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'Las' en la Biblia

Su mies comerán los hambrientos, y la sacarán de entre las espinas, y los sedientos beberán su hacienda.

De día tropiezan con las tinieblas, y a mediodía andan a tientas como de noche.

pues aun con las piedras del campo tendrás tu concierto, y las bestias del campo estarán en paz contigo.

Las cosas que mi alma no quería tocar antes, ahora por los dolores son mi comida.

Y en esto crecería aún consolación, si me asare con dolor sin haber misericordia; no que haya contradicho las palabras del que es Santo.

Mis hermanos me han mentido como arroyo; se pasaron como las riberas impetuosas,

apártanse de las sendas de su camino, suben en vano y se pierden.

Las miraron los caminantes de Temán, los caminantes de Sabá esperaron en ellas;

¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el argumento de vosotros?

¿No estáis pensando las palabras para reprender, y echáis al viento palabras perdidas?

¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas?

así poseo yo los meses de vanidad, y las noches de trabajo me dieron por cuenta.

y lo visites todas las mañanas, y todos los momentos lo pruebes?

¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán como un viento fuerte?

Así son las sendas de todos los que se olvidan de Dios, y la esperanza del impío perecerá,

Él remueve las montañas con su furor, y ellas no saben quién las trastornó.

tierra tan lóbrega como las {mismas} tinieblas, de sombras profundas, sin orden, y {donde} la luz es como las tinieblas.

¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre que habla mucho será justificado?

y que te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.

La antorcha es tenida en poco en el pensamiento del próspero; la cual se aparejó contra las caídas de los pies.

Las tiendas de los ladrones están en paz; y los que provocan a Dios, y los que traen dioses en sus manos viven seguros.

Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, que ellas te enseñarán; y a las aves de los cielos, que ellas te lo mostrarán;

Ciertamente el oído prueba las palabras, y el paladar gusta las viandas.

He aquí, él detendrá las aguas, y se secarán; él las enviará, y destruirán la tierra.

Rompe las cadenas de los reyes y ata sus cinturas con cuerda.

El multiplica los gentiles, y él las destruye; esparce los gentiles, y las torna a recoger.

El quita el corazón de las cabezas del pueblo de la tierra, y les hace que se pierdan vagando sin camino;

que palpen las tinieblas, y no la luz; y los hace errar como borrachos.

Las máximas de ustedes son proverbios de ceniza, Sus defensas son defensas de barro.

¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de las iniquidades de mi juventud?

Pones además mis pies en el cepo, y guardas todos mis caminos, imprimiéndolo a las raíces de mis pies.

Las aguas del mar se fueron, y se agotó el río, se secó.

las piedras son quebrantadas con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra, de tal manera haces perder al hombre la esperanza.

¿Fuiste tú el primer hombre en nacer, o fuiste dado a luz antes que las colinas?

¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios? ¿Tienes acaso alguna cosa oculta cerca de ti?

El no creerá que ha de volver de las tinieblas, y siempre está mirando a la espada.

él le acometerá en la cerviz, en lo grueso de las hombreras de sus escudos;

y habitó las ciudades asoladas, las casas inhabitadas, que estaban puestas en montones.

Porque la congregación de los hipócritas será asolada, y fuego consumirá las tiendas de soborno.

Concibieron dolor, y dieron a luz iniquidad; y las entrañas de ellos meditan engaño.

¿Tendrán fin las palabras ventosas? O ¿qué es lo que te anima a responder?

También yo hablaría como vosotros. Deseo que vuestra alma estuviera en lugar de la mía, que yo os tendría compañía en las palabras, y sobre vosotros movería mi cabeza.

Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo temblar.

Por cierto aun ahora en los cielos está mi testigo, y mi testimonio en las alturas.

Si yo espero, el Seol es mi casa; en las tinieblas hice mi cama.

¿Cuándo pondréis fin a las palabras? Entended, y después hablemos.

Oh tú, que despedazas tu alma con tu furor, ¿será dejada la tierra por tu causa, y serán traspasadas de su lugar las peñas?

Ciertamente tales son las moradas del impío, y éste es el lugar del que no conoció a Dios.

Temed vosotros delante de la espada; porque sobreviene el furor de la espada a causa de las iniquidades, para que sepáis que hay un juicio.

Si subiere su altura hasta el cielo, y su cabeza tocare en las nubes,

No verá los arroyos, las riberas de los ríos de miel y de manteca.

Devuelve lo que ha ganado, no {lo} puede tragar; en cuanto a las riquezas de su comercio, no {las} puede disfrutar.

Cuando fuere lleno su bastimento, tendrá angustia; las manos todas de los malvados vendrán sobre él.

Huirá de las armas de hierro, y el arco de bronce le atravesará.

Todas las tinieblas estarán guardadas en sus lugares secretos; fuego no atizado lo devorará, y consumirá al que quede en su tienda.

Las riquezas de su casa se perderán; serán arrasadas en el día de su ira.

Porque decís: ¿Qué es de la casa del príncipe, y qué de la tienda de las moradas de los impíos?

Que el malo es guardado para el día de la destrucción, para el día de las iras son llevados.

Porque sacaste prenda a tus hermanos sin causa, e hiciste desnudar las ropas de los desnudos.

¿Por ventura Dios no está en la altura de los cielos? ¡Mira la altura de las estrellas, cómo son altas!

Y tú dices: `` ¿Qué sabe Dios? ¿Puede El juzgar a través de las densas tinieblas?

Las nubes son su escondedero, y no ve; y por el cerco del cielo se pasea.

y pones {tu} oro en el polvo, y {el oro de} Ofir entre las piedras de los arroyos,

Aprendería yo las palabras {que} El me respondiera, y entendería lo que me dijera.

¿Por qué no fui yo cortado delante de las tinieblas, ni cubrió con oscuridad mi rostro?

De la inundación de los montes fueron humedecidos, y abrazan las peñas sin tener en qué cubrirse.

Al desnudo hacen andar sin vestido, y a los hambrientos quitan las gavillas.

De la ciudad claman los hombres, y las almas muertas dan voces, pero Dios no puso estorbo.

En las tinieblas minan las casas, que de día para sí señalaron; no conocen la luz.

Son livianos sobre las aguas; su porción es maldita en la tierra; nunca vienen por el camino de las viñas.

Son exaltados por poco tiempo, después desaparecen; además son humillados y como todo, recogidos; como las cabezas de las espigas son cortados.

He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos.

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