'Es' en la Biblia
- 1.Gé 2:11-Gé 41:28
- 2.Gé 41:32-Levítico 5:12
- 3.Levítico 5:17-Números 5:18
- 4.Números 5:29-Deuteronomio 22:26
- 5.Deuteronomio 23:7-Jueces 13:18
- 6.Jueces 15:2-2 Samuel 14:13
- 7.2 Samuel 14:15-2 Reyes 18:19
- 8.2 Reyes 18:21-Nehemías 5:9
- 9.Nehemías 8:9-Job 40:2
- 10.Job 40:19-Salmos 68:5
- 11.Salmos 68:15-Salmos 129:4
- 12.Salmos 132:14-Proverbios 12:1
- 13.Proverbios 12:4-Proverbios 21:19
- 14.Proverbios 21:24-Eclesiastés 7:10
- 15.Eclesiastés 7:11-Isaías 40:26
- 16.Isaías 40:27-Jeremías 33:2
- 17.Jeremías 33:11-Ezequiel 41:4
- 18.Ezequiel 41:22-Nahúm 2:11
- 19.Nahúm 3:7-Mateo 12:33
- 20.Mateo 12:48-Mateo 27:42
- 21.Mateo 27:46-Lucas 6:9
- 22.Lucas 6:20-Lucas 23:2
- 23.Lucas 23:35-Juan 11:39
- 24.Juan 12:31-Hechos 23:19
- 25.Hechos 24:5-Romanos 14:17
- 26.Romanos 14:18-1 Corintios 15:39
- 27.1 Corintios 15:40-Filipenses 1:18
- 28.Filipenses 1:21-Hebreos 2:9
- 29.Hebreos 2:14-1 Pedro 1:24
- 30.1 Pedro 1:25-Apocalipsis 13:18
- 31.Apocalipsis 14:7-Apocalipsis 22:11
Y cuerpos hay celestiales, y cuerpos terrestres; mas ciertamente una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrestres:
Otra es la gloria del sol, y otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas: porque una estrella es diferente de otra en gloria.
Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción se levantará en incorrupción;
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
El primer hombre, es de la tierra, terreno: el segundo hombre que es el Señor, es del cielo.
Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible fuere vestido de incorrupción, y esto mortal fuere vestido de inmortalidad, entonces se efectuará la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria.
Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y la potencia del pecado, la ley.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano.
Y os ruego, hermanos, (ya sabéis que la casa de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que se han dedicado al ministerio de los santos,)
Mas si somos atribulados, es por vuestra consolación y salud; la cual es obrada en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos: ó si somos consolados, es por vuestra consolación y salud;
Y nuestra esperanza de vosotros es firme; estando ciertos que como sois compañeros de las aflicciones, así también lo sois de la consolación.
Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con simplicidad y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, mas con la gracia de Dios, hemos conversado en el mundo, y muy más con vosotros.
Antes, Dios fiel sabe que nuestra palabra para con vosotros no es Sí y No.
Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios;
Y esto mismo os escribí, porque cuando llegare no tenga tristeza sobre tristeza de los que me debiera gozar; confiando en vosotros todos que mi gozo es el de todos vosotros.
A éstos ciertamente olor de muerte para muerte; y á aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién es suficiente?
No que seamos suficientes de nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de Dios;
Porque aun lo que fué glorioso, no es glorioso en esta parte, en comparación de la excelente gloria.
Empero los sentidos de ellos se embotaron; porque hasta el día de hoy les queda el mismo velo no descubierto en la lección del antiguo testamento, el cual por Cristo es quitado.
Y aun hasta el día de hoy, cuando Moisés es leído, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
Porque el Señor es el Espíritu; y donde hay el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
En los cuales el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria;
Mas el que nos hizo para esto mismo, es Dios; el cual nos ha dado la prenda del Espíritu.
Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo.
Porque si loqueamos, es para Dios; y si estamos en seso, es para vosotros.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Y todo esto es de Dios, el cual nos reconcilió á sí por Cristo; y nos dió el ministerio de la reconciliación.
Nuestra boca está abierta á vosotros, oh Corintios: nuestro corazón es ensanchado.
Porque el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento saludable, de que no hay que arrepentirse; mas el dolor del siglo obra muerte.
Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio es por todas las iglesias;
Y no sólo esto, mas también fué ordenado por las iglesias el compañero de nuestra peregrinación para llevar esta gracia, que es administrada de nosotros para gloria del mismo Señor, y para demostrar vuestro pronto ánimo:
Ora en orden á Tito, es mi compañero y coadjutor para con vosotros; ó acerca de nuestros hermanos, los mensajeros son de las iglesias, y la gloria de Cristo.
PORQUE cuanto á la suministración para los santos, por demás me es escribiros;
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; á fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra:
Miráis las cosas según la apariencia. Si alguno está confiado en sí mismo que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.
Porque no el que se alaba á sí mismo, el tal es aprobado; mas aquel á quien Dios alaba.
Mas temo que como la serpiente engaño á Eva con su astucia, sean corrompidos así vuestros sentidos en alguna manera, de la simplicidad que es en Cristo.
Es la verdad de Cristo en mí, que esta gloria no me será cerrada en las partes de Acaya.
Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz.
Así que, no es mucho si también sus ministros se transfiguran como ministros de justicia; cuyo fin será conforme á sus obras.
Si es menester gloriarse, me gloriaré yo de lo que es de mi flaqueza.
El Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, que es bendito por siglos, sabe que no miento.
CIERTO no me es conveniente gloriarme; mas vendré á las visiones y á las revelaciones del Señor.
Y porque la grandeza de las revelaciones no me levante descomedidamente, me es dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.
Pues buscáis una prueba de Cristo que habla en mí, el cual no es flaco para con vosotros, antes es poderoso en vosotros.
Y oramos á Dios que ninguna cosa mala hagáis; no para que nosotros seamos hallados aprobados, mas para que vosotros hagáis lo que es bueno, aunque nosotros seamos como reprobados.
Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio que ha sido anunciado por mí, no es según hombre;
Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la l
Y si buscando nosotros ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera.
La ley también no es de la fe; sino, El hombre que los hiciere, vivirá en ellos.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en madero:)
A Abraham fueron hechas las promesas, y á su simiente. No dice: Y á las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y á tu simiente, la cual es Cristo.
Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa: empero Dios por la promesa hizo la donación á Abraham.
Y el mediador no es de uno, pero Dios es uno.
¿Luego la ley es contra las promesas de Dios? En ninguna manera: porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.
TAMBIÉN digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del siervo, aunque es señor de todo;
Bueno es ser celosos en bien siempre; y no solamente cuando estoy presente con vosotros.
Las cuales cosas son dichas por alegoría: porque estas mujeres son los dos pactos; el uno ciertamente del monte Sinaí, el cual engendró para servidumbre, que es Agar.
Porque Agar ó Sinaí es un monte de Arabia, el cual es conjunto á la que ahora es Jerusalem, la cual sirve con sus hijos.
Mas la Jerusalem de arriba libre es; la cual es la madre de todos nosotros.
Esta persuasión no es de aquel que os llama.
Y yo, hermanos, si aun predico la circuncisión, ¿por qué padezco pesecución todavía? pues que quitado es el escándalo de la cruz.
Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,
Porque el que estima de sí que es algo, no siendo nada, á sí mismo se engaña.
Y el que es enseñado en la palabra, comunique en todos los bienes al que lo instruye.
Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado á mí, y yo al mundo.
Que es las arras de nuestra herencia, para la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria.
La cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que hinche todas las cosas en todos.
Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó,
Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios:
Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación;
Si es que habéis oído la dispensación de la gracia de Dios que me ha sido dada para con vosotros,
El cual misterio en los otros siglos no se dió á conocer á los hijos de los hombres como ahora es revelado á sus santos apóstoles y profetas en el Espíritu:
A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, es dada esta gracia de anunciar entre los Gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,
Del cual es nombrada toda la parentela en los cielos y en la tierra,
Y á Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos ó entendemos, por la potencia que obra en nosotros,
YO pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados;
Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas, y en todos vosotros.
Empero á cada uno de nosotros es dada la gracia conforme á la medida del don de Cristo.
(Y que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero á las partes más bajas de la tierra?
El que descendió, él mismo es el que también subió sobre todos los cielos para cumplir todas las cosas.)
Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo;
Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme á Dios en justicia y en santidad de verdad.
El que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad.
Porque sabéis esto, que ningún fornicario, ó inmundo, ó avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
(Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, y justicia, y verdad;)
Aprobando lo que es agradable al Señor.
Porque torpe cosa es aun hablar de lo que ellos hacen en oculto.
Mas todas las cosas cuando son redargüidas, son manifestadas por la luz; porque lo que manifiesta todo, la luz es.
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo.
Este misterio grande es: mas yo digo esto con respecto á Cristo y á la iglesia.
HIJOS, obedeced en el Señor á vuestros padres; porque esto es justo.
Honra á tu padre y á tu madre, que es el primer mandamiento con promesa,
Y tomad el yelmo de salud, y la espada del Espíritu; que es la palabra de Dios;
Como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, sois todos vosotros compañeros de mi gracia.
Porque Dios me es testigo de cómo os amo á todos vosotros en las entrañas de Jesucristo.
¿Qué pues? Que no obstante, en todas maneras, ó por pretexto ó por verdad, es anunciado Cristo; y en esto me huelgo, y aun me holgaré.
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