'Ellos' en la Biblia
- 1.Gé 4:8-Éx 2:23
- 2.Éx 2:24-Levítico 18:4
- 3.Levítico 18:5-Números 15:29
- 4.Números 16:3-Deuteronomio 8:19
- 5.Deuteronomio 9:5-Josué 18:4
- 6.Josué 18:7-1 Samuel 12:5
- 7.1 Samuel 12:10-1 Reyes 18:26
- 8.1 Reyes 18:27-1 Crónicas 9:25
- 9.1 Crónicas 9:29-2 Crónicas 33:10
- 10.2 Crónicas 33:11-Job 4:21
- 11.Job 5:13-Salmos 94:23
- 12.Salmos 99:7-Isaías 34:16
- 13.Isaías 35:2-Jeremías 17:25
- 14.Jeremías 18:20-Lamentaciones 4:8
- 15.Ezequiel 1:5-Ezequiel 26:10
- 16.Ezequiel 27:8-Oseas 4:14
- 17.Oseas 4:18-Mateo 5:8
- 18.Mateo 5:9-Marcos 3:20
- 19.Marcos 4:40-Lucas 9:34
- 20.Lucas 9:36-Juan 15:24
- 21.Juan 17:8-Hechos 18:6
- 22.Hechos 18:20-1 Tesalonicenses 1:9
- 23.1 Tesalonicenses 2:14-Apocalipsis 21:14
Y á ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos á los puercos para que entremos en ellos.
Y comenzaron á rogarle que se fuese de los términos de ellos.
Y no pudo hacer allí alguna maravilla; solamente sanó unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.
Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos. Y rodeaba las aldeas de alrededor, enseñando.
Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí, sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, en testimonio á ellos. De cierto os digo que más tolerable será el castigo de los de Sodoma y Gomorra el día del juicio, que el de aqu
Y los vieron ir muchos, y le conocieron; y concurrieron allá muchos á pie de las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron á él.
Y saliendo Jesús vió grande multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y les comenzó á enseñar muchas cosas.
Y los vió fatigados bogando, porque el viento les era contrario: y cerca de la cuarta vigilia de la noche, vino á ellos andando sobre la mar, y quería precederlos.
Y viéndole ellos, que andaba sobre la mar, pensaron que era fantasma, y dieron voces;
Porque todos le veían, y se turbaron. Mas luego habló con ellos, y les dijo: Alentaos; yo soy, no temáis.
Y subió á ellos en el barco, y calmó el viento: y ellos en gran manera estaban fuera de sí, y se maravillaban:
Y saliendo ellos del barco, luego le conocieron.
Y si los enviare en ayunas á sus casas, desmayarán en el camino; porque algunos de ellos han venido de lejos.
Y les pregunto: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete.
Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas espuertas llenas de los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Doce.
Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Siete.
Y ellos respondieron: Juan Bautista; y otros, Elías; y otros, Alguno de los profetas.
Y seis días después tomó Jesús á Pedro, y á Jacobo, y á Juan, y los sacó aparte solos á un monte alto; y fué transfigurado delante de ellos.
Y descendiendo ellos del monte, les mandó que á nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del hombre hubiese resucitado de los muertos.
Y como vino á los discípulos, vió grande compañía alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.
Y preguntóles: ¿Qué disputáis con ellos?
Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle.
Mas ellos callaron; porque los unos con los otros habían disputado en el camino quién había de ser el mayor.
Y tomando un niño, púsolo en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dice:
Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Y ellos dijeron: Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiar.
Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
Y ellos se espantaban más, diciendo dentro de sí: ¿Y quién podrá salvarse?
Y estaban en el camino subiendo á Jerusalem; y Jesús iba delante de ellos, y se espantaban, y le seguían con miedo: entonces volviendo á tomar á los doce aparte, les comenzó á decir las cosas que le habían de acontecer:
Y ellos le dijeron: Danos que en tu gloria nos sentemos el uno á tu diestra, y el otro á tu siniestra.
Y ellos dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis; y del bautismo de que soy bautizado, seréis bautizados.
Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado: y los dejaron.
Entonces ellos pensaron dentro de sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
Mas ellos, tomándole, le hirieron, y le enviaron vacío.
Teniendo pues aún un hijo suyo amado, enviólo también á ellos el postrero, diciendo: Tendrán en reverencia á mi hijo.
Y procuraban prenderle, porque entendían que decía á ellos aquella parábola; mas temían á la multitud; y dejándole, se fueron.
Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, sabemos que eres hombre de verdad, y que no te cuidas de nadie; porque no miras á la apariencia de hombres, antes con verdad enseñas el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo á César, ó no? ¿Daremos, ó no daremos?
Entonces él, como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.
Y ellos se la trajeron y les dice: ¿Cúya es esta imagen y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César.
En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿de cuál de ellos será mujer? porque los siete la tuvieron por mujer.
Mas vosotros mirad por vosotros: porque os entregarán en los concilios, y en sinagogas seréis azotados: y delante de presidentes y de reyes seréis llamados por causa de mí, en testimonio á ellos.
Y ellos oyéndolo se holgaron, y prometieron que le darían dineros. Y buscaba oportunidad cómo le entregaría.
Entonces ellos comenzaron á entristecerse, y á decirle cada uno por sí: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?
Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dió, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo.
Y vuelto, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados; y no sabían qué responderle.
Entonces ellos echaron en él sus manos, y le prendieron.
Mas él, dejando la sábana, se huyó de ellos desnudo.
Mas ni aun así se concertaba el testimonio de ellos.
Oído habéis la blasfemia: ¿qué os parece? Y ellos todos le condenaron ser culpado de muerte.
Y la criada viéndole otra vez, comenzó á decir á los que estaban allí: Este es de ellos.
Mas él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez á Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu habla es semejante.
Y ellos volvieron á dar voces: Crucifícale.
Mas Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos daban más voces: Crucifícale.
Y cuando le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos, qué llevaría cada uno.
Y ellos como oyeron que vivía, y que había sido visto de ella, no lo creyeron.
Mas después apareció en otra forma á dos de ellos que iban caminando, yendo al campo.
Y ellos fueron, y lo hicieron saber á los otros; y ni aun á éllos creyeron.
Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos el Señor, y confirmando la palabra con las señales que se seguían. Amen.
Y á muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos.
Y fué un temor sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas.
Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días en que ella había de parir.
Y parió á su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y acostóle en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor.
Y aconteció que como los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos á los otros: Pasemos pues hasta Bethlehem, y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha manifestado.
Y cuando fué de doce años, subieron ellos á Jerusalem conforme á la costumbre del día de la fiesta.
Y acabados los días, volviendo ellos, se quedó el niño Jesús en Jerusalem, sin saberlo José y su madre.
Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.
Y descendió con ellos, y vino á Nazaret, y estaba sujeto á ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque á mí es entregada, y á quien quiero la doy:
Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos.
Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fué limpio, sino Naamán el Siro.
Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle.
Mas él, pasando por medio de ellos, se fué.
Y poniéndose el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían á él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
Y siendo ya de día salió, y se fué á un lugar desierto: y las gentes le buscaban, y vinieron hasta él; y le detenían para que no se apartase de ellos.
Y vió dos barcos que estaban cerca de la orilla del lago: y los pescadores, habiendo descendido de ellos, lavaban sus redes.
Y él le mandó que no lo dijese á nadie: Mas ve, díjole, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como mandó Moisés, para testimonio á ellos.
El cual, viendo la fe de ellos, le dice: Hombre, tus pecados te son perdonados.
Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué pensáis en vuestros corazones?
Y luego, levantándose en presencia de ellos, y tomando aquel en que estaba echado, se fué á su casa, glorificando á Dios.
E hizo Leví gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros, los cuales estaban á la mesa con ellos.
Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los Fariseos, y tus discípulos comen y beben?
Y él les dijo: ¿Podéis hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?
Mas él sabía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él levantándose, se puso en pie.
Y ellos se llenaron de rabia; y hablaban los unos á los otros qué harían á Jesús.
Y como fué de día, llamó á sus discípulos, y escogió doce de ellos, á los cuales también llamó apóstoles:
Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, y la compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalem, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido á oirle, y para ser sanados de sus enfermedades;
Y viniendo ellos á Jesús, rogáronle con diligencia, diciéndole: Porque es digno de concederle esto;
Y Jesús fué con ellos. Mas como ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurión amigos á él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;
Y no teniendo ellos de qué pagar, perdonó á ambos. Di, pues, ¿cuál de éstos le amará más?
Pero mientras ellos navegaban, él se durmió. Y sobrevino una tempestad de viento en el lago; y henchían de agua, y peligraban.
Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y los dejó.
Entonces toda la multitud de la tierra de los Gadarenos alrededor, le rogaron que se fuese de ellos; porque tenían gran temor. Y él, subiendo en el barco, volvióse.
Y todos los que no os recibieren, saliéndoos de aquella ciudad, aun el polvo sacudid de vuestros pies en testimonio contra ellos.
Y les dice: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, si no vamos nosotros á comprar viandas para toda esta compañía.
Y ellos respondieron, y dijeron: Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.
Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice á Jesús: Maestro, bien es que nos quedemos aquí: y hagamos tres pabellones, uno para ti, y uno para Moisés, y uno para Elías; no sabiendo lo que se decía.
Y estando él hablando esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor entrando ellos en la nube.
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