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'Los' en la Biblia

Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús.

Era Andrés el hermano de Simón Pedro, uno de los dos que habían oído de Juan, y le habían seguido.

Felipe halló a Natanael, y le dice: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

Y cuando el maestresala gustó el agua hecha vino, que no sabía de dónde era; (mas los que servían, lo sabían, quienes habían sacado el agua), el maestresala llama al esposo,

Y estaba cerca la Pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén.

Y halló en el Templo a los que vendían bueyes, y ovejas, y palomas, y a los cambiadores de dinero sentados.

Y hecho un azote de cuerdas, los echó a todos del Templo, y las ovejas, y los bueyes; y derramó los dineros de los cambiadores, y trastornó las mesas;

y a los que vendían las palomas, dijo: Quitad de aquí esto; no hagáis la Casa de mi Padre casa de mercado.

Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue este templo edificado, ¿y tú en tres días lo levantarás?

Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron a la Escritura, y a la palabra que Jesús había dicho.

Y estando en Jerusalén, en la pascua, en el día de la fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo los milagros que hacía.

Pero Jesús, en cambio, no se confiaba en ellos, porque los conocía a todos,

Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos.

Este vino a Jesús de noche y Le dijo: ``Rabí, sabemos que has venido de Dios {como} maestro, porque nadie puede hacer las señales (los milagros) que Tú haces si Dios no está con él."

(Pues los discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer).

Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo* a los hombres:

¿No decís vosotros: ``Todavía faltan cuatro meses, y {después} viene la siega"? He aquí, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos que {ya} están blancos para la siega.

Viniendo pues los samaritanos a él, le rogaron que se quedara allí; y permaneció allí dos días.

Después de los dos días, salió de allí para Galilea.

Y cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, vistas todas las cosas que había hecho en Jerusalén en la Fiesta; porque también ellos habían ido a la Fiesta.

Y cuando ya él descendía, los siervos le salieron a recibir, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.

Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho.

El se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.

Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en sábado.

Entonces, por tanto, más procuraban los judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también a su Padre llamaba Dios, haciéndose igual a Dios.

No os maravilléis de esto; porque vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;

"No piensen que Yo los acusaré delante del Padre; el que los acusa es Moisés, en quien ustedes han puesto su esperanza.

Y estaba cerca la Pascua, la Fiesta de los judíos.

Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él grande multitud, dice a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?

Entonces Jesús dijo: Haced recostar los hombres. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como número de cinco mil varones.

Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió a los discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.

Recogieron pues, y llenaron doce cestas de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.

Jesús les respondió y dijo: En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado.

"Este es el pan que descendió del cielo; no como {el que} los padres (antepasados) de ustedes comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre."

Pero Jesús, consciente de que Sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: `` ¿Esto los escandaliza (los hace tropezar)?

Jesús les respondió: ¿No os escogí yo a vosotros, los doce, y {sin embargo} uno de vosotros es un diablo?

Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque éste era el que le había de entregar, el cual era uno de los doce.

Y pasadas estas cosas andaba Jesús en Galilea; que no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle.

Y estaba cerca la Fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos.

Por eso los hermanos de Jesús Le dijeron: ``Sal de aquí, y vete a Judea para que también Tus discípulos vean las obras que Tú haces.

Y le buscaban los judíos en la Fiesta, y decían: ¿Dónde está aquel?

Cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en sábado circuncidáis al hombre.

Decía entonces uno de los de Jerusalén: ¿No es éste al que buscan para matarle?

Y he aquí, habla públicamente, y no le dicen nada; ¿han por ventura entendido verdaderamente los príncipes, que éste es el Cristo?

Y muchos del pueblo creyeron en Él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más milagros que los que Éste ha hecho?

Los fariseos oyeron al pueblo que murmuraba de él estas cosas; y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos enviaron servidores que le prendieran.

Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir éste que no le hallemos? ¿Se ha de ir a los esparcidos entre los griegos, y a enseñar a los griegos?

Y los servidores vinieron a los sumo sacerdotes y a los fariseos; y ellos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis?

Los servidores respondieron: Nunca ha hablado nadie así como este hombre.

Entonces los fariseos les respondieron: ¿Habéis sido también vosotros engañados?

Pero Jesús se fue al Monte de los Olivos.

Oyendo pues ellos esto (redargüidos de la conciencia), se salían uno a uno, comenzando desde los más viejos (hasta los postreros), y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.

Y enderezándose Jesús, y no viendo a nadie más que a la mujer, le dijo: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?

Decían entonces los judíos: ¿Se ha de matar a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?

Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y tienes demonio?

Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas, ¿y tú dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre?

¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? Y los profetas murieron; ¿quién te haces?

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