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'Que' en la Biblia

Y descendido José a Egipto, lo compró Potifar, oficial del Faraón, capitán de los de la guardia, varón egipcio, de mano de los ismaelitas que lo habían llevado allá.

Y vio su señor que el SEÑOR estaba con él, y que todo lo que él hacía, el SEÑOR lo hacía prosperar en su mano.

Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa, y entregó en su poder todo lo que tenía.

Y aconteció que, desde cuando le dio el encargo de su casa, y de todo lo que tenía, el SEÑOR bendijo la casa del egipcio a causa de José; y la bendición del SEÑOR fue sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo.

Y dejó todo lo que tenía en la mano de José; ni con él sabía de nada más que del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia.

Y él no quiso, y dijo a la mujer de su señor: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene.

No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer, ¿cómo, pues, haría yo este grande mal y pecaría contra Dios?

Y fue que hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella.

Aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí en casa.

Y acaeció que cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera,

llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo, para que hiciera burla de nosotros; vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces;

y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó, y salió.

Y ella puso junto a sí la ropa de él, hasta que vino su señor a su casa.

Entonces le habló ella semejantes palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme;

Y sucedió que cuando oyó su señor las palabras que su mujer le hablara, diciendo: Así me ha tratado tu siervo; se encendió su furor.

Y el príncipe de la casa de la cárcel entregó en mano de José todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que hacían allí, él lo hacía.

No veía el príncipe de la cárcel cosa alguna que en su mano estaba; porque el SEÑOR era con él, y lo que él hacía, el SEÑOR lo prosperaba.

Y aconteció después de estas cosas, que el maestresala del rey de Egipto, y el panadero, habían pecado contra su señor el rey de Egipto.

Y ambos, el maestresala y el panadero del rey de Egipto, que estaban presos en la cárcel, soñaron un sueño, cada uno su sueño en una misma noche, cada uno conforme a la declaración de su sueño.

Y vino a ellos José por la mañana, y los miró, y he aquí que estaban tristes.

Y él preguntó a aquellos oficiales del Faraón, que estaban con él en la cárcel de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros rostros?

Y ellos le respondieron: Hemos tenido un sueño y no hay nadie que lo interprete. Entonces José les dijo: ¿No pertenecen a Dios las interpretaciones? Os ruego que me {lo} contéis.

Entonces el principal de los maestresalas contó su sueño a José, y le dijo: Yo soñaba que veía una vid delante de mí,

y en la vid tres sarmientos; y ella como que florecía, salía su renuevo, maduraron sus racimos de uvas;

y que el vaso de Faraón estaba en mi mano, y que yo tomaba las uvas, y las exprimía en el vaso del Faraón, y daba el vaso en la mano del Faraón.

Por tanto te acordarás de mí dentro de ti cuando tuvieres bien, y te ruego que hagas conmigo misericordia, que hagas mención de mí al Faraón, y me saques de esta casa;

porque he sido hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho nada aquí para que me pusieran en la cárcel.

Y viendo el principal de los panaderos que había declarado para bien, dijo a José: También yo soñaba que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza;

y en el canastillo más alto había de todas las viandas del Faraón, obra de panadero; y que las aves las comían del canastillo de sobre mi cabeza.

Y sucedió que al tercer día, {que era} el día del cumpleaños de Faraón, {éste} hizo un banquete para todos sus siervos, y levantó la cabeza del jefe de los coperos y la cabeza del jefe de los panaderos en medio de sus siervos.

Y aconteció que pasados dos años tuvo el Faraón un sueño: Y he aquí que estaba sobre el río;

y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, que pacían en el prado.

Y que otras siete vacas subían tras ellas del río, de fea vista, y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas á la orilla del río:

Y que las vacas de fea vista y enjutas de carne tragaban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó el Faraón.

Durmióse de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas subían de una sola caña:

Y las siete espigas menudas tragaban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó el Faraón, y le pareció que era sueño.

Y acaeció que a la mañana su espíritu se atormentó; y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios: y les contó el Faraón sus sueños, mas no había quién los pudiera interpretar al Faraón.

Y aconteció que como él nos declaró, así fue: a mí me hizo volver a mi asiento, e hizo colgar al otro.

Y dijo el Faraón a José: Yo he soñado un sueño, y no hay quién lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos.

Y respondió José al Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que responda paz al Faraón.

Entonces el Faraón dijo a José: En mi sueño, he aquí, que estaba a la orilla del río;

y que del río subían siete vacas gruesas de carne y hermosas de forma, que pacían en el prado.

Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en toda la tierra de Egipto en fealdad.

y entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubieran entrado en ellas, porque su parecer era aún malo, como al principio. Y yo desperté.

Vi también soñando, que siete espigas subían en una misma caña llenas y hermosas;

y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del solano, subían después de ellas.

Entonces respondió José al Faraón: El sueño del Faraón es uno mismo: Dios ha mostrado al Faraón lo que él hace.

También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del solano, siete años serán de hambre.

Esto es lo que respondo al Faraón. Lo que Dios hace, lo ha mostrado al Faraón.

Y no se conocerá la abundancia en la tierra a causa del hambre que vendrá, que {será} muy severa.

Y el suceder el sueño al Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.

y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y junten el trigo bajo la mano del Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.

Y esté aquella provisión en depósito para la tierra, para los siete años del hambre que serán en la tierra de Egipto; y la tierra no perecerá de hambre.

Tú serás sobre mi casa, y por tu dicho se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.

Y él juntó todo el mantenimiento de los siete años que fueron en la tierra de Egipto, y guardó mantenimiento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el mantenimiento del campo de sus alrededores.

Así José almacenó grano en gran abundancia, como la arena del mar, hasta que dejó de medir{lo} porque no se podía medir.

Y nacieron a José dos hijos antes que viniera el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On.

Y se cumplieron los siete años de la abundancia, que hubo en la tierra de Egipto.

Y hubo hambre en toda la tierra de Egipto, y el pueblo clamó al Faraón por pan. Y dijo el Faraón a todo los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.

Y viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando?

Y dijo: He aquí, yo he oído que hay alimentos en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no nos muramos.

Mas Jacob no envió a Benjamín, hermano de José, con sus hermanos; porque dijo: Para que no le acontezca algún desastre.

Y vinieron los hijos de Israel a comprar entre los que venían; porque había hambre en la tierra de Canaán.

Y José era el señor de la tierra, que vendía el trigo a todo el pueblo de la tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron a él rostro en tierra.

Y cuando José vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán a comprar alimentos.

Entonces se acordó José de los sueños que había soñado de ellos, y les dijo: Espías sois; para ver lo descubierto de la tierra habéis venido.

Entonces ellos le dijeron: No, señor mío, sino que tus siervos han venido para comprar alimentos.

Pero él les dijo: No, sino que habéis venido para ver las partes indefensas de nuestra tierra.

Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías.

En esto seréis probados: Vive el Faraón que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor viniere aquí.

Enviad uno de vosotros, y traiga a vuestro hermano; y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si la verdad está con vosotros; y si no, vive el Faraón, que sois espías.

si sois {hombres} honrados, que uno de vuestros hermanos quede encarcelado en vuestra prisión; y {el resto de} vosotros, id, llevad grano para el hambre de vuestras casas;

y traedme a vuestro hermano menor, para que vuestras palabras sean verificadas, y no moriréis. Y así lo hicieron.

Y decían el uno al otro: Verdaderamente somos culpables referente a nuestro hermano, que vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le oímos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.

Y Rubén les respondió, diciendo: ¿No os dije yo: ``No pequéis contra el muchacho" y no {me} escuchasteis? Ahora hay que rendir cuentas por su sangre.

Y mandó José que llenaran sus sacos de trigo, y devolvieran el dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les dieran comida para el camino; y fue hecho con ellos así.

Y dijo a sus hermanos: Mi dinero se me ha devuelto, y aun helo aquí en mi saco. Se les sobresaltó entonces el corazón, y espantados dijeron el uno al otro: ¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?

Y venidos a Jacob su padre en tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había acaecido, diciendo:

Y aquel varón, señor de la tierra, nos dijo: En esto conoceré que sois hombres de la verdad; dejad conmigo uno de vuestros hermanos, y tomad para el hambre de vuestras casas, y andad,

y traedme a vuestro hermano el menor, para que yo sepa que no sois espías, sino hombres de la verdad; así os daré a vuestro hermano, y negociaréis en la tierra.

Y aconteció que vaciando ellos sus sacos, he aquí que en el saco de cada uno estaba el atado de su dinero; y viendo ellos y su padre los atados de su dinero, tuvieron temor.

Y Rubén habló a su padre, diciendo: Harás morir a mis dos hijos, si no te lo devolviere; entrégalo en mi mano, que yo lo devolveré a ti.

Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros; que su hermano ha muerto, y él solo ha quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor hasta el Seol.

Y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento.

Y respondió Judá, diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi rostro al menos que vuestro hermano venga con vosotros.

Y dijo Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano?

Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra parentela, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Podíamos nosotros saber que había de decir: Haced venir a vuestro hermano?

Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños.

Yo me haré responsable de él; de mi mano lo demandarás. Si yo no te lo vuelvo a traer y lo pongo delante de ti, que lleve yo la culpa para siempre delante de ti;

que si no nos hubiéramos detenido, cierto ahora hubiéramos ya vuelto dos veces.

Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros vasos, y llevad a aquel varón un presente, un poco de bálsamo, y un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.

Y tomad doble {cantidad de} dinero en vuestra mano, y llevad de nuevo en vuestra mano el dinero que fue devuelto en la boca de vuestros costales; tal vez fue un error.

y que el Dios Todopoderoso os conceda misericordia ante aquel hombre para que ponga en libertad al otro hermano vuestro y a Benjamín. En cuanto a mí, si he de ser privado de mis hijos, que así sea.

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