Salmos 5:11
- 55.Salmos 6:8-Salmos 26:4
- 56.Salmos 26:5-Salmos 46:3
- 57.Salmos 46:6-Salmos 68:33
- 58.Salmos 69:4-Salmos 83:6
- 59.Salmos 83:7-Salmos 103:22
- 60.Salmos 104:2-Salmos 116:15
- 61.Salmos 116:19-Salmos 136:26
- 62.Salmos 137:1-Proverbios 5:10
- 63.Proverbios 5:13-Proverbios 14:33
- 64.Proverbios 15:2-Proverbios 27:20
- 65.Proverbios 27:25-Eclesiastés 11:7
- 66.Eclesiastés 11:8-Isaías 5:25
- 67.Isaías 5:26-Isaías 18:1
- 68.Isaías 18:2-Isaías 30:1
- 69.Isaías 30:8-Isaías 42:20
- 70.Isaías 42:22-Isaías 56:7
- 71.Isaías 56:8-Jeremías 5:6
- 72.Jeremías 5:7-Jeremías 15:16
- 73.Jeremías 15:21-Jeremías 25:36
- 74.Jeremías 26:5-Jeremías 33:9
- 75.Jeremías 33:11-Jeremías 43:4
- 76.Jeremías 43:5-Jeremías 51:14
- 77.Jeremías 51:15-Ezequiel 4:5
- 78.Ezequiel 4:8-Ezequiel 16:17
- 79.Ezequiel 16:20-Ezequiel 24:10
- 80.Ezequiel 25:2-Ezequiel 32:30
- 81.Ezequiel 32:32-Ezequiel 41:15
- 82.Ezequiel 41:16-Daniel 4:1
- 83.Daniel 4:6-Oseas 2:10
- 84.Oseas 2:13-Joel 3:21
- 85.Amós 1:1-Miqueas 5:2
- 86.Miqueas 5:3-Zacarías 1:4
- 87.Zacarías 1:5-Zacarías 14:10
- 88.Zacarías 14:12-Mateo 7:12
- 89.Mateo 7:13-Mateo 13:47
- 90.Mateo 13:49-Mateo 21:32
- 91.Mateo 21:34-Mateo 27:52
- 92.Mateo 27:53-Marcos 7:22
- 93.Marcos 7:24-Marcos 14:47
- 94.Marcos 14:51-Lucas 6:4
- 95.Lucas 6:7-Lucas 11:4
- 96.Lucas 11:13-Lucas 18:39
- 97.Lucas 19:2-Juan 2:11
- 98.Juan 2:13-Juan 11:31
- 99.Juan 11:33-Juan 20:9
- 100.Juan 20:10-Hechos 5:34
- 101.Hechos 5:36-Hechos 12:19
- 102.Hechos 12:20-Hechos 17:21
- 103.Hechos 17:26-Hechos 24:1
- 104.Hechos 24:5-Romanos 3:19
- 105.Romanos 3:21-Romanos 16:7
- 106.Romanos 16:10-1 Corintios 14:19
- 107.1 Corintios 14:22-Gálatas 3:8
- 108.Gálatas 3:9-Filipenses 4:21
- 109.Filipenses 4:22-1 Timoteo 5:17
- 110.1 Timoteo 5:20-Hebreos 6:17
- 111.Hebreos 6:18-1 Pedro 1:13
- 112.1 Pedro 1:14-Judas 1:25
- 113.Apocalipsis 1:3-Apocalipsis 14:9
- 114.Apocalipsis 14:10-Apocalipsis 22:15
Viendo entonces los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él.
La batalla había arreciado aquel día, y el rey estuvo en su carro delante de los sirios, y a la tarde murió; y la sangre de la herida corría al fondo del carro.
Los demás hechos de Acab, y todas las cosas que hizo, y la casa de marfil que edificó, y todas las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
Y anduvo en todo el camino de Asa su padre, sin declinar de él, haciendo lo recto ante los ojos del SEÑOR. Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados; porque aún el pueblo sacrificaba, y quemaba incienso en los lugares altos.
Los demás hechos de Josafat, y sus valentías, y las guerras que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
Barrió también de la tierra el resto de los prostitutos del culto pagano que habían quedado en el tiempo de su padre Asa.
Había hecho Josafat navíos en Tarsis, los cuales habían de ir a Ofir por oro; mas no fueron, porque se rompieron en Ezión-geber.
Entonces Ocozías hijo de Acab dijo a Josafat: Vayan mis siervos con los tuyos en los navíos. Mas Josafat no quiso.
E hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, y anduvo en el camino de su padre, y en el camino de su madre, y en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel;
Entonces el ángel del SEÑOR habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y les dirás: ¿No hay Dios en Israel, que vosotros vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón?
Y cuando los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué pues os habéis regresado?
He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido los dos primeros capitanes de cincuenta, con sus cincuenta; sea ahora mi alma de valor delante de tus ojos.
Y los demás hechos de Ocozías, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
Y saliendo a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el, le dijeron: ¿Sabes cómo el SEÑOR quitará hoy a tu señor de tu cabeza? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.
Y se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y le dijeron: ¿Sabes cómo el SEÑOR quitará hoy a tu señor de tu cabeza? Y él respondió: Sí, yo lo sé; callad.
Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque el SEÑOR me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré. Y así fueron los dos.
Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon enfrente a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán.
Y aconteció que, yendo ellos hablando, he aquí, un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.
Y viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio, y trabando de sus vestidos, los rompió en dos partes.
Y viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se inclinaron delante de él hasta la tierra.
Mas ellos le importunaron, hasta que avergonzándose, dijo: Enviad. Entonces ellos enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres días, mas no lo hallaron.
Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí el asiento de esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra enferma.
Y saliendo él a los manaderos de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho el SEÑOR: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad.
Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron los jóvenes de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube!
Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre del SEÑOR. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos cuarenta y dos muchachos.
E hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, aunque no como su padre y su madre; porque quitó las estatuas de Baal que su padre había hecho.
Mas se dio a los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; y no se apartó de ellos.
Partieron, pues, el rey de Israel, el rey de Judá, y el rey de Idumea; y como anduvieron rodeando por el desierto siete días de camino, les faltó agua para el ejército, y para las bestias que los seguían.
Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ay! que ha llamado el SEÑOR estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
Mas Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta del SEÑOR, para que consultemos al SEÑOR por él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Safat, quien derramaba agua sobre las manos de Elías.
Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Ve a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le respondió: No; porque ha juntado el SEÑOR estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
Y Eliseo dijo: Vive el SEÑOR de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviera respeto al rostro de Josafat rey de Judá, no te miraría a ti, ni te vería.
Y esto es cosa ligera ante los ojos del SEÑOR; dará también a los moabitas en vuestras manos.
Y todos los de Moab, cuando oyeron que los reyes subían a pelear contra ellos, se juntaron desde todos los que ceñían talabarte arriba, y se pusieron en la frontera.
Y cuando se levantaron por la mañana, y el sol salió sobre las aguas, vieron los de Moab delante de ellos las aguas bermejas como sangre;
y dijeron: ¡Esto es sangre! Los reyes se han revuelto, y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora pues, ¡Moab, a la presa!
Mas cuando llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas e hirieron a los de Moab, los cuales huyeron delante de ellos; y los hirieron de nuevo; y siguieron empero hiriendo todavía a los de Moab.
Y asolaron las ciudades, y en todas las heredades fértiles echó cada uno su piedra, y las llenaron; taparon también todas las fuentes de las aguas, y derribaron todos los buenos árboles; hasta que en Kir-hareset solamente dejaron sus piedras; porque los honderos la cercaron, y la hirieron.
Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso del SEÑOR; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.
Entra luego, y cierra la puerta tras ti y tras tus hijos; y echa en todos los vasos, y estando uno lleno, ponlo aparte.
Y se fue la mujer de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos; y ellos le traían los vasos, y ella echaba del aceite.
Y cuando los vasos fueron llenos, dijo a su hijo: Tráeme aún otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entonces cesó el aceite.
Y cuando el niño fue grande, aconteció que un día salió a su padre, a los segadores.
Y llamando a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese enseguida.
Después subió, y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre los ojos de él, y sus manos sobre las manos de él; así se midió sobre él, y la carne del niño se calentó.
Y Eliseo se volvió a Gilgal. Había entonces grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo a su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los profetas.
Y dio de comer a los varones; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: ¡Varón de Dios, la muerte en la olla! Y no lo pudieron comer.
Abana y Farfar, los ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
Y él dijo: Paz. Mi señor me envía a decir: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y sendas mudas de vestidos.
Y cuando llegó a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en casa; luego mandó a los hombres que se fueran.
Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho.
Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí.
Y el corazón del rey de Siria fue turbado de esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel?
Entonces uno de los siervos dijo: No, rey, señor mío; sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu más secreta cámara.
Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y cercaron la ciudad.
Y él le dijo: No tengas miedo; porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.
Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh SEÑOR, que abras sus ojos para que vea. Entonces el SEÑOR abrió los ojos del joven, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.
Y cuando los sirios descendieron a él, Eliseo oró al SEÑOR, y dijo: Te ruego que hieras a esta gente con ceguedad. Y los hirió con ceguedad, conforme al dicho de Eliseo.
Y Eliseo les dijo: No es éste el camino, ni es ésta la ciudad; seguidme, que yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria.
Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: SEÑOR, abre los ojos de éstos, para que vean. Y el SEÑOR abrió sus ojos, y miraron, y he aquí se hallaron en medio de Samaria.
Y cuando los vio, el rey de Israel dijo a Eliseo: ¿Los heriré? ¿Los heriré, padre mío?
Y él le respondió: No los hieras; ¿herirías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y se vuelvan a su señor.
Entonces les fue aparejada grande comida; y cuando habían comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron escuadrones de Siria a la tierra de Israel.
Y Eliseo sentado en su casa, y con él estaban sentados los ancianos; y el rey envió a él un varón. Mas antes que el mensajero viniera a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto como este hijo del homicida me envía a quitarme la cabeza? Mirad, pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada; ¿no viene tras él el estruendo de los pies de su amo?
Y había cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos?
Si hablaremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasémonos al ejército de los Sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos.
Se levantaron, pues, en el principio de la noche, para irse al campamento de los sirios; y llegando a las primeras estancias de los sirios, no había allí hombre.
Porque el Señor había hecho que en el campamento de los sirios se oyera estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron los unos a los otros: He aquí el rey de Israel ha pagado contra nosotros a los reyes de los heteos, y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros.
Y cuando los leprosos llegaron a las primeras estancias, entraron en una tienda, y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata, oro, y vestido, y fueron, y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron, y escondieron.
Y vinieron, y dieron voces a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había allí hombre, ni voz de hombre, sino los caballos atados, los asnos atados, y el campamento como estaba.
Y los porteros dieron voces, y lo declararon dentro, en la casa del rey.
Y se levantó el rey de noche, y dijo a sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los sirios. Ellos saben que tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo, diciendo: Cuando hubieren salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos en la ciudad.
Entonces respondió uno de sus siervos, y dijo: Tomen ahora cinco de los caballos que han quedado en la ciudad, (porque ellos también son como toda la multitud de Israel que ha quedado en ella; también ellos son como toda la multitud de Israel que ha perecido); y enviemos, y veamos qué hay.
Tomaron pues dos caballos de un carro, y envió el rey tras el campamento de los sirios, diciendo: Id, y ved.
Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y he aquí, todo el camino estaba lleno de vestidos y de vasos que los sirios habían arrojado con la premura. Y volvieron los mensajeros, y lo hicieron saber al rey.
Entonces el pueblo salió, y saquearon el campamento, de los sirios. Y fue vendido un seah de flor de harina por un siclo, y dos seah de cebada por un siclo, conforme a la palabra del SEÑOR.
Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y partió ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años.
Y cuando fueron pasados los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió para clamar al rey por su casa, y por sus tierras.
Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le dio un eunuco, diciéndole: Hazle volver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de las tierras desde el día que dejó las tierras hasta ahora.
Tomó, pues, Hazael en su mano un presente de todos los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y le salió a recibir; y llegó, y se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad, rey de Siria, me ha enviado a ti, diciendo: ¿He de sanar de esta enfermedad?
Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él respondió: Porque sé el mal que has de hacer a los hijos de Israel; a sus fortalezas pegarás fuego, y a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás a sus preñadas.
Anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab; porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR.
Joram por tanto pasó a Seir, y todos sus carros con él; y levantándose de noche hirió a los idumeos, los cuales le habían cercado, y a los capitanes de los carros; y el pueblo huyó a sus estancias.
Los demás hechos de Joram, y todas las cosas que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de Acab.
Y fue a la guerra con Joram hijo de Acab a Ramot de Galaad, contra Hazael rey de Siria; y los Sirios hirieron a Joram.
Y el rey Joram se volvió a Jezreel, para curarse de las heridas que los Sirios le hicieron delante de Ramot, cuando peleó contra Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram rey de Judá, a visitar a Joram hijo de Acab en Jezreel, porque estaba enfermo.
Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y toma esta botija de aceite en tu mano, y ve a Ramot de Galaad.
Y cuando él entró, he aquí los príncipes del ejército que estaban sentados. Y él dijo: Príncipe, una palabra tengo que decirte. Y Jehú dijo: ¿A cuál de todos nosotros? Y él dijo: A ti, príncipe.
Y herirás la casa de Acab tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos del SEÑOR, de la mano de Jezabel.
Y a Jezabel la comerán los perros en el campo de Jezreel, y no habrá quien la sepulte. Y abrió la puerta, y echó a huir.
Después salió Jehú a los siervos de su señor, y le dijeron: ¿Hay paz? ¿Para qué entró a ti aquel demente? Y él les dijo: Vosotros conocéis al hombre y sus palabras.
Pero se había vuelto el rey Joram a Jezreel, para curarse de las heridas que los sirios le habían hecho, peleando contra Hazael rey de Siria). Y Jehú dijo: Si es vuestra voluntad, ninguno escape de la ciudad, para ir a dar las nuevas en Jezreel.
Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron; y parte de su sangre fue salpicada en la pared, y en los caballos; y él la atropelló.
Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que la calavera, y los pies, y las palmas de las manos.
Y volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: La palabra de Dios es ésta, la cual él habló por mano de su siervo Elías tisbita, diciendo: En la heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de Jezabel.
Y tenía Acab en Samaria setenta hijos; y escribió letras Jehú, y las envió a Samaria a los príncipes de Jezreel, a los ancianos y a los ayos de Acab, diciendo:
Luego llegando estas letras a vosotros, los que tenéis los hijos de vuestro señor, y los que tenéis carros y gente de a caballo, y los que tenéis la munición y las armas de la ciudad,
mirad cuál es el mejor y él más recto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre; y pelead por la casa de vuestro señor.
Y el mayordomo, y el presidente de la ciudad, y los ancianos, y los ayos, enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo lo que nos mandares; no elegiremos por rey a ninguno; mas tú harás lo que bien te pareciere.
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- 13.Números 7:89-Números 15:29
- 14.Números 15:32-Números 24:4
- 15.Números 24:8-Números 29:37
- 16.Números 29:40-Números 36:7
- 17.Números 36:8-Deuteronomio 11:4
- 18.Deuteronomio 11:6-Deuteronomio 27:1
- 19.Deuteronomio 27:9-Josué 2:22
- 20.Josué 2:23-Josué 9:19
- 21.Josué 9:21-Josué 17:16
- 22.Josué 18:1-Jueces 1:21
- 23.Jueces 1:22-Jueces 7:8
- 24.Jueces 7:12-Jueces 11:30
- 25.Jueces 11:31-Jueces 20:25
- 26.Jueces 20:26-1 Samuel 6:2
- 27.1 Samuel 6:4-1 Samuel 14:49
- 28.1 Samuel 14:52-1 Samuel 25:10
- 29.1 Samuel 25:12-2 Samuel 2:31
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- 31.2 Samuel 13:36-2 Samuel 22:42
- 32.2 Samuel 22:43-1 Reyes 7:49
- 33.1 Reyes 7:50-1 Reyes 14:29
- 34.1 Reyes 14:30-1 Reyes 22:32
- 35.1 Reyes 22:33-2 Reyes 10:5
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