'Tú' en la Biblia
¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué ha humeado tu furor contra las ovejas de tu prado?
Acuérdate de tu congregación, que adquiriste de antiguo, cuando redimiste la vara de tu heredad; este monte de Sion, donde has habitado.
Tus adversarios han rugido en medio de tu lugar de reunión; han puesto sus estandartes por señales.
Han puesto a fuego tus santuarios, han ensuciado en la tierra el tabernáculo de tu Nombre.
¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu Nombre?
¿Por qué retraes tu mano, y tu diestra? ¿Por qué la escondes dentro de tu seno?
Tú hendiste el mar con tu fortaleza; quebrantaste las cabezas de los dragones en las aguas.
Tú magullaste las cabezas del leviatán; lo diste por comida al pueblo de los desiertos.
Tú abriste fuente y río; tú secaste ríos impetuosos.
Tuyo es el día, tuya también es la noche; tú aparejaste la lumbre y el sol.
Tú estableciste todos los términos de la tierra; el verano y el invierno tú los formaste.
Acuérdate de esto: que el enemigo ha dicho afrentas al SEÑOR, y que el pueblo loco ha blasfemado tu Nombre.
No entregues a las bestias el alma de tu tórtola; y no olvides para siempre la congregación de tus pobres.
No vuelva avergonzado el abatido; el pobre y el menesteroso alabarán tu Nombre.
Levántate, oh Dios, aboga tu causa; acuérdate de cómo el loco te injuria cada día.
Te alabaremos, oh Dios, alabaremos; que cercano está tu Nombre; cuenten tus maravillas.
Ilustre eres tú; y fuerte, más que los montes de caza.
Por tu reprensión, oh Dios de Jacob, el carro y el caballo fueron adormecidos.
Tú, terrible eres tú: ¿Y quién parará delante de ti, en comenzando tu ira?
Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza; tú reprimirás el resto de las iras.
Meditaré en toda tu obra, y reflexionaré en tus hechos.
Oh Dios, en santidad es tu camino: ¿Qué Dios grande como el Dios nuestro?
Tú eres el Dios que hace maravillas; tú hiciste notoria en los pueblos tu fortaleza.
Con tu brazo redimiste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. (Selah.)
La voz de tu trueno {estaba} en el torbellino, los relámpagos iluminaron al mundo, la tierra se estremeció y tembló.
En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas.
Condujiste a tu pueblo como ovejas, por mano de Moisés y de Aarón.
Oh Dios, vinieron los gentiles a tu heredad; contaminaron el templo de tu santidad; pusieron a Jerusalén en montones.
¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Has de estar airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?
Derrama tu ira sobre los gentiles que no te conocen, y sobre los reinos que no invocan tu Nombre.
No recuerdes contra nosotros las iniquidades de {nuestros} antepasados; venga pronto a nuestro encuentro tu compasión, porque estamos muy abatidos.
Ayúdanos, oh Dios, salud nuestra, por la honra de tu Nombre; y líbranos, y purga nuestros pecados por causa de tu Nombre.
Entre delante de ti el gemido de los presos; conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte.
Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre; por generación y generación cantaremos tus alabanzas.
Oh Pastor de Israel, escucha; tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece.
Despierta tu valentía delante de Efraín, y de Benjamín, y de Manasés, y ven a salvarnos.
Oh Dios, haznos tornar; y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
SEÑOR, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo humearás tú contra la oración de tu pueblo?
Oh Dios de los ejércitos, haznos tornar; y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Tú removiste una vid de Egipto; expulsaste las naciones y la plantaste.
y la viña que tu diestra plantó, y sobre el renuevo que corroboraste para ti.
Quemada a fuego está, y talada; perezcan por la reprensión de tu rostro.
Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre que corroboraste para ti.
Así no nos volveremos de ti; nos darás vida, e invocaremos tu Nombre.
Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, haznos tornar; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Oye, pueblo mío, y te amonestaré. ¿Oh Israel, si tú me oyeras!
Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré.
Levántate, oh Dios, juzga la tierra; porque tú heredarás todos los gentiles.
Sobre tu pueblo han consultado con prudencia, y han entrado en consejo contra tus escondidos.
Persíguelos así con tu tempestad, y asombralos con tu torbellino.
Llena sus rostros de vergüenza; y busquen tu Nombre, oh SEÑOR.
Y conozcan que tu nombre es el SEÑOR; tú solo Altísimo sobre toda la tierra.
Dichosos los que habitan en tu Casa; perpetuamente te alabarán (Selah.)
Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu Ungido.
Fuiste propicio a tu tierra, oh SEÑOR; volviste la cautividad de Jacob.
Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; cubriste todos los pecados de ellos. (Selah.)
Quitaste toda tu saña; te volviste de la ira de tu furor.
Vuélvenos, oh Dios, salud nuestra, y haz cesar tu ira de sobre nosotros.
¿Estarás enojado contra nosotros para siempre? ¿Extenderás tu ira de generación en generación?
¿No volverás tú a darnos vida, y tu pueblo se alegrará en ti?
Muéstranos, oh SEÑOR, tu misericordia, y danos tu salud.
Inclina, oh SEÑOR, tu oído, y óyeme; porque estoy pobre y menesteroso.
Guarda mi alma, porque soy misericordioso; salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía.
Alegra el alma de tu siervo; porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.
Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
En el día de mi angustia te llamaré; porque tú me respondes.
Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni hay otro que haga tus obras.
Todos los gentiles que hiciste vendrán y se humillarán delante de ti, Señor; y glorificarán tu Nombre.
Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; tú solo eres Dios.
Enséñame, oh SEÑOR, tu camino; caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre.
Te alabaré, oh SEÑOR Dios mío, con todo mi corazón; y glorificaré tu Nombre para siempre.
Porque tu misericordia es grande sobre mí; y has librado mi alma de lo profundo del Seol.
Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad;
mira en mí, y ten misericordia de mí; da fortaleza tuya a tu siervo, y guarda al hijo de tu sierva.
Haz conmigo señal para bien, y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados; porque tú, SEÑOR, me ayudaste, y me consolaste.
Entre mi oración en tu presencia; inclina tu oído a mi clamor.
librado entre los muertos. Como los muertos que duermen en el sepulcro, que no te acuerdas más de ellos, y que son cortados de tu mano.
Sobre mí se ha acostado tu ira, y me has afligido con todas tus ondas. (Selah.)
¿Harás tú milagro a los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? (Selah.)
¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, o tu verdad en el infierno?
¿Será conocida en las tinieblas tu maravilla, y tu justicia en la tierra del olvido?
Mas yo a ti he clamado, oh Jehová; y de mañana mi oración sale a tu encuentro.
¿Por qué, oh SEÑOR, desechas mi alma? ¿Por qué escondes tu rostro de mí?
Sobre mí ha pasado tu ardiente ira; tus terrores me han destruido.
Las misericordias del SEÑOR cantaré perpetuamente; de generación en generación haré notoria tu verdad con mi boca.
Porque dije: Para siempre será edificada misericordia en los cielos; en ellos afirmarás tu verdad.
Para siempre confirmaré tu simiente, y edificaré tu trono por todas las generaciones. (Selah.)
Y celebrarán los cielos tu maravilla, oh SEÑOR; tu verdad también en la congregación de los santos.
Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Fuerte-JAH, Rodeado de tu verdad.
Tú dominas sobre la soberbia del mar; cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas.
Tú quebrantaste a Egipto como a un muerto; con el brazo de tu fortaleza esparciste a tus enemigos.
Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; el mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
Al aquilón y al austro tú los creaste; el Tabor y el Hermón en tu Nombre cantarán.
Tuyo es el brazo con valentía; fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra.
Justicia y juicio son la morada de tu trono; misericordia y verdad van delante de tu rostro.
Dichoso el pueblo que sabe jubilar; andarán, oh SEÑOR, a la luz de tu rostro.
En tu Nombre se alegrarán cada día; y en tu justicia se ensalzarán.
Porque tú eres la gloria de su fortaleza; y por tu buena voluntad ensalzarás nuestro cuerno.
Entonces hablaste en visión a tu santo, y dijiste: Yo he puesto el socorro sobre uno que es valiente; he ensalzado un escogido de mi pueblo.
El me llamará: Mi padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi salud.
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