'Vida' en la Biblia
Por tanto os digo: No os acongojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida; y pocos son los que lo hallan.
El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al Reino de los cielos se da vida; y los valientes lo arrebatan.
Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.
Por tanto, si tu mano o tu pie te fuere ocasión de caer, córtalos y echalos de ti; mejor te es entrar cojo o manco a la vida, que teniendo dos manos o dos pies ser echado al fuego eterno.
Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; que mejor te es entrar con un ojo a la vida, que teniendo dos ojos ser echado al infierno de fuego.
Y he aquí, uno acercándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
Y él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es a saber, Dios; y si quieres entrar a la vida, guarda los mandamientos.
Y cualquiera que dejare casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces tanto, y la vida eterna tendrá por heredad.
como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
E irán éstos al tormento eterno, y los justos a la vida eterna.
Porque el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí y del Evangelio, éste la salvará.
Mas si tu mano te hace caer, córtala; mejor te es entrar a la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado;
Y si tu pie te hace caer, córtalo: mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado;
Y saliendo él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?
que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.
Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, mas para servir, y dar su vida en rescate por muchos.
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
Y la que cayó entre las espinas, éstos son los que oyeron; mas yéndose, son ahogados de los cuidados y de las riquezas y de los pasatiempos de la vida, y no llevan fruto a perfección.
Y he aquí, un doctor de la ley se levantó, tentándole y diciendo: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis.
La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.
Y le dijo Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
Y le preguntó un príncipe, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?
que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
Y mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que al Hijo es desobediente, no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.
mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed; sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra también goce, y el que siega.
Porque como el Padre levanta los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a juicio, mas pasó de muerte a vida.
Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así dio también al Hijo que tuviera vida en sí mismo;
y los que hicieron bienes, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron males, a resurrección de juicio.
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
Y no queréis venir a mí, para que tengáis vida.
Trabajad no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará; porque a éste señaló el Padre, que es Dios.
Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Y Jesús les dijo: YO SOY el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
YO SOY el pan de vida.
YO SOY el pan vivo que he descendido del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado, son Espíritu y son vida.
Y le respondió Simón Pedro: Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes las palabras de vida eterna.
Y les habló Jesús otra vez, diciendo: YO SOY la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.
El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir las ovejas; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Le dice Jesús: YO SOY la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
Y sé que su mandamiento es vida eterna; así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo.
Jesús le dice: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
como le has dado la potestad de toda carne, para que a todos los que le diste, les dé vida eterna.
Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesús, el Cristo.
Estas empero son escritas, para que creáis que Jesús es el Cristo, Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
Me hiciste notorios los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia.
y matasteis al Autor de la vida, al cual Dios ha resucitado de los muertos; de lo que nosotros somos testigos.
Id, y estando en el Templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida.
Este es aquel que estuvo en la iglesia en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres; y recibió los oráculos de vida para darnos;
en su humillación su juicio fue quitado; mas su generación, ¿Quién la contará? Porque es quitada de la tierra su vida.
Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida.
Entonces Pablo y Bernabé, usando de libertad, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablara la palabra de Dios; pero como la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.
Y los gentiles oyendo esto, se fueron gozosos, y glorificaban la palabra del Señor; y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.
ni es honrado con manos de hombres, necesitado de algo; pues él da a todos vida, y respiración, y todas las cosas;
Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.
Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio fue en mi nación, en Jerusalén, todos los judíos la saben;
A los que perseveraron en bien hacer, gloria y honra e incorrupción, a los que buscan la vida eterna.
Como está escrito: Que por padre de muchos gentiles te he puesto delante de Dios, al cual creyó; el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como las que son.
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, ya reconciliados, seremos salvos por su vida.
Porque, si por un delito reinó la muerte por causa de uno solo, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesús, el Cristo, los que reciben la abundancia de gracia, y de dones y de la justicia.
Así que, de la manera que por la iniquidad de uno vino la culpa a todos los hombres para condenación, así por la justicia de uno vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida.
para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesús, el Cristo, Señor nuestro.
Porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como el Cristo resucitó de los muertos a gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos a Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin la vida eterna.
Porque la paga del pecado es muerte; mas la gracia de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
y hallé que el mismo mandamiento, que era para vida, para mí era mortal;
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo, Jesús, me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Porque la prudencia de la carne es muerte; mas la prudencia del Espíritu, vida y paz;
Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
Porque si el desechamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de entre los muertos?
(que pusieron sus cuellos al degolladero por mi vida; a los cuales no doy gracias yo sólo, mas aun todas las Iglesias de los gentiles);
sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir; que todo es vuestro,
¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?
Por tanto, si hubiereis de tener juicios de cosas de esta vida, poned por jueces a los más humildes que están en la Iglesia.
Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres.
Porque hermanos, no queremos que ignoréis nuestra tribulación que nos fue hecha en Asia; que (sobremanera) fuimos cargados más allá de nuestras fuerzas, de tal manera que estuvimos en duda de la vida.
a éstos ciertamente olor de muerte para muerte; y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién es suficiente?
En todo somos atribulados, mas no angustiados; dudamos (de nuestra vida), mas no desesperamos;
llevando siempre por todas partes la mortificación del Señor Jesús en nuestro cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros cuerpos.
Porque nosotros que vivimos, siempre somos entregados a muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal.
De manera que la muerte obra en nosotros, y en vosotros la vida.
Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos cargados; porque no queremos ser desnudados; antes sobrevestidos, consumiendo la vida a lo que es mortal.
Porque el que siembra en su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra en el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Resutados de la Búsqueda continuados...
Resultados de Búsqueda por Versiones
Resultados de Búsqueda por Libro
Artículos Relacionados
- Abnegación
- Aceptar a Cristo
- Atletismo
- Buscando la vida
- Cristo, nombres para
- Dar de Sí Mismo
- Dios, El Eterno
- Dios, vida y autosuficiente
- Entrar en la vida
- Expiación
- Inicio
- Jesús como alimento
- La fe salvadora
- La vida a través de Cristo.
- La vida a través de la Fe
- La vida de Cristo
- La vida en Cristo
- La vida espiritual, de la naturaleza
- La vida eterna,
- La vida eterna, don de
- La vida eterna, la experiencia de
- La vida eterna, la naturaleza de
- La vida humana
- La vida por la Palabra de Dios
- Libro de la vida
- Los orígenes de la vida espiritual
- Muerte espiritual
- No mantienen la vida
- Nombres y Títulos Para Cristo
- Preocuparse
- Provisión para el cuerpo
- Reclamaciones
- Salvos por Fe
- Disfrutar la vida
- El amor de los hermanos
- El ejercicio
- El padre
- El pan
- El propósito de la vida
- El universalismo
- La agonía
- La eternidad
- La eternidad
- La muerte de Jesús
- La muerte de un ser querido
- La muerte que provoca el pecado
- La promesa del cielo
- La pérdida de un ser querido
- La revelación de las cosas de Dios
- La sanación del cáncer
- La vida después de la muerte
- La vida en Cristo
- La vida espiritual
- La vida eterna
- La vida natural
- La vida y la muerte
- Los beneficios del cielo
- Los principados
- No preocuparse
- Nuestra resurrección
- Perder a un amigo
- Perder a un ser querido
- Preocuparse por el futuro
- Vivir por Dios
- ¿Cuál será el cielo
- Últimas cosas