'Te' en la Biblia
- 1.Gé 3:11-Gé 45:11
- 2.Gé 46:3-Números 5:20
- 3.Números 5:21-Deuteronomio 12:7
- 4.Deuteronomio 12:14-Deuteronomio 27:2
- 5.Deuteronomio 27:3-Rut 4:14
- 6.Rut 4:15-2 Samuel 11:12
- 7.2 Samuel 11:20-2 Reyes 2:6
- 8.2 Reyes 2:10-Job 8:10
- 9.Job 8:18-Salmos 55:1
- 10.Salmos 55:22-Proverbios 4:11
- 11.Proverbios 4:27-Isaías 41:15
- 12.Isaías 41:16-Jeremías 13:6
- 13.Jeremías 13:12-Ezequiel 4:15
- 14.Ezequiel 5:11-Ezequiel 38:17
- 15.Ezequiel 39:2-Mateo 12:47
- 16.Mateo 14:4-Lucas 19:43
- 17.Lucas 19:44-Romanos 15:3
- 18.Romanos 15:9-Apocalipsis 21:9
No te apartes á diestra, ni á siniestra: Aparta tu pie del mal.
Aleja de ella tu camino, Y no te acerques á la puerta de su casa;
Como cierva amada y graciosa corza, Sus pechos te satisfagan en todo tiempo; Y en su amor recréate siempre.
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Te guiarán cuando anduvieres; cuando durmieres te guardarán; Hablarán contigo cuando despertares.
Para que te guarden de la mala mujer, De la blandura de la lengua de la extraña.
No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos:
Para que te guarden de la mujer ajena, Y de la extraña que ablanda sus palabras.
Por tanto he salido á encontrarte, Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
No reprendas al escarnecedor, porque no te aborrezca: Corrige al sabio, y te amará.
Porque por mí se aumentarán tus días, Y años de vida se te añadirán.
No ames el sueño, porque no te empobrezcas; Abre tus ojos, y te hartarás de pan.
El que descubre el secreto, en chismes anda: No te entrometas, pues, con el que lisonjea con sus labios.
No digas, yo me vengaré; Espera á Jehová, y él te salvará.
Para que tu confianza sea en Jehová, Te las he hecho saber hoy á ti también.
¿No te he escrito tres veces En consejos y ciencia,
No te entrometas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos;
CUANDO te sentares á comer con algún señor, Considera bien lo que estuviere delante de ti;
Porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.
Oye á tu padre, á aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
Alégrense tu padre y tu madre, Y gócese la que te engendró.
Cuando cayere tu enemigo, no te huelgues; Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón:
No te entrometas con los malignos, Ni tengas envidia de los impíos;
Teme á Jehová, hijo mío, y al rey; No te entrometas con los veleidosos:
No te alabes delante del rey, Ni estés en el lugar de los grandes:
Porque mejor es que se te diga, Sube acá, Que no que seas humillado delante del príncipe Que miraron tus ojos.
No salgas á pleito presto, No sea que no sepas qué hacer al fin, Después que tu prójimo te haya dejado confuso.
No sea que te deshonre el que lo oyere, Y tu infamia no pueda repararse.
¿Hallaste la miel? come lo que te basta; No sea que te hartes de ella, y la vomites.
Detén tu pie de la casa de tu vecino, Porque harto de ti no te aborrezca.
Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan; Y si tuviere sed, dale de beber agua:
Porque ascuas allegas sobre su cabeza, Y Jehová te lo pagará.
NO te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día.
Corrige á tu hijo, y te dará descanso, Y dará deleite á tu alma.
No añadas á sus palabras, porque no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.
Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera.
No sea que me harte, y te niegue, y diga, ¿Quién es Jehová? O no sea que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
No acuses al siervo ante su señor, Porque no te maldiga, y peques.
Si caiste, fué porque te enalteciste; Y si mal pensaste, Pon el dedo sobre la boca.
DIJE yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.
No te des priesa con tu boca, ni tu corazón se apresure á proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra: por tanto, sean pocas tus palabras.
Si violencias de pobres, y extorsión de derecho y de justicia vieres en la porvincia, no te maravilles de esta licencia; porque alto está mirando sobre alto, y uno más alto está sobre ellos.
No te apresures en tu espíritu á enojarte: porque la ira en el seno de los necios reposa.
No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso: ¿por qué te destruirás?
Yo te aviso que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.
No te apresures á irte de delante de él, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quisiere:
Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad, que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
Todo lo que te viniere á la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
Alégrate, mancebo, en tu mocedad, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud; y anda en los caminos de tu corazón, y en la vista de tus ojos: mas sabe, que sobre todas estas cosas te traerá Dios á juicio.
Por el olor de tus suaves unguüentos, (Ungüento derramado es tu nombre,) Por eso las doncellas te amaron.
Llévame en pos de ti, correremos. Metióme el rey en sus cámaras: Nos gozaremos y alegraremos en ti; Acordarémonos de tus amores más que del vino: Los rectos te aman.
A yegua de los carros de Faraón Te he comparado, amiga mía.
Zarcillos de oro te haremos, Con clavos de plata.
Tórnate, tórnate, oh Sulamita; Tórnate, tórnate, y te miraremos. ¿Qué veréis en la Sulamita? Como la reunión de dos campamentos.
Levantémonos de mañana á las viñas; Veamos si brotan las vides, si se abre el cierne, Si han florecido los granados; Allí te daré mis amores.
OH quién te me diese como hermano Que mamó los pechos de mi madre; De modo que te halle yo fuera, y te bese, Y no me menosprecien!
Yo te llevaría, te metiera en casa de mi madre: Tú me enseñarías, Y yo te hiciera beber vino Adobado del mosto de mis granadas.
¿Quién es ésta que sube del desierto, Recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté: Allí tuvo tu madre dolores, Allí tuvo dolores la que te parió.
¿Cómo te has tornado ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de juicio, en ella habitó equidad; mas ahora, homicidas.
Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.
Los exactores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen la carrera de tus caminos.
Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos dice así: Pueblo mío, morador de Sión, no temas de Assur. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, á la manera de Egipto:
Y DIRAS en aquel día: Cantaré á ti, oh Jehová: pues aunque te enojaste contra mí, tu furor se apartó, y me has consolado.
Y será en el día que Jehová te diera reposo de tu trabajo, y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir,
El infierno abajo se espantó de ti; te despertó muertos que en tu venida saliesen á recibirte, hizo levantar de sus sillas á todos los príncipes de la tierra, á todos los reyes de las naciones.
Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también enfermaste como nosotros, y como nosotros fuiste?
Descendió al sepulcro tu soberbia, y el sonido de tus vihuelas: gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán.
Inclinarse han hacia ti los que te vieren, te considerarán diciendo: ¿Es este aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;
No te alegres tú, Filistea toda, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la raíz de la culebra saldrá basilisco, y su fruto, ceraste volador.
Porque te olvidaste del Dios de tu salud, y no te acordaste de la roca de tu fortaleza; por tanto plantarás plantas hermosas, y sembrarás sarmiento extraño.
CARGA del valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que toda tú te has subido sobre los terrados?
He aquí que Jehová te trasportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro.
Te echará á rodar con ímpetu, como á bola por tierra larga de términos: allá morirás, y allá estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor.
Y arrojarte he de tu lugar, y de tu puesto te empujaré.
Callad, moradores de la isla, mercader de Sidón, que pasando la mar te henchían.
Y dijo: No te alegrarás más, oh tú, oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar á Chîttim; y aun allí no tendrás reposo.
JEHOVA, tú eres mi Dios: te ensalzaré, alabaré tu nombre; porque has hecho maravillas, los consejos antiguos, la verdad firme.
Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas.
También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado: á tu nombre y á tu memoria es el deseo del alma.
Con mi alma te he deseado en la noche; y en tanto que me durare el espíritu en medio de mí, madrugaré á buscarte: porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.
Jehová, en la tribulación te buscaron: derramaron oración cuando los castigaste.
Porque asentaré campo contra ti en derredor, y te combatiré con ingenios, y levantaré contra ti baluartes.
Ciertamente el pueblo morará en Sión, en Jerusalem: nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; en oyendo la voz de tu clamor te responderá.
Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus enseñadores nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán tus enseñadores.
Digo, alegas tú, (empero palabras vanas) que tengo consejo y fortaleza para la guerra. Ahora bien, ¿en quién confías que te rebelas contra mí?
Ahora pues yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar caballeros que cabalguen sobre ellos.
Diréis así á Ezechîas rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalem no será entregada en mano del rey de Asiria.
Porque contra mí te airaste, y tu estruendo ha subido á mis oídos: pondré pues mi anzuelo en tu nariz, y mi freno en tus labios, y haréte tornar por el camino por donde viniste.
Y esto te será por señal: Comerás este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo: y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto.
Y dijo: Oh Jehová, ruégote te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezechîas con gran lloro.
Y te libraré, y á esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y á esta ciudad ampararé.
Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho:
Porque el sepulcro no te celebrará, ni te alabará la muerte; Ni los que descienden al hoyo esperarán tu verdad.
El que vive, el que vive, éste te confesará, como yo hoy: El padre hará notoria tu verdad á los hijos.
Porque te tomé de los extremos de la tierra, y de sus principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú, te escogí, y no te deseché.
No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Los buscarás, y no los hallarás, los que tienen contienda contigo, serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen guerra.
Porque yo Jehová soy tu Dios, que te ase de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudé.
No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo te socorrí, dice Jehová, y tu Redentor el Santo de Israel.
He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes: trillarás montes y los molerás, y collados tornarás en tamo.
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- 1.Gé 3:11-Gé 45:11
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