'Tú' en la Biblia
Oye, oh SEÑOR, y ten misericordia de mí: SEÑOR, sé tú mi ayudador.
Tú has cambiado mi lamento en danza; has desatado mi cilicio y me has ceñido de alegría;
En ti, oh SEÑOR, he esperado; no sea yo avergonzado para siempre; líbrame en tu justicia.
Inclina a mí tu oído, líbrame presto; seme por roca de fortaleza, por casa fuerte para salvarme.
Porque tú eres mi roca y mi castillo; y por tu Nombre me guiarás, y me encaminarás.
Me sacarás de la red que han escondido para mí; porque tú eres mi fortaleza.
En tu mano encomendaré mi espíritu; tú me rescatarás, oh SEÑOR, Dios de verdad.
Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias;
y no me has entregado en manos del enemigo; tú has puesto mis pies en lugar espacioso.
Mas yo en ti confié, oh SEÑOR; yo dije: Dios mío eres tú.
En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores.
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia.
¡Cuán grande es tu bien, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!
Los esconderás en el escondedero de tu rostro de las arrogancias del hombre; los esconderás en el tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
Y decía yo en mi premura: cortado soy de delante de tus ojos; mas tú ciertamente oíste la voz de mis ruegos, cuando a ti clamaba.
Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. (Selah.)
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Confesaré, dije, contra mí mis rebeliones al SEÑOR; y tú perdonarás la maldad de mi pecado. (Selah.)
Tú eres mi escondedero; de la angustia me guardarás; con clamores de libertad me rodearás. (Selah.)
Sea tu misericordia, oh SEÑOR, sobre nosotros, como te hemos esperado.
Mem Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño.
Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salud.
Todos mis huesos dirán: SEÑOR, ¿quién como tú, que libras al pobre del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?
Tú lo has visto, oh SEÑOR; no calles: Señor, de mí no te alejes.
Júzgame conforme a tu justicia, SEÑOR Dios mío; y no se alegren de mí.
Y mi lengua hablará de tu justicia; todo el día de tu loor.
SEÑOR, hasta los cielos es tu misericordia; tu verdad hasta las nubes.
Tu justicia como los montes de Dios, tus juicios abismo grande: Oh SEÑOR, al hombre y al animal conservas.
¡Cuán ilustre, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de Adán se abrigan en la sombra de tus alas.
Se embriagarán de la grosura de tu Casa; y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.
Extiende tu misericordia a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.
Pon asimismo tu delicia en el SEÑOR, y él te dará las peticiones de tu corazón.
Guímel Vuelve hacia el SEÑOR tu camino; y espera en él; y él hará.
Y exhibirá tu justicia como la luz, y tu rectitud como el mediodía.
Espera en el SEÑOR y guarda su camino, y El te exaltará para que poseas la tierra; cuando los impíos sean exterminados, tú lo verás.
SEÑOR, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.
Porque tus saetas descendieron en mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
No hay sanidad en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.
Porque a ti, oh SEÑOR, he esperado; tú responderás, SEÑOR Dios mío.
He aquí, tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es sólo un soplo. (Selah)
Enmudecí, no abrí mi boca; porque tú lo hiciste.
Quita de sobre mí tu plaga; de la guerra de tu mano soy consumido.
Aparta de mí tu mirada, para poder alegrarme, antes de que me vaya {de aquí}, y ya no exista.
Aumentado has tú, oh SEÑOR Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar, anunciar, ni hablar; no pueden ser narrados.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas.
He anunciado justicia en grande congregación; he aquí, no detuve mis labios, SEÑOR, tú lo sabes.
No encubrí tu justicia en medio de mi corazón; tu verdad y tu salvación he declarado; no negué tu misericordia y tu verdad en grande ayuntamiento.
Tú, SEÑOR, no detengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salvación: el SEÑOR sea ensalzado.
Cuando yo estoy pobre y menesteroso, el SEÑOR pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
El SEÑOR lo protegerá y lo mantendrá con vida, Y será bienaventurado sobre la tierra. Tú no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.
Mas tú, SEÑOR, ten misericordia de mí, y hazme levantar, y les daré el pago.
En cuanto a mí, me mantienes en mi integridad, y me afirmas en tu presencia para siempre.
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me decían todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
Es como muerte en mis huesos, cuando mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
Porque tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán al monte de tu santidad, y a tus tabernáculos.
Tú con tu mano echaste los gentiles, y los plantaste a ellos en su lugar; afligiste los pueblos, y los arrojaste.
Porque no heredaron la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.
Tú, oh Dios, eres mi rey: Manda saludes a Jacob.
Por medio de ti acornearemos a nuestros enemigos; en tu Nombre atropellaremos a nuestros adversarios.
Porque tú nos has guardado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían.
En Dios nos alabamos todo el tiempo, y para siempre loaremos tu Nombre. (Selah.)
Sin embargo, tú {nos} has rechazado y nos has confundido, y no sales con nuestros ejércitos.
Has vendido tu pueblo de balde, y sin precio.
Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti; y no hemos faltado a tu pacto.
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se han desviado nuestros pasos de tu senda;
Antes por tu causa nos matan cada día; somos tenidos como ovejas para el degolladero.
¿Por qué escondes tu rostro? ¿Olvidaste nuestra aflicción, y la opresión nuestra?
Levántate para ayudarnos, y redímenos por tu misericordia.
Cíñete tu espada sobre el muslo, oh valiente, con tu gloria y con tu hermosura.
Y con tu hermosura sé prosperado; cabalga sobre palabra de verdad, y de humildad, y de justicia; y tu diestra te enseñará cosas terribles.
Tu trono, oh Dios, eterno y para siempre; vara de justicia, la vara de tu reino.
Has amado la justicia y aborrecido la iniquidad; por tanto Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros.
Hijas de reyes entre tus ilustres; está la reina a tu diestra con corona de oro finísimo de Ofir.
Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
y deseará el Rey tu hermosura; e inclínate a él, porque él es tu Señor.
Y las hijas de Tiro con presente; aun los ricos del pueblo suplicarán tu favor.
Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones; por lo cual pueblos te alabarán eternamente y para siempre.
Con viento solano quiebras tú las naves de Tarsis.
Concebimos según tu misericordia, oh Dios, en medio de tu Templo.
Conforme a tu Nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra; de justicia está llena tu diestra.
Porque mientras viviere, será su vida bendita; y tú serás loado cuando fueres próspero.
Oye, pueblo mío, y hablaré; Israel, yo testificaré contra ti. Yo soy Dios, tu Dios.
No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos.
Y llámame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.
Pero al malo dijo Dios: ¿Qué parte tienes tú de declarar mis leyes, y que tomes mi pacto en tu boca?
¡Aborreciendo tú el castigo, y echando detrás de ti mis palabras!
Si veías al ladrón, tú corrías con él; y con los adúlteros era tu parte.
Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño.
Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia.
Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas por eso que de cierto sería yo como tú; yo te argüiré, y las pondré delante de tus ojos.
Ten misericordia de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tu compasión rae mis rebeliones.
Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y puro en tu juicio.
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo; y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
Esconde tu rostro de mis pecados, y rae todas mis maldades.
No me eches de delante de ti; y no quites de mí tu santo Espíritu.
Vuélveme el gozo de tu salud; y tu espíritu de libertad me sustentará.
Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; cantará mi lengua tu justicia.
Señor, abre mis labios; y publicará mi boca tu alabanza.
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