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'Los' en la Biblia

miró hacia el futuro y habló de la resurrección de Cristo (el Mesías), que NI FUE ABANDONADO EN EL HADES (región de los muertos), NI Su carne SUFRIO CORRUPCION.

Y Pedro, con Juan, fijando los ojos en él, dijo: Míranos.

Y viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? O ¿por qué ponéis los ojos en nosotros, como si con nuestra virtud o piedad hubiéramos hecho andar a éste?

Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará un profeta de vuestros hermanos, como yo; a él oiréis haciendo conforme a todas las cosas que os hablare,

Y todos los profetas desde Samuel en adelante, todos los que han hablado, han anunciado estos días.

"Para ustedes en primer lugar, Dios, habiendo resucitado a Su Siervo (Hijo), Lo ha enviado para que los bendiga, a fin de apartar a cada uno {de ustedes} de sus iniquidades."

Y hablando ellos al pueblo, sobrevinieron los sacerdotes, y el magistrado del Templo, y los saduceos,

resentidos de que enseñaran al pueblo, y anunciaran en el Nombre de Jesús la resurrección de los muertos.

Y aconteció al día siguiente, que se juntaron en Jerusalén los príncipes de ellos, y los ancianos, y los escribas;

y Anás, príncipe de los sacerdotes, y Caifás, y Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal;

sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el Nombre de Jesús el Cristo, el Nazareno, el que vosotros Colgasteis en un madero, y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.

diciendo: ¿Qué hemos de hacer a estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.

Ellos entonces los despacharon amenazándolos, no hallando ningún modo de castigarlos, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios de lo que había sido hecho.

Y sueltos, vinieron a los suyos, y contaron todo lo que los príncipes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.

que (en el Espíritu Santo) por boca de David (nuestro padre), tu siervo, dijiste: ¿Por qué han bramado los gentiles, y los pueblos han pensado cosas vanas?

Asistieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo.

Porque verdaderamente se juntaron (en esta ciudad) contra tu santo siervo Jesús, al cual ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y los pueblos de Israel,

Que ningún necesitado había entre ellos; porque todos los que poseían heredades o casas, vendiéndolas, traían el precio de lo vendido,

y lo ponían a los pies de los apóstoles; y era repartido a cada uno de acuerdo a su necesidad.

como tenía una heredad, la vendió, y trajo el precio, y lo puso a los pies de los apóstoles.

y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.

Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.

Y levantándose los jóvenes, le envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.

Y luego cayó a los pies de él, y expiró; y entrados los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido.

Y de los otros, ninguno osaba juntarse con ellos; con todo eso el pueblo los alababa grandemente.

Tanto que echaban los enfermos por las calles, y los ponían en camas y en lechos, para que viniendo Pedro, a lo menos su sombra tocara a alguno de ellos.

Y cuando hubieron oído esto, entraron de mañana en el Templo, y enseñaban. Entre tanto, viniendo el príncipe de los sacerdotes, y los que estaban con él, convocaron el concilio, y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fueran traídos.

Pero cuando llegaron los alguaciles, y no los hallaron en la cárcel, volvieron, y dieron aviso,

diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas que estaban delante de las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.

Y cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el capitán del Templo y los príncipes de los sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello.

Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que echasteis en la cárcel, están en el Templo, y enseñan al pueblo.

Entonces fue el capitán con los alguaciles, y los trajo sin violencia; porque temían del pueblo ser apedreados.

Y cuando los trajeron, los presentaron en el concilio; y el príncipe de los sacerdotes les preguntó,

Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerable a todo el pueblo, mandó que sacaran fuera un poco a los apóstoles.

Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien; al que se agregó un número de hombres como cuatrocientos, el cual fue muerto; y todos los que le creyeron fueron dispersos, y reducidos a nada.

Después de éste, se levantó Judas el galileo en los días del empadronamiento, y llevó mucho pueblo tras sí. Pereció también aquel; y todos los que consintieron con él, fueron dispersados.

Y ahora os digo: Dejaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá;

Se levantaron entonces unos de la sinagoga que se llama de los libertinos, y cireneos, y alejandrinos, y de los de Cilicia, y de Asia, disputando con Esteban.

Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, puestos los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.

Entonces salió de la tierra de los caldeos, y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, le traspasó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora;

Y le habló Dios así: Que su simiente sería extranjera en tierra ajena, y que los sujetarían a servidumbre y maltratarían, por cuatrocientos años.

Mas yo juzgaré, dijo Dios, a los gentiles de los cuales serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este lugar.

los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que compró Abraham a precio de dinero de los hijos de Hamor de Siquem.

Y como se le cumplió el tiempo de cuarenta años, subió en su corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel.

Y al día siguiente, riñendo ellos, se les mostró, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os injuriáis los unos a los otros?

Y le dijo el Señor: Quita los zapatos de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa.

Este es el Moisés, el cual dijo a los hijos de Israel: Un profeta os levantará el Señor Dios vuestro de vuestros hermanos, como yo; a él oiréis.

Y Dios se apartó, y los entregó a que sirvieran al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, Casa de Israel?

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