'Dijo' en la Biblia
Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo Isaías profeta.
Y yo no le conocía; mas el que me envió á bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien vieres descender el Espíritu, y que reposa sobre él, éste es el que bautiza con Espíritu Santo.
Y mirando á Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.
Y le trajo á Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás: tú serás llamado Cephas (que quiere decir, Piedra).
El siguiente día quiso Jesús ir á Galilea, y halla á Felipe, al cual dijo: Sígueme.
Jesús vió venir á sí á Natanael, y dijo de él: He aquí un verdadero Israelita, en el cual no hay engaño.
Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: Vino no tienen.
Y á los que vendían las palomas, dijo: Quitad de aquí esto, y no hagáis la casa de mi Padre casa de mercado.
Respondió Juan, y dijo: No puede el hombre recibir algo, si no le fuere dado del cielo.
Respondió la mujer, y dijo: No tengo marido. Dícele Jesús: Bien has dicho, No tengo marido;
Y en esto vinieron sus discípulos, y maravilláronse de que hablaba con mujer; mas ninguno dijo: ¿Qué preguntas? ó, ¿Qué hablas con ella?
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fué á la ciudad, y dijo á aquellos hombres:
Y él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
Y muchos de los Samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio, diciendo: Que me dijo todo lo que he hecho.
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y milagros no creeréis.
El del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
Dícele Jesús: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó á la palabra que Jesús le dijo, y se fué.
El padre entonces entendió, que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él y toda su casa.
Respondióles: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.
Preguntáronle entonces: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda?
Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar: y recostáronse como número de cinco mil varones.
Y como fueron saciados, dijo á sus discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, porque no se pierda nada.
Mas él les dijo: Yo soy; no tengáis miedo.
Respondióles Jesús, y dijo; De cierto, de cierto os digo, que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os hartasteis.
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dió Moisés pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida: el que á mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.
Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir á mí, si no le fuere dado del Padre.
Dijo entonces Jesús á los doce: ¿Queréis vosotros iros también?
Respondióles Jesús, y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquél que me envió.
Respondió la gente, y dijo: Demonio tienes: ¿quién te procura matar?
Y Jesús dijo: Aun un poco de tiempo estaré con vosotros, é iré al que me envió.
¿Qué dicho es éste que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros no podréis venir?
(Y esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él: pues aun no había venido el Espíritu Santo; porque Jesús no estaba aún glorificado.)
Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques más.
Y decíanle: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho.
Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.
Respondió él y dijo: El hombre que se llama Jesús, hizo lodo, y me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate: y fuí, y me lavé, y recibí la vista.
Entonces le dijeron: ¿Dónde está aquél? El dijo: No sé.
Y volviéronle á preguntar también los Fariseos de qué manera había recibido la vista. Y él les dijo: Púsome lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo.
Vuelven á decir al ciego: ¿Tú, qué dices del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.
Entonces él respondió, y dijo: Si es pecador, no lo sé: una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.
Respondió él, y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?
Y dijo Jesús: Yo, para juicio he venido á este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados.
Esta parábola les dijo Jesús; mas ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Si dijo, dioses, á aquellos á los cuales fué hecha palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada);
Y muchos venían á él, y decían: Juan, á la verdad, ninguna señal hizo; mas todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.
Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, mas por gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Luego, después de esto, dijo á los discípulos: Vamos á Judea otra vez.
Entonces, pues, Jesús les dijo claramente: Lázaro es muerto;
Dijo entonces Tomás, el que se dice el Dídimo, á sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Y Marta dijo á Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no fuera muerto;
Entonces quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto. Y Jesús, alzando los ojos arriba, dijo: Padre, gracias te doy que me has oído.
Y Caifás, uno de ellos, sumo pontífice de aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;
Mas esto no lo dijo de sí mismo; sino que, como era el sumo pontífice de aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación:
Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar:
Mas dijo esto, no por el cuidado que él tenía de los pobres: sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y traía lo que se echaba en ella.
Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto;
Respondió Jesús, y dijo: No ha venido esta voz por mi causa, mas por causa de vosotros.
Para que se cumpliese el dicho que dijo el profeta Isaías: ¿Señor, quién ha creído á nuestro dicho? ¿Y el brazo del Señor, á quién es revelado?
Por esto no podían creer, porque otra vez dijo Isaías:
Estas cosas dijo Isaías cuando vió su gloria, y habló de él.
Mas Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;
Porque sabía quién le había de entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.
Como hubo dicho Jesús esto, fué conmovido en el espíritu, y protestó, y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me ha de entregar.
Mas ninguno de los que estaban á la mesa entendió á qué propósito le dijo esto.
Entonces como él salió, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él.
ESTAS cosas habló Jesús, y levantados los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora es llegada; glorifica á tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique á ti;
Y como les dijo, Yo soy, volvieron atrás, y cayeron en tierra.
Jesús entonces dijo á Pedro: Mete tu espada en la vaina: el vaso que el Padre me ha dado, ¿no lo tengo de beber?
Entonces la criada portera dijo á Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dice él: No soy.
Estaba pues Pedro en pie calentándose. Y dijéronle: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No soy.
Entonces salió Pilato á ellos fuera, y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?
Y entró otra vez en el pretorio, y dijo á Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dió respuesta.
Y era la víspera de la Pascua, y como la hora de sexta. Entonces dijo á los Judíos: He aquí vuestro Rey.
Y decían á Pilato los pontífices de los Judíos: No escribas, Rey de los Judíos: sino, que él dijo: Rey soy de los Judíos.
Después de esto, sabiendo Jesús que todas las cosas eran ya cumplidas, para que la Escritura se cumpliese, dijo: Sed tengo.
Y como Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, dió el espíritu.
Entonces les dijo Jesús otra vez: Paz á vosotros: como me envió el Padre, así también yo os envío.
Dijéronle pues los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Y él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio, y dijo: Paz á vosotros.
Entonces aquel discípulo, al cual amaba Jesús, dijo á Pedro: El Señor es. Y Simón Pedro, como oyó que era el Señor, ciñóse la ropa, porque estaba desnudo, y echóse á la mar.
Y cuando hubieron comido, Jesús dijo á Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Dícele; Sí Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis corderos.
Y esto dijo, dando á entender con qué muerte había de glorificar á Dios. Y dicho esto, dícele: Sígueme.
Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no había de morir. Mas Jesús no le dijo, No morirá; sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga ¿qué á ti?
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