'Ellos' en la Biblia
El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.
Entonces hablará á ellos en su furor, Y turbarálos con su ira.
Tú diste alegría en mi corazón, Más que tienen ellos en el tiempo que se multiplicó su grano y su mosto.
Reprendiste gentes, destruiste al malo, Raíste el nombre de ellos para siempre jamás.
Porque demandando la sangre se acordó de ellos: No se olvidó del clamor de los pobres.
Pon, oh Jehová, temor en ellos: Conozcan las gentes que son no más que hombres. (Selah.)
Sobre los malos lloverá lazos; Fuego y azufre, con vientos de torbellinos, será la porción del cáliz de ellos.
Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, Ahora me levantaré, dice Jehová: Pondrélos en salvo del que contra ellos se engríe.
Sino á los santos que están en la tierra, Y á los íntegros: toda mi afición en ellos.
Libróme de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían, aunque eran ellos más fuertes que yo.
Por toda la tierra salió su hilo, Y al cabo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol.
Del un cabo de los cielos es su salida, Y su giro hasta la extremidad de ellos: Y no hay quien se esconda de su calor.
Tu siervo es además amonestado con ellos: En guardarlos hay grande galardón.
Ellos arrodillaron, y cayeron; Mas nosotros nos levantamos, y nos enhestamos.
Contar puedo todos mis huesos; Ellos miran, considéranme.
El secreto de Jehová es para los que le temen; Y á ellos hará conocer su alianza.
Cuando se allegaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el espíritu de su boca.
El formó el corazón de todos ellos; El considera todas sus obras.
Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
La ira de Jehová contra los que mal hacen, Para cortar de la tierra la memoria de ellos.
Muchos son los males del justo; Mas de todos ellos lo librará Jehová.
El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado.
Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de saco; Afligí con ayuno mi alma, Y mi oración se revolvía en mi seno.
Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; Juntáronse contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía: Despedazábanme, y no cesaban;
Porque los malignos serán talados, Mas los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
La espada de ellos entrará en su mismo corazón, Y su arco será quebrado.
Conoce Jehová los días de los perfectos: Y la heredad de ellos será para siempre.
Considera al íntegro, y mira al justo: Que la postrimería de cada uno de ellos es paz.
Aumentado has tú, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No te los podremos contar: Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enarrados.
Acordaréme de estas cosas, y derramaré sobre mí mi alma: Cuando pasaré en el número, iré con ellos hasta la casa de Dios, Con voz de alegría y de alabanza, haciendo fiesta la multitud.
Tú con tu mano echaste las gentes, y los plantaste á ellos; Afligiste los pueblos, y los arrojaste.
Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos.
Y viéndola ellos así, maravilláronse, Se turbaron, diéronse priesa á huir.
Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar á Dios su rescate.
Este su camino es su locura: Con todo, corren sus descendientes por el dicho de ellos. (Selah.)
Como rebaños serán puestos en la sepultura; La muerte se cebará en ellos; Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana: Y se consumirá su bien parecer en el sepulcro de su morada.
Deshace, oh Señor, divide la lengua de ellos; Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
Condenados sean á muerte, Desciendan vivos al infierno: Porque maldades hay en su compañía, entre ellos.
Reúnense, escóndense, Miran ellos atentamente mis pasos, Esperando mi vida.
¿Escaparán ellos por la iniquidad? Oh Dios, derriba en tu furor los pueblos.
Pasen ellos como el caracol que se deslíe: Como el abortivo de mujer, no vean el sol.
Mas tú, Jehová, te reirás de ellos, Te burlarás de todas las gentes.
Anden ellos errantes para hallar qué comer: Y si no se saciaren, murmuren.
Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; Y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como el corazón, es profundo.
Visitas la tierra, y la riegas: En gran manera la enriqueces Con el río de Dios, lleno de aguas: Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.
Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor entre ellos, como en Sinaí, así en el santuario.
Subiste á lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
Allí estaba el joven Benjamín señoreador de ellos, Los príncipes de Judá en su congregación, Los príncipes de Zabulón, los príncipes de Nephtalí.
Sea su mesa delante de ellos por lazo, Y lo que es para bien por tropiezo.
Derrama sobre ellos tu ira, Y el furor de tu enojo los alcance.
Alábenlo los cielos y la tierra, Los mares, y todo lo que se mueve en ellos.
De engaño y de violencia redimirá sus almas: Y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos.
No están ellos en el trabajo humano; Ni son azotados con los otros hombres.
Hasta que venido al santuario de Dios, Entenderé la postrimería de ellos.
E hizo llover sobre ellos maná para comer, Y dióles trigo de los cielos.
E hizo llover sobre ellos carne como polvo, Y aves de alas como arena de la mar.
Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, Y mató los más robustos de ellos, Y derribo los escogidos de Israel.
Envió entre ellos una mistura de moscas que los comían, Y ranas que los destruyeron.
Envió sobre ellos el furor de su saña, Ira y enojo y angustia, Con misión de malos ángeles.
Dispuso el camino á su furor; No eximió la vida de ellos de la muerte, Sino que entregó su vida á la mortandad.
Y echó las gentes de delante de ellos, Y repartióles una herencia con cuerdas; E hizo habitar en sus moradas á las tribus de Israel.
Los aborrecedores de Jehová se le hubieran sometido; Y el tiempo de ellos fuera para siempre.
También el Assur se ha juntado con ellos: Son por brazo á los hijos de Lot. (Selah.)
Pon á ellos y á sus capitanes como á Oreb y como á Zeeb; Y como á Zeba y como á Zalmunna, á todos sus príncipes;
Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos: Escogería antes estar á la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad.
Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; Todos los pecados de ellos cubriste. (Selah.)
Libre entre los muertos, Como los matados que yacen en el sepulcro, Que no te acuerdas más de ellos, Y que son cortados de tu mano.
Has alejado de mí mis conocidos: Hasme puesto por abominación á ellos: Encerrado estoy, y no puedo salir.
Y él hará tornar sobre ellos su iniquidad, Y los destruirá por su propia maldad; Los talará Jehová nuestro Dios.
En columna de nube hablaba con ellos: Guardaban sus testimonios, y el estatuto que les había dado.
No pondré delante de mis ojos cosa injusta: Aborrezco la obra de los que se desvían: Ninguno de ellos se allegará á mí.
Habrá mirado á la oración de los solitarios, Y no habrá desechado el ruego de ellos.
Ellos perecerán, y tú permanecerás; Y todos ellos como un vestido se envejecerán; Como una ropa de vestir los mudarás, y serán mudados:
Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida á su tiempo.
Esto siendo ellos pocos hombres en número, Y extranjeros en ella.
No consintió que hombre los agraviase; Y por causa de ellos castigó los reyes.
Envió un varón delante de ellos, A José, que fué vendido por siervo.
Volvió el corazón de ellos para que aborreciesen á su pueblo, Para que contra sus siervos pensasen mal.
Pusieron en ellos las palabras de sus señales, Y sus prodigios en la tierra de Châm.
Egipto se alegró de que salieran; Porque su terror había caído sobre ellos.
Y cubrieron las aguas á sus enemigos: No quedó uno de ellos.
Por lo que alzó su mano á ellos, En orden á postrarlos en el desierto,
Y ensañaron á Dios con sus obras, Y desarrollóse la mortandad en ellos.
También le irritaron en las aguas de Meriba: E hizo mal á Moisés por causa de ellos;
Y entrególos en poder de las gentes, Y enseñoreáronse de ellos los que los aborrecían.
Muchas veces los libró; Mas ellos se rebelaron á su consejo, Y fueron humillados por su maldad.
Y acordábase de su pacto con ellos, Y arrepentíase conforme á la muchedumbre de sus miseraciones.
Hizo asimismo tuviesen de ellos misericordia todos los que los tenían cautivos.
Hambrientos y sedientos, Su alma desfallecía en ellos.
Ellos han visto las obras de Jehová, Y sus maravillas en el profundo.
Yo he sido para ellos objeto de oprobio; Mirábanme, y meneaban su cabeza.
Maldigan ellos, y bendice tú: Levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo.
Como ellos son los que los hacen; Cualquiera que en ellos confía.
Engrasóse el corazón de ellos como sebo; Mas yo en tu ley me he deleitado.
Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos; Porque con ellos me has vivificado.
Mucha paz tienen los que aman tu ley; Y no hay para ellos tropiezo.
Yo soy pacífico: Mas ellos, así que hablo, me hacen guerra.
Bienaventurado el hombre que hinchió su aljaba de ellos: No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta.
En verdad juró Jehová á David, No se apartará de ellos: Del fruto de tu vientre pondré sobre tu trono.
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